Tanto el Corán como la Sunnah enfatizan la importancia del tiempo en la vida del musulmán. En el principio de muchas suras del Corán, vemos que Al-lah Jura por el tiempo o momentos en el tiempo; por ejemplo, Al-lah Dice (lo que se interpreta en español):
Juro por la aurora, por las diez noches. [Sura de la Aurora, 89:1-2].
Juro por la noche cuando cubre [con su oscuridad]. [Sura de la Noche, 92:1].
Juro por la mañana. [Sura de la Claridad de la Mañana, 93:1].
Juro por el transcurso del tiempo. [Sura del Tiempo, 103:1].
Cuando Al-lah Jura por algo de Su creación, dirige nuestra atención hacia el beneficio que en él hay. El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, enfatizó el valor del tiempo en muchas de sus enseñanzas. Por ejemplo, Mu‘adh ibn Yabal, que Al-lah esté complacido con él, relató que le Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “El siervo no seguirá adelante el Día del Juicio Final hasta que sea preguntado por cuatro cosas: acerca de su edad y cómo gastó su tiempo, acerca de su juventud y cómo la usó, acerca de su riqueza y cómo la adquirió y gastó, y acerca de su conocimiento y qué hizo con él”.
La juventud es considerada la etapa cumbre de la vida humana, porque la gente joven tiene la capacidad y energía de realizar muchas buenas acciones; pero cuando nos hacemos viejos, ya no se puede hacer mucho. Estas son las etapas del desarrollo como se mencionan en el Corán; por ejemplo, en la Surah ‘Los Bizantinos’ Al-lah Dice: Al-lah Es Quien os Crea débiles, luego os Fortalece y finalmente os Debilita nuevamente envejeciéndoos. [Sura de los Romanos, 30:54].
Si no usamos nuestro tiempo efectivamente para algo bueno, entonces definitivamente lo usaremos para algo malo, lo cual destruirá nuestra recompensa y nuestra vida. Por ejemplo, si usted no hace Dhikr (mencionar a Al-lah y alabarlo), entonces estará diciendo algo más, quizás estará hablando mal de alguien o quizás hablando de sus hijos, de su trabajo, sus vecinos, sus amigos o sus enemigos. Lo importante debe ser usar el tiempo para algo bueno, hacer buenas obras y decir cosas buenas.
Intentemos hacer una breve revisión al final de cada día acerca de lo que hicimos durante ese día. Pregúntese a sí mismo: ¿Qué hice hoy? ¿Qué hice de malo hoy? Reflexione acerca de las cosas malas que hizo o dijo, y tome la determinación sincera de no volver a repetir esa clase de cosas. Respecto a las cosas buenas, tome la determinación de hacerlas de nuevo, hacerlas más a menudo y de una mejor manera.
Nuestras vidas serán juzgadas de acuerdo a lo que hicimos, no de acuerdo a cuántos años vivimos. Sabemos que la vida es muy corta y que al final viene la muerte. No sabemos cuándo vamos a morir, por eso debemos asegurarnos de hacer muchas buenas obras, antes de que pasemos a la otra vida y ya no podamos regresar y arrepentirnos por las cosas malas que hicimos, o hacer más buenas acciones. El tiempo pasa muy rápido, tal y como Al-lah Dice:
El día que suceda, les parecerá haber permanecido [en la vida mundanal] sólo una tarde o una mañana [Sura de los que Arrancan, 79:46].
El día que les congregue, les parecerá no haber permanecido [en el mundo] más que una hora [Sura de Yunus 10:45].
El tiempo es muy precioso, y si pasa ya no regresa. Si el día de ayer pasó sin haber realizado ninguna buena obra, entonces ese día se perdió sin haber obtenido de él ningún beneficio. Por ejemplo, si usted tuviera que viajar de una ciudad a otra, y el avión en el que se suponía que viajaría partió antes de que usted llegara al aeropuerto, ¿pensaría usted que ese avión va a regresar a recogerlo? O si fuera a viajar en tren y lo pierde, ¿pensaría que el tren va a regresar a recogerlo?
