Por: Equipo Editorial
Con motivo de la celebración ayer del Día Internacional de la Mujer, hoy aprovechamos la ocasión para recordar que en el Islam, las mujeres no tienen por qué contentarse de tener para ellas uno de los trescientos sesenta y cinco días que tiene el año, ya que Allah les ha elevado ante Él al igual que a los hombres, y les ha prometido la misma recompensa. Pues Allah Dice en su Libro:
Es verdad que a los musulmanes y a las musulmanas, a los creyentes y a las creyentes, a los obedientes y a las obedientes, a los veraces y a las veraces, a los pacientes y a las pacientes, a los humildes y a las humildes, a los que dan con sinceridad y a las que dan con sinceridad, a los que ayunan y a las que ayunan, a los que guardan sus partes íntimas y a las que las guardan y a los que recuerdan mucho a Allah y a las que recuerdan; Allah les ha preparado un perdón y una enorme recompensa. (Al-Ahzaab;35 )
Así, el Islam pone al mismo nivel a las mujeres y a los hombres, y pesar de la mala imagen que se da del Islam a través de los medios de comunicación, son cada vez más las mujeres, aquí en Europa, que encuentran su plenitud como mujer en el Islam.
De hecho, es una realidad que la mayoría de la personas que aceptan el Islam en Europa cada año son mujeres. Allah les guía a través de diferentes caminos, pero podemos identificar tres maneras por las cuales dejan su estado de jahiliyya y entran en el Din del Islam.
Dar sentido a su vida
La sociedad moderna puede ser muy desmoralizante para el ser humano en general, y para la mujer en particular. La dictadura de lo exterior, de las apariencias, es una presión tremenda sobre la mujer. En oposición con la proclamada filosofía de libertad y emancipación, el día está lleno de imposiciones sobre como la mujer debe de ser. En los anuncios y las revistas, la mujer debe ser delgada y guapa, debe comprar según la última moda, y ser feliz en cada momento. En su vida, debe trabajar y luchar para conseguir ‘la igualdad’ con los hombres, teniendo en muchos casos que renunciar a su papel de madre para tener éxito como trabajadora.
Tantas órdenes, pero sin ninguna profundidad. Esta carrera al éxito aparente deja un vacío interior inmenso, situado en el corazón, que empuja a muchas a buscar algo con que llenar este vacío. A las que Allah guía, se abre el camino al Islam, y al practicar el Din, pueden sentir su corazón vivir, y encontrar la paz y la serenidad. Tal como dice Allah en su Libro:
Y dicen los que no creen: ¿Por qué no se le desciende un signo de su Señor? Di: Es cierto que Allah extravía a quien quiere y guía hacia Él a quien a Él se vuelve.
Los que creen y tranquilizan sus corazones por medio del recuerdo de Allah. ¿Pues no es acaso con el recuerdo de Allah con lo que se tranquilizan los corazones? (Ar-Ra’d; 27-28)
Tener una comunidad
El Islam no solo es el camino para alimentar al corazón, sino que también da a quien lo toma acceso a una comunidad de más de 1.000 millones de musulmanes por el mundo. Una comunidad a la que una puede acudir cuando y donde sea. En una sociedad dentro de la cual el ser humano, ya sea hombre o mujer, se ve cada vez más aislado, entrar dentro de la comunidad de los musulmanes es también otro regalo inmenso que recibe al entrar en el Islam. Muchas de las mujeres que se han hecho musulmanas en Europa indican que juntarse con su hermanas en el Islam, especialmente para los Jumuah y durante el mes de Ramadán, es una fuente de alegría y fraternidad que les faltaba antes. Es más, el caso de poder confiar en, y sentirse cerca de otras mujeres con quien no comparten nada a priori, si no fuese por el Islam, es visto como una de las misericordias de su nueva vida.
Cada día son más numerosas las asociaciones de mujeres musulmanas, ya sea para educarse en el Islam, o aprender árabe, o bien para desarrollar negocios juntas o visitar a enfermos, etc.
El ejemplo de los musulmanes en su alrededor.
Por último, debemos de mencionar que muchas nuevas musulmanas dicen haber llegado al Islam gracias al buen comportamiento y las buenas acciones que has visto en musulmanes de su alrededor. Compañeros en el colegio, vecinos, voluntarios en ONG, o simplemente amigos. Los musulmanes siguiendo el ejemplo de nuestro Profeta, Sallalahu ‘aleyhi wa sallam, somos todos escaparates andantes de nuestro Din, y por lo tanto nuestra manera de interaccionar con los no musulmanes en nuestro entorno es fundamental.