La presencia del corazón en la oración a través del Dhikr

Por: Redacción

Una de las mayores características que desarrollar en nuestra adoración a Dios y en nuestro viaje hacia Él, es hudur al-qalb la “presencia de corazón”. Dice un hadiz:

Pide a Dios [en un estado en el cual] estás seguro de que serás respondido, y ten en cuenta que Dios no responde a una súplica de un corazón descuidado y desatento. (Al-Tirmidhi, no.3479)

Un corazón inatento y descuidado provoca poca o ninguna respuesta del Cielo, mientras que un corazón atento, presente con su Señor, sí lo hace. Lo que se entiende por presencia de corazón (para que el corazón sienta la presencia de Aquel que es invocado y recordado) es que el corazón esté liberado de las distracciones y enfocado y atento en su Señor. Tal es la cortesía (adab) buscada por el siervo en su adoración al Señor Generoso.

En esta vida buscamos salir de la cárcel de nuestros placeres y distracciones y permitir que nuestras vidas sean iluminadas por la creencia, para esto el enfoque debe ser educar nuestro corazón. El hadiz anterior nos dice que las obras de la creencia, presentadas a Dios con un corazón inatento, cuentan muy poco. Ibn al-Qayyim escribió:

“Quienquiera que conoczca la shari’ah, sus fuentes y orígenes, sabrá cómo las acciones de los miembros están atadas a las del corazón y cómo no son beneficiosas sin ellas, y cómo las obras del corazón son Más obligatorias que las de los miembros. Los actos de devoción (‘ubudiyyah) del corazón son mucho mayores, más numerosos y más continuos que la devoción de los miembros. Porque son obligatorios en todos y cada uno de los momentos. (Bada’i‘ al-Fawa’id (Cairo: Maktabah al-Qahirah, 1972), 3:230)

También escribió: “Los actos de los miembros, sin las obras del corazón, o carecen de beneficio o contienen muy poco beneficio”. (Madarij al-Salikin (Riyadh: Dar Taybah, 2008), 1:206.)

Tener presente a Dios en el corazón es algo que no solo requerido en nuestro Salat y Du’a, sino que lo buscamos en cada momento de nuestra vida. Una manera de nutrir la presencia del corazón en la oración, y en todos nuestros asuntos es recordando a Dios con frecuencia, haciendo Dhikra, donde y cuando sea posible. Allah dice (en la rtraducción del Corán):

Vosotros que creéis! Recordad a Allah invocándolo mucho. Y glorificadlo mañana y tarde.  (Los Coligados, 33:41-42)

Al principio, dice al-Ghazali, El Dhikra es sólo con la lengua y el corazón tiene muy poca participación. Después, el corazón, con un esfuerzo considerable, se hace presente en el dhikr, aunque si se deja a sí mismo “se deriva en los valles del pensamiento ocioso”. Luego el Dhikra empieza a arraigarse en el corazón y lo domina, de modo que ahora cuesta esfuerzo no hacer dhikr. Finalmente llega la “extinción” y el estar “perdido” en el Ser recordado. Al Ghazali escribe:

“Comienza con dhikr de la lengua; luego por obligando al corazón ha estar presente en el recuerdo; luego el corazón recordando espontáneamente, llevando esto a estar dominado por el Ser recordado y siendo el recordador eliminado”. (Al-Ghazali, Kitab al-Arba‘in fi Usul al-Din (Jeddah: Dar al-Minhaj, 2006), 85-7).

Ibn al-Qayyim explica los mismo en otras palabras: “El poder del dhikr se apodera del siervo, haciéndole perder la conciencia de sí mismo y de su recuerdo, en Aquel a quien está recordando”.

A continuación explica que cuando esto ocurre, “El siervo está predispuesto a acercarse a las puertas de la morada (hulul) y el sindicalismo (ittihad) – a menos que tenga una teología sana (‘aqidah sahihah).’ (Al-Wabil al-Sayyib (Damascus: Maktabah Dar al-Bayan, 2006), 134)

Sea lo que sea que tal extinción o estado connote, no significa que uno se haya “fusionado” o “convertido en uno” con Allah. Tal creencia es absolutamente falsa y es, en el mejor de los casos, simplemente una percepción. La realidad es que el siervo siempre permanece siendo el siervo y el Señor distintamente el Señor. De hecho, creer lo contrario sería blasfemo o kufr y Shirk (asociar algo con Allah).

Los eruditos llaman este nivel de creencia maqam al-mushahadah -la estación de testificación espiritual- basándose en las palabras del Profeta, la paz sea con él, en las que explicó que excelencia espiritual (Ihsan) es:

Adorar a Allah, como si lo vieras, y aunque no lo veas, sabiendo que Él te ve. (Muslim, n. 80)

Es en este atetiguamiendo de Allah con el corazón en el cual, escribe Ibn Rajab: “El corazón se ilumina con creencia y la visión interior llega a la gnosis, tanto es así que lo Invisible se vuelve, por así decirlo, visto”. (ami‘ al-‘Ulum wa’l-Hikam (Beirut: Mu’assasah al-Risalah, 1998), 1:129)

Es esta presencia del corazón en la oración  y en todos los asuntos de nuestra vida lo que no llevará tener un Taqwah completa y que nos des, si Dios quieres, el éxito en esta vida y en la próxima.


Fuente: Basado parcialmente en https://thehumblei.com

Related Post