Cuando le llegue el tiempo de morir a una persona, desea tener un poco más de tiempo para hacer buenas acciones, como Al-lah Dice:
Ellos clamarán allí: ¡Señor nuestro! Sácanos [del tormento] para que obremos rectamente, y no como lo hicimos. Pero ¿acaso no os hicimos vivir largamente, donde podrías haberlo hecho, y el Mensajero se os presentó [y lo negasteis]í Sufrid pues, el castigo. No habrá defensor para los inicuos. [Sura al-Fatir, 35:37].
Decimos que estamos muy ocupados con nuestro trabajo y nuestros hijos, pero Al-lah nos advierte acerca de esto diciendo:
¡Oh, creyentes! Que vuestros bienes y vuestros hijos no os distraigan del recuerdo de Al-lah. Y sabed que quienes ésta sea su situación serán los perdedores. Y dad en caridad parte de lo que os hemos proveído antes de que la muerte sobrevenga a alguno de vosotros, y entonces diga: ¡Oh, Señor mío! Concédeme un poco más de tiempo para poder hacer caridades y así contarme entre los justos. Pero Al-lah no Concederá otro plazo a ningún alma cuando le llegue su término prefijado, y Al-lah Está bien informado de cuánto hacéis [Sura de los hipócritas, 63:9-11].
Muchas personas antes que nosotros usaron su tiempo efectivamente realizando buenas obras, enseñando, haciendo algo para el beneficio de los musulmanes, sus familias y sus parientes, o aconsejando a otros el bien, o llamando a otros a volverse a Al-lah y al Islam, etc. Ellos consideraron cada día que pasó sin haberlo usado efectivamente por la causa de Al-lah, como haber negado Sus favores (de Al-lah).
Hoy en día, tenemos aquellos que “matan el tiempo”. Esta gente se reúne para hablar de cosas que no están relacionadas con el Islam ni con los asuntos de los musulmanes, juegan o hablan de otros. Esta gente no está matando el tiempo, sino que está cometiendo un suicidio lento, porque está matando su propio tiempo, y éste (su tiempo) es su vida. Por lo tanto se está matando lentamente y después que muera, ¿qué buenas acciones habrá hecho?
El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “Existen dos favores de entre las dádivas de Al-lah, y en ellos mucha gente se engaña: la salud y el tiempo libre”.
La gente subestima el valor de estos dos favores, y por eso ellos se engañan. Es como si una persona que tiene una casa que quiere vender; alguien viene y le ofrece 50.000 dólares. Él no está seguro de si éste es su valor, entonces duda. Finalmente, acepta ese precio y la vende. Más tarde él descubre que su casa valía un millón de dólares. Imagine cuán engañado se siente; imagine cómo se siente al pensar que sabiendo esto de antemano, habría podido obtener más por su casa.
Es lo mismo con nuestro tiempo. Subestimamos su gran valor, y luego, cuando se va, sentimos que hemos sido engañados porque no conseguimos todo lo que pudimos haber conseguido. Pero, así como aquél que vendió su casa por debajo de su valor ya no puede recuperarla y venderla por su valor real, nosotros ya no podemos volver atrás y hacer más con el tiempo que ya se ha ido. Al final de nuestras vidas, no podremos regresar y vivir la vida una vez más, y no tendremos más tiempo para hacer buenas obras, para tratar de hacer algo con el tiempo que desperdiciamos.
Por eso debemos organizar nuestro tiempo sabiamente, siendo muy cuidadosos respecto al uso que le damos. Debemos tratar el tiempo que tenemos para hacer buenas obras, como un recurso precioso, cuidando de no desperdiciarlo o malgastarlo.
Fuente: http://www.islamweb.net/esp/?page=articles&id=144683