Beneficios espirituales del Hayy (5): Mina y ‘Arafa

Beneficios espirituales del Hayy (5): Mina y 'Arafa

Beneficios espirituales del Hayy (5): Mina y ‘Arafa

Autor: Shayj Abdalhaqq Bewley

El paso siguiente después del sa’y  en el Hayy es ir a Mina, lugar en el que es posible que la realidad de la umma del Islam sea más claramente discernible. Como la gente tiende a acampar según la zona geográfica de la que procede, en Mina pueden verse todas las razas y naciones del Islam conservando, en mayor o menor medida, las peculiaridades étnicas y nacionales que conviven en un área reducida en una estrecha yuxtaposición. Durante unos pocos y preciados días, comunidades que viven separadas miles de kilómetros se encuentras siendo vecinas en la atmósfera afable del Hayy; y entonces, esa hermandad en el Islam, que es tan difícil de encontrar en el mundo artificialmente dividido de hoy en día, encuentra su expresión más cálida y genuina cuando esos musulmanes de todas la partes del planeta se reúnen y disfrutan del placer de la mutua compañía. Lo que también se pone de manifiesto, es lo mucho que los musulmanes hemos perdido con la perdida de la Jilafa y lo mucho que podemos ganar si se vuelve a producir la reunificación política de la Umma bajo un solo Jalifa.

El Profeta, a quien Allah bendiga y conceda paz, dijo: “El Hayy es ‘Arafa” (Ahmad, Abu Dawud, at-Tirmidhi, Ibn Mayah, an-Nasa’i). Es evidente pues, que la gran reunión de los hayyis en la llanura de ‘Arafa es el rito central del Hayy. Y no hay duda de que, de manera casi explicita, augura la Reunión Final del Último Día a la que asistiremos todos los seres humanos. En ‘Arafa es donde el estado de ihram alcanza mayor relieve. Las vidas de todos los presentes se han reducido a lo mínimamente esencial. Todas las distinciones has sido eliminadas. Riqueza y pobreza, diferencias de clase, las cosas que sueles apartar a unas personas de otras en las vidas de este mundo… todo ha sido puesto a un lado y lo único que queda es la mera realidad de la común humanidad. Todo lo que tienen son sus acciones, lo que han hecho consigo mismos hasta ese momento y lo que ha llegado a ser gracias a sus acciones. Nada más ni nada menos que lo que son en realidad. Es una oportunidad de oro para hacer una evaluación. Todos están en pie, desnudos como si dijésemos, ante su Señor, y sin ninguna de las distracciones ni comodidades normales; cara a cara frente a Allah, sin nada que se interponga excepto el velo de su propia existencia.

Lo único que se puede hacer en ‘Arafa es volverse hacia a Allah con la sinceridad más absoluta, suplicando, haciendo que el Din sea Suyo, confiando en Su perdón, esperando Su misericordia y anhelando la visión de Su Noble Rostro; y en la tierra no hay otro tiempo no otro lugar en el que las oraciones y las súplicas de la gente puedan ser aceptadas. Yabir transmitió que el Mensajero de Allah, a quien Allah bendiga y conceda paz, dijo:

“Cuando llega el día de ‘Arafa, Allah desciende al cielo más bajo y alaba a la gente ante los ángeles diciendo: ‘Fijaos en Mis esclavos que han venido a Mí desaliñados, polvorientos y suplicando en vos alta desde los valles más profundos. Os pongo por testigos de que Yo le he perdonado’. Y entonces los ángeles objetan diciendo: ‘Pero Señor mío, ese hombre ha hecho esto y lo otro, y aquella mujer también…’. Y Allah que es Grande y Glorioso, contesta: ‘Yo los he perdonado’”. (Ibn Abi’d-Dunya, al Bazzar, Ibn Juzayma, ‘Abd ar-Razzaq, Sa’id ibn Mansur, Ibn ‘Asakir).

Fuente: Libro ‘Islam: creencias y prácticas básicas

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