Por: Redacción
La fuerza del amor hacia el Profeta, que la paz sea con él, está relacionada con la fortaleza del Imán (creencia) del musulmán. Cuando su Imán crece, su amor por el Profeta, la paz sea con él, crece igualmente. Amar al Profeta es un acto de obediencia a Allah y un medio de acercarse a Él. Amar al Profeta, la paz sea con él, es una de las obligaciones dentro del Islam.
Se ha narrado que Anas dijo: El Profeta (s.a.s.) dijo:
“Ninguno de vosotros cree realmente hasta que yo le soy más querido que su padre, su hijo y que todo el mundo.” (Transmitido por Al-Bujari y Muslim)
El Shayj Ahmad Kutty, profesor del Islamic Institute de Toronto, Ontario, Canadá, dice:
“Nuestro amor hacia el Profeta (s.a.s.) aumenta si leemos su Sira (biografía) y estudiamos con diligencia los ejemplos que jalonan su vida a través de la Sunna. Tales estudios han motivado a miles de sabios a través de los siglos a dedicar toda su vida a estudiarla y a trasmitirla. Las librerías están llenas de estos libros.
Para incrementar el amor hacia el Profet, la paz sea con él, pensemos lo siguiente:
Pensad en este humilde siervo de Allah que nunca se cansó de recordarse a sí mismo que él era tan solo un humilde siervo de Allah. Él dijo, “Soy un siervo de Allah; me alimento como un siervo, me siento como un siervo y camino como un siervo.”
Pensad en la nobleza de su conducta y en su compasión para con los más vulnerables, las mujeres, los niños y los animales. Sabemos que lloraba por la muerte de un niño, y que sentía compasión ante el dolor de un niño que perdió a su ruiseñor.
Pensad en sus cualidades como un jefe que nunca encontraba faltas en los demás. El joven que le prestó servicio a lo largo de 10 años dijo, “Serví al Mensajero de Allah durante 10 años, y ni una sola vez me censuró por algo que hubiera hecho mal o por cualquier falta que hubiera cometido”.
Por su excelente moral y conducta, se ganó el amor de todos aquellos que le rodearon, hombres y mujeres, jóvenes y viejos. Incluso sus enemigos reconocieron que nunca habían visto tales expresiones de amor manifestadas a ningún líder temporal o espiritual antes de él.
Su falta de egoísmo y su altruismo hicieron que sus más enconados enemigos se tornaran en ardientes admiradores dispuestos a entregar sus vidas por él y por su misión. Recordad a ‘Umar, Safwan, ‘Ikrimah, Jalid y muchos otros que una vez fueron sus más fieros adversarios.
El Profeta, la paz sea con él, nació como huérfano y murió como huérfano. En otras palabras, su estilo de vida nunca cambió. Le dijo a una persona que sentía miedo ante su poder, “¡No hay razón alguna para que me temas! No soy un rey, sino el hijo de una anciana de la tribu de Quraysh que solía alimentarse para sobrevivir de carne desecada!”
Se opuso siempre con energía a toda forma de adulación y de adoración de su persona hasta el punto de que prohibió a su gente que se pusiera de pie en señal de reverencia hacia él. Poco antes de su muerte, una de sus más severas advertencias dirigidas a sus seguidores fue, “¡No me veneréis tal y como los cristianos veneraron a Jesús, el hijo de María. Yo tan solo soy un siervo de Allah y Su Mensajero!”
Que Allah derrame sus mejores bendiciones sobre Su siervo y Mensajero Muhammad, sobre su familia y compañeros; y que Allah nos ponga a todos bajo su estandarte en el Día de la Resurrección. Amin.
Fuente: IslamOnline Traducido y editado por NewMuslim.net