Autor: Osman Nuri Topbas
El Todopoderoso ha hecho del hombre un ser único, ahsan‘ul-taqwim, el mejor molde, poniendo, además, a su servicio todo lo que hay en los cielos y en la tierra. Por supuesto, esto es así para los que reflexionan, ya que lo que implica este hecho es que nuestra mayor obligación es contemplar las bendiciones de Allah, Glorificado sea, y hacer un buen uso de ellas según el propósito con el que nos han sido concedidas. Muy en particular, esta obligación se refiere al uso del corazón y de la razón.
¿Cuál es el uso correcto de la razón? La razón no puede ser esclava del ego, sino que a través del conocimiento de las realidades Divinas debe adquirir la consciencia de que este mundo es una continua prueba.
¿Cuál es el uso correcto del corazón? El corazón es el recinto del Amor Verdadero, el punto donde se focaliza lo Divino. Por esa razón, debe mantenerse libre de todo lo demás, inmaculado, rebosante de dhikr y tawhid, para así poder volver a la presencia Divina en toda su pureza.
Para conseguir estos objetivos necesitamos:
El ejemplo único – el Bendito Profeta (que Allah le bendiga y le de paz)
Con el objetivo de advertirnos y facilitarnos esta toma de consciencia, el Todopoderoso ha enviado a Sus Profetas, alrededor de 124,000, como muestra de Su Generosidad ilimitada. El último que envió, hace quince siglos, fue el que Él más amó, el más impecable y único. Cada uno de ellos fue enviado a una gente concreta, a la que guió de acuerdo con su estructura social. El Profeta Muhammad (que Allah le bendiga y le de paz), en cambio, fue enviado como el regalo más precioso a la humanidad entera, con la guía hasta el final de los tiempos, en el momento en el que la incredulidad y la ignorancia habían llegado hasta lo más profundo y reinaban por doquier.
El milagro más grande
Allah, Glorificado sea, le concedió a este Profeta Suyo (que Allah le bendiga y le de paz) el milagro más grande de todos: el Noble Qur‘an, la prueba en sí misma de la Palabra de Allah y de la verdad de la profecía de Su Mensajero hasta el Día de la Resurrección, el Día en el que cada uno de nosotros seremos testigos de este milagro y obtendremos acceso a él. Con este milagroso Qur‘an el Profeta Muhammad (que Allah le bendiga y le de paz) construyó una sociedad cuyo tiempo llegó a ser conocido como la Edad de la Felicidad. No ha existido en toda la historia otro caso parecido. De la gente más baja e ignorante se erigió la sociedad más virtuosa que se pueda imaginar, como si la profundidad del Océano Índico se hubiese elevado hasta la cima de los Himalayas. La enseñanza espiritual del Profeta (que Allah le bendiga y le de paz) influyó con tal intensidad en los sentimientos, con tal compasión y responsabilidad, que una turba capaz de enterrar vivas a sus hijas recién nacidas llegó a sufrir al ver una oveja devorada por un lobo en las orillas del Tigres.
Fuente: http://osmannuritopbas.com/es/index.php/articulos/20-el-corazon-y-la-razon.html