El agua: un bien social en el Islam de acuerdo al Corán y la Sunnah

El agua tiene una gran importancia en el Islam. Se considera una bendición de Dios que crea y sostiene la vida y purifica la humanidad y la tierra.

El agua tiene una gran importancia en el Islam. Se considera una bendición de Dios que crea y sostiene la vida y purifica la humanidad y la tierra.

Por: Redacción

El agua como bien social

El agua tiene una gran importancia en el Islam. Se considera una bendición de Dios que crea y sostiene la vida y purifica la humanidad y la tierra.

La palabra árabe para el agua, ma’, aparece sesenta y tres veces en el Corán. El Paraíso es descrito como “jardines por cuyo suelo corren los ríos” (47:12). Se podría decir que parece que en el Corán una de las creaciones más apreciadas después de la humanidad es el agua. La calidad vivificante del agua se refleja en el versículo: “Y Allah hace que caiga agua del cielo con la que vivifica la tierra después de muerta” (16:65). No es solo que el agua da vida, sino que cada vida está hecha del agua: “Hemos hecho a partir del agua toda cosa viviente” (21:30).

Todos los seres humanos necesitan el agua para la vida y la buena salud, pero para los musulmanes goza de especial importancia por su uso en el wudu (ablución, es decir, lavado de purificación antes de la oración) y ghusl (la purificación mayor). El beneficio de las oraciones diarias, uno de los cinco pilares del islam, fue comparado por el Profeta, que la paz sea con él, a la acción purificadora del agua en el siguiente hadiz: “El parecido de las cinco oraciones diarias es como un río desbordante que pasa por la puerta de uno de vosotros y en la que se lava cinco veces al día“. (Muslim 14:11)

Agua y equidad

Los musulmanes creen que asegurar la justicia y la equidad, en la sociedad es la piedra angular del Islam, y que el Profeta Muhammad, que la paz sea con él, les dio el ejemplo a este respecto. Prácticamente todos los hadices se refieren a la preservación de la equidad, y los relacionados con el agua no son una excepción. Por ejemplo, “Ninguno de vosotros tendrá una creencia completa hasta que quiera para su hermano (musulmán) lo que le quiere para sí mismo” (Bujari, 1.12). Por supuesto, esto se aplica al querer una cantidad adecuada de agua limpia y fresca, así como cualquier otra cosa.

Un musulmán no puede acumular el exceso de agua, sino que se ve obligado a permitir que otros se beneficien de ella. El Profeta, que la paz sea con él, declaró que entre las tres personas que Allah ignorará en el Día de la Resurrección está “un hombre que poseía más agua de la que necesitaba en un camino y no daba a los viajeros” (Bujari, 3.838).

El Corán advierte a los seres humanos contra una injusta distribución afrimando que las riquezas de este mundo pertenecen a Allah, a su Profeta, a los huérfanos, a los necesitados y al viajero, y que estas riquezas no deben “ser algo que circula solo entre los ricos” (59:7).

De hecho, el agua como un recurso vital al cual todos tienen derecho a una parte, es enfatizado por el siguiente hadith, que hace del agua un recurso comunitario al que todos, ricos o pobres, tienen derecho: “Los musulmanes tienen una propiedad común en tres cosas: los pastos, el agua y el fuego (combustible)” (Abu Dawud, 34:70).

Siguiendo el consejo del Profeta, uno de sus compañeros, Uzman, que más tarde se convirtió en el tercer califa musulmán, compró el pozo de Ruma (un asentamiento en Arabia) y puso su agua a disposición de la comunidad musulmana de forma gratuita. De hehco, pozo se convirtió en un waqf, un estatus legal en el Islam que significa que se establece una propiedad colectiva con fines religiosos y de utilidad pública. Hoy en día, este pozo todavía funciona.

Derechos del medio ambiente

Como en el cristianismo y el judaísmo, en el Islam la humanidad tiene derecho en primer lugar a los recursos que Dios ha provisto para su creación. Los eruditos islámicos están de acuerdo (Mallat 1995, 129) que la prioridad de los derechos de uso del agua es: primero, haq al shafa o shirb, la ley de la sed o el derecho de los seres humanos a beber o saciar su sed; segundo, haq al shafa, el derecho del ganado y de los animales domésticos; y tercero, el derecho de riego. Sin embargo, como se discute más adelante, el medioambiente tiene derechos claros e inconfundibles en el Islam.

Dios informa a los seres humanos de los derechos de los animales comparándolos con los seres humanos: “No hay criatura de la tierra ni ave que con sus alas vuele que no forme comunidades parecidas a las vuestras” (6:38). No se puede permitir que los animales mueran de sed, y el agua que sobra después de que los humanos hayan saciado su sed les debe de ser dad. El Profeta, que la paz sea con él, dijo: “Hay recompensa por ayuadar a cualquier ser viviente” (Bujari, 8:38) y “El que cava un pozo en el desierto … no puede impedir que los animales calmen su sed en este pozo” (Al-Bukhari 5550, in Hadith Encyclopedia). El inmenso valor de dar agua a cualquier criatura se refleja en el siguiente hadiz: “Una prostituta fue perdonada por Allah, porque, cuando pasaba cerca un perro jadeante que estaba cerca de un pozo, y viendo que el perro estaba a punto de morir de sed, se quitó el zapato lo ató a su pañuelo y sacó agua para el perro. Allah la perdonó por ello” (Al Bujari, 4.538)

El Corán señala que la bendición del agua es también para la vegetación: “El germen de todo (vegetación)” surge por el agua de lluvia que Dios envía.

Estos versículos apoyan la afirmación de que Dios es quien pone el agua es a nuestra disposición para que toda vida reciba apoyo según sus necesidades, incluyendo los seres humanos, los animales y las plantas (Yusuf Ali, 1977, 3107).

El lugar de la humanidad como representante

Aunque los seres humanos son las criaturas más favorecidos de la creación de Dios, también somos responsables de asegurar que los dones de Dios estén disponibles para todos los seres vivos. Como señala Amery (en este trabajo), en el Islam, las interacciones entre el hombre y el medio ambiente se guían por la noción de los seres humanos como khulafa, viceregentes o representante en la tierra. Khalid (1996) declara que aunque “nosotros (los seres humanos) somos socios iguales con todo lo demás en el mundo natural, tenemos responsabilidades añadidas, claramente no somos sus señores y amos, sino sus amigos y guardianes”. Dado que la raíz árabe del Islam, salam, significa paz y armonía, y los derechos específicos del ambiente esbozados en el Corán y el hadiz, Ansari (1994, 394) sostiene que un “modo de vida islámico implica vivir en paz y armonía” Tanto a nivel ecológico como individual y social.

El medio ambiente está protegido de los seres humanos mediante mandamientos específicos contra la alteración de su orden natural a través de la contaminación u otras actividades. Allah ordena a los creyentes en el Corán que: “No corrompáis (fassad) las cosas en la tierra” (2:11).  El significado de fassad puede interpretarse como estropear el funcionamiento natural del mundo o estropear o degradar los recursos naturales. El Profeta, que la paz sea con él, una vez instruyó a sus compañeros a devolver al nido de un pájaro los huevos que habían cogido de él. Los eruditos y gobernantes islámicos historicamente han impuesto sanciones al uso indebido del agua, incluyendo la degradación o contaminación del agua. Esto abre la puerta para castigar o multar a los contaminadores a través de la legislación moderna.


Fuente: Traducido y editado del estudio de la United Nations University Press

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