Por: Ibrahim Abdul-Matin
Mucha veces, la gente está sorprendida cuando le comento que mi fe, el Islam, contiene la afirmación de un imperativo ecológico.
He escrito un libro acerca de este imperativo, en el cual examinó los principios islámicos que sostienen una visión ecológica. También presento en ello algunas historias de musulmanes americanos que aportan respuestas a los desafíos ecológicos a través de cuatros sectores distintos: el agua, los desechos, la energía y la comida. En el libro también argumento a favor de trabajar en común con gente de otras religiones hacia la preservación del medio ambiente.
Durante la promoción de mi libro que hice por toda América, me crucé con muchos musulmanes, cristianos, judíos, budistas y ateos con quienes intercambié visiones acerca del medio ambiente y de nuestro papel en su preservación. He llegado a identificar dos conceptos fundamentales que están expresados a través de las diferentes visiones del mundo que conocí.
El primer concepto es que debemos dejar la tierra en mejor estado que como nos la hemos encontramos. El segundo, es que los seres humanos deben ser agentes activos del cambio.
La noción de dejar la tierra en mejor estado que como nos la hemos encontrado está muy en línea como el papel que tuvieron los profetas: ellos dejaron a los hombres en mejor posición que como estaban antes de la llegada de los profetas. Ibrahim, Musa, Isa y Muhammad, la paz sea sobre todos ellos, llevaron a todos sus pueblos mensajes y bendiciones para mejorar su estado. A veces se trató de dar esperanza, acabar con la esclavitud, o abolir la corrupción.
En el Islam, encontramos muchos dichos del Profeta Muhammad, sallallahu ‘aleyhi wa sallam, en los que invita a la gente a que recoja basura que se encuentra por el camino, o bien que respeta los ríos y los árboles, y que no gaste agua. Podemos encontrar enseñanzas similares en otras religiones, pero también es cierto que esta idea va más allá de una visión estrictamente religiosa. En nuestra educación, nuestros padres siempre han insistido en que limpiemos después de nosotros. ¿Por qué no podríamos expandir esa enseñanza a la preservación del planeta en su integridad?
Hemos heredado la tierra y todas sus maravillas, ¿a caso no deberíamos hacer todo lo que esté en nuestra mano para dejarla en el mejor estado posible para los que vengan después de nosotros?
En cuanto al segundo concepto, que posiciona el hombre como agente activo del cambio, el Corán nos da más información:
Cierto que Allah no cambia lo que una gente tiene hasta que ellos no han cambiado lo que hay en sí mismos (Ar-Ra’d 13:11)
Así pues, el cambio debe surgir primero dentro de nosotros mismos. Es cierto que rezar es crucial, y que tenemos que tener las mejores intenciones, pero también debemos actuar.
Para actuar, debemos de reconocer lo que han producido nuestras acciones hasta ahora. Mencionaremos otro ayat del Corán que indica cómo el ser humano puede dañar la Tierra por sus acciones:
La corrupción se ha hecho patente en la tierra y en el mar a causa de lo que las manos de los hombres han adquirido, para hacerles probar parte de lo que hicieron y para que puedan echarse atrás. (Ar-Room 30:41)
Gente de fe, ya es tiempo de levantarse y admitir que hasta ahora hemos sido parte del problema. Este es nuestro planeta, y está hecho un desastre. Debemos remediar la situación que se nos presenta, puedes llamarlo cambio climático, calentamiento global, polución, o bien Armageddon no importa. Allah no nos ha puesto en la tierra para que nos quedemos contribuyendo a su corrupción sin rectificar nuestras acciones.
Tenemos la responsabilidad de reparar lo que hemos roto, proteger en vez de corromper. Y no lo vamos a conseguir de brazos cruzados. Confiamos en Allah, y que Él desea lo mejor para nosotros, y está esperando a que demos lo mejor de nosotros en Su camino. Debemos rezar y pedirle lo mejor en esta vida y en la próxima, y también ser activos en la protección de nuestro planeta. Nuestros profetas han venido para enseñarnos a vivir en armonía con nuestro entorno, y en paz con nuestra naturaleza humana. Y en el Profeta Muhammad, sallallahu ‘aleyhi wa sallam, tenemos el mejor ejemplo posible para hacer el bien e impedir la propagación de mal. Alabamos a nuestra Profeta, y lo mencionamos siempre. Ya nos toca volver a practicar lo que nos enseñó.
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Traducido del ingles con algunas modificaciones editoriales por el Equipo Editorial de Newmuslim.info/es
Fuente: http://www.huffingtonpost.com/ibrahim-abdulmatin/what-islam-teaches-about-_b_851781.html