¿Cómo cuido de mi alma?

Por: Mokhtar Maghraoui

Nuestra naturaleza esencial como seres humano es espiritual, y si esto es así, te habrás preguntado alguna vez ¿cómo cuido de mi alma? En este artículo, Shaij Mokhtar nos da las calves para que cuidemos de nuestras almas y así realizar nuestro potencial humano. Esta es la primera parte, para leer la segunda, haz click aquí. 

Allah, subhanahu wa ta’ala, quien nos creó y conoce nuestra naturaleza mejor que nosotros, desea que conozcamos y comprendamos nuestra naturaleza. Y Él desea para nosotros una condición en la que cambiemos constantemente.

El Islam, de hecho, no se trata de “ser”; sino de “convertirse”. Por eso está bien establecido en nuestro Din que si mi momento-ahora es el mismo que mi momento-anterior, o si mi hoy es el mismo que mi ayer, entonces hay algo que me estoy perdiendo. Esta enseñanza se atribuye incluso a algunos textos a Rasulullah ﷺ.

Nuestro valor humano está basado en nuestra realidad espiritual

Allah, subhanahu wa ta’ala, en el Corán, y de muchas maneras, identifica nuestra naturaleza para nosotros cuando Él, subhanahu wa ta’ala, nos cuenta sobre la génesis humana temprana y cómo creó originalmente al ser humano dice:

Y cuando tu Señor dijo a los ángeles: Voy a crear a un ser humano a partir de barro seco procedente de barro negro moldeable. Y cuando lo haya completado y le haya insuflado parte de Mi espíritu, caeréis postrados ante él. [Surat al-Hijr, 15: 28-29]

Esto no enseña, básicamente, acerca de cómo Allah, subhanahu wa ta’ala, creó al ser humano. Lo entendemos como un proceso desde nuestra dimensión, pero realmente Allah, subhanahu wa ta’ala, no necesita un proceso; no está sujeto al tiempo ni a la causalidad. Creó al ser humano a partir de arcilla seca y pegajosa cuyo origen es el lodo apestoso. Esa es nuestra realidad física, material. Solo cuando Allah dice “y le haya insuflado pare de Mi espíritu (ruḥ)”, ordena a los ángeles que se postran. Solo después de que ese ruḥ sea insuflado en ese cuerpo material, Él ordena esto. Entendemos esto sin ningún tipo de imaginación (keif) acerca de cómo insufló parte de Su Espíritu, ya que está más allá de nuestra comprensión.

Solo cuando se insufló el ruḥ el ser humano se convirtió en algo distinguido, por la gracia de Allah, subhanahu wa ta’ala, e Hizo que los ángeles se postraran. ¡Ángeles, cuyo origen es nūr (luz)! Por lo tanto, el valor del ser humano no se debe a su realidad física u origen material, ni, por lo tanto, a las actividades materiales. Sino que el valor de un ser humano, como lo indican este ayah y muchos otros, se basa en su dimensión ruḥani (espiritual). Eso es lo que nos hace especialmente humanos y dignos de que los ángeles se postren.

Como ser humano, estoy obligado por dichos textos y otros textos más explícitos, a mirar todo de mi vida (material, intelectual, psicológico, etc.) bajo el foco de mi realidad espiritual. Toda mi experiencia de la vida: experiencia material, experiencia intelectual, experiencia psicológica y emocional, debo entenderlas y vivirlas dentro de mi realidad espiritual, porque eso es lo que me identifica como un ser humano espiritual.

Vigila tu corazón

Esta naturaleza/dimensión espiritual que Allah enfatiza: ¿cómo puedo cuidarla? ¿Cómo me preocupo por esto? Primero diría, del Corán y la Sunnah, que debemos observar, tener en cuenta y controlar los estados de ánimo internos, los cambios, la agitación, las emociones, los impulsos y las condiciones dentro de mí. Yo los vigilo. Constantemente. Murāqabatu khawāṭir qalbi [observando las voces/movimientos de mi corazón].

Y esto necesita esfuerzo. Y trabajo. Trabajo. Y más trabajo. De modo que, simplemente, como dijeron bellamente los maestros anteriores (que Allah esté complacido con todos ellos),

Allah no debe, no debe encontrarme donde me prohibió estar, y no debe extrañarme donde me ordenó estar.

