Por: Equipo Editorial
Ramadán: una oportunidad de cambio
Ayunar en Ramadán significa abstenerse de comida, líquidos y relaciones sexuales desde el amanecer hasta el atardecer, al igual que requiere ayudar a otros, hacer buenas obras, y concentrarnos en la oración. Un comportamiento adecuado y responsable durante Ramadán es crucial para que el ayuno sea correcto y sea aceptado, Insha Allah.
De hecho, Ramadán nos ofrece una oportunidad real de inculcar un cambio positivo en nuestra actitud hacia el tema medioambiental. Sin duda, adoptar un estilo de vida respetuoso con el medio ambiente en general, y durante Ramadán en especial, no es solo una responsabilidad social, sino un deber, ya que la existencia y bienestar del ser humano depende mucho del estado del medio ambiente.
En Islam, la relación del hombre con la Tierra, es vista como si el ser humano fuese un guardián responsable de mejorar la calidad de vida y de asegurarse de que el medio ambiente sea sano, por lo que es necesario que el ser humano trabaje para la conservación de la Tierra, asegurando la sostenibilidad de los recursos naturales para las futuras generaciones.
“Y cuando tu Señor dijo a los ángeles: Voy a poner en la tierra a un representante Mío”. (Al-Baqarah, 2:30)
Recientemente, en la ciencia medioambiental, el concepto de “huella ecológica” se utiliza con frecuencia como una metáfora para describir el área de tierra o agua ecológicamente productivos e idealmente también el volumen de aire, necesarios para generar recursos y además para asimilar los residuos producidos por cada población determinada de acuerdo a su modo de vida, de forma indefinida.
Huella ecológica y Islam
La huella ecológica se usa como un indicador de la sostenibilidad del medio ambiente. Puede ser utilizada para medir y gestionar el uso de recursos a través de la economía. Es comúnmente usada para estudiar la sostenibilidad del modo de vida de un individuo, bienes, servicios, organizaciones, industrias, regiones y naciones.
La idea de la huella ecológica ya se encontraba en las raíces de la cultura y valores islámicos, y hay muchos versículos del Corán y la Sunnah que instan a los musulmanes a que reduzcan su huella ecológica, y vivan en la Tierra de una forma más liviana. El Corán describe a los creyentes como:
“aquellos que caminan por la tierra humildemente”. (Al-Furqan, 25:63)
El ejemplo del Profeta
Cuando se preguntó acerca de cómo el Profeta, la paz sea con él, vivía en su casa, su esposa, Aisha respondió que solía coser su ropa, reparar sus zapatos y realizar todas las tareas que los hombres hacen en sus casas. Esto era para mostrar a los musulmanes que los trabajos domésticos no eran degradantes para el Mensajero de Allah, la paz sea con él. Reusar y reparar cosas en vez de siempre comprar cosas nuevas no es un signo de pobreza, son un signo de poder. Al realizar los trabajos domésticos, el Profeta, la paz sea con él, nos transmitía que podemos vivir con menos “cosas”, tenemos que ser conscientes de lo que consumimos, y saber que no necesitamos más.
El hecho de utilizar cosas, comer, desplazarnos significa que todos dejaremos una huella ecológica. Tu huella ecológica, en pocas palabras, está relacionado con tu consumo y con la cantidad total de contaminación y emisiones que produces en la vida usando energía, especialmente combustible fósil, a través de transportes, el uso de la electricidad, consumo de ciertas comidas, ropa, fertilizantes químicos etc.
Debemos, como musulmanes, aprovechar la oportunidad del mes de Ramadán como un momento para reducir, por ejemplo, la huella ecológica del carbón; reciclando, usando el transporte público, o la bicicleta, reduciendo nuestro consumo de agua y electricidad y apostar por las energías renovables.
Reflexionar acerca de nuestro modelo de vida
Además, debemos reflexionar acerca de nuestro modelo de vida con respecto a lo que actualmente consumimos. En otras palabras, nuestro consumo ha de ser “verde” y eso significa hacer cosas que protejan al medio ambiente y que tengan en consideración la capacidad de carga y la huella ecológica. Y esto, significará que los recursos naturales podrán abastecer a esta generación y a las futuras.
Debemos ir más allá del ayuno y reflexionar sobre la responsabilidad de los seres humanos con respecto a la Tierra. El mes de Ramadán es una oportunidad de oro para considerar reducir nuestra huella ecológica realizando obras que sean no contaminantes y que por lo tanto no dañen los recursos naturales. Reducir nuestra huella significaría simplemente conseguir un desarrollo sostenible y asegurar una mejor calidad de vida para las futuras generaciones.
Aprovechemos la oportunidad que Ramadán nos brinda para adoptar un comportamiento ejemplar que reduzca nuestra huella en el medio ambiente, y pedir a Allah que podamos seguir manteniendo esta actitud durante todo el año.