Esto generalmente se menciona en el contexto de la conducta y comportamiento externo. Pero ahora estoy enfatizando la realidad espiritual y la dimensión interna: que dentro de mí y de ti, debemos monitorear estas condiciones. Para que nuestros sentimientos, emociones, impulsos, prioridades, deseos, esperanzas, amores, odios, condiciones internas sean tales que no estemos en un estado (estado/condición) que Allah no ama. Constantemente debo esforzarme por hacer eso.

Mi dimensión interna (ser el “espíritu-yo”) significa que dentro de mí no debo entretener ni permitir sentimientos o emociones que sean inconsistentes con lo que Él ama. El odio fuera de lugar. La ira fuera de lugar. La arrogancia, engaño, ostentación, fuera de lugar. El engreimiento, la falta de satisfacción. El amor por el liderazgo. Envidia violenta. Y demás… Dentro de nosotros

Menciono esta idea y digo esto: no lo enfatizamos en absoluto. Podríamos tener un alto índice de inteligenciam pero tenemos un “S.Q.” muy bajo. Podríamos tener un I.Q. muy alto. y saber cómo resolver problemas matemáticos, de ingeniería y prácticos. Podríamos saber cómo resolver los problemas políticos y ser brillantes activistas políticos; todo eso representa un alto índice de inteligencia, pero podríamos estar al mismo tiempo muy bajos en nuestro S.Q. Todavía no han identificado ni inventado el S.Q, es solo nuestro argumento de plausibilidad. Significa “cociente espiritual”, al que hemos renunciado.

Cuando se le preguntó a Rasulullah ﷺ, “¿Qué es el Islam?”, Primero respondió:

“Entregar amorosamente tu corazón (qalb) a Allah el Altísimo”.

Rasulullah ﷺ también dijo, solo para enfatizar que debemos monitorear lo que somos internamente todo el tiempo y constantemente a través de un enfoque gradual, evolutivo y de desarrollo:

“Debes saber que el imān y el shuḥ (avaricia interna que puede o no expresarse como bukhl (avaricia externa)) nunca se juntan en el corazón de un sirviente de Allah ta’ala” [Nasa’i, Ḥakam].

Esta es una condición del corazón.

Él también dijo en parte de un Hadiz más largo:

“Imān y ḥasad (envidia violenta interna que suscita ira, mal genio e inquietud) no existen al mismo tiempo en el corazón de un sirviente de Allah, ‘azza wa jall “.

Sé de los pocos que protegen su lengua

Creo que el primer parámetro esencial es esforzarse constantemente por controlar lo que somos internamente. Algo que nos ayudará a hacer esto es proteger nuestra lengua. Por lo tanto los segundo es proteger y controlar la lengua. La mayoría de nosotros no controlamos ni guardamos nuestras lenguas; tanto los eruditos y como los menos eruditos entre nosotros. Le pedimos a Allah su perdón y contentamiento. Rasulullah ﷺ le dijo a Mu’adh (que Allah esté complacido con él):

“¿Qué más, aparte de lo que cosechan las lenguas de las personas los arrastra sobre sus fosas nasales al fuego del Infierno?”

Las lenguas contribuyen a empeorar el corazón en sus dolencias. Como Rasulullah ﷺ dijo en un hadiz considerado auténtico por muchos de los eruditos,

“Cuidado con hablar mucho sin dhikr de Allah, azza wa jall, puesto que hablar mucho sin dhikr de Allah endurece el corazón. Y la persona más remota de Allah es una persona con un corazón duro”.

Vigilemos nuestras lenguas. Y pocos de nosotros, pocos de nosotros, pocos de nosotros, somos los que hacemos esto. Hablar se ha convertido en algo muy moderno y muy buscado. Tenemos programas de televisión donde se pagan cientos de miles y millones solo para hablar. Y hemos tomado prestada esta característica; no es necesario.

La modernidad tiene muchas cosas hermosas. Pero no todo, solo porque es moderno y nuevo, lo aceptamos. Hay constantes morales. Y hay variables.

Este artículo continua en la segunda parte.


Fuente: Iman Wire / Traducido y editado por newmuslim.net

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