Por: Equipo editorial
Con ocasión del día mundial de concienciación sobre el autismo (2 de abril), proponemos dar a conocer las conclusiones a las que llegó una académica americana especializada en la ciencia del comportamiento infantil. Después de varios años de estudios sobre el autismo, Brinda Jegatheesan, decidió especializarse; quiso investigar acerca de la existencia de diferencias culturales al tratar el autismo. Para averiguar la relación que los musulmanes tenían con sus hijos autistas, filmó durante un largo tiempo la vida en las casas de tres familias americanas, originarias de Asia del Sur, con una fuerte cultura musulmana y una vida enraizada en la práctica del Din del Islam. Para completar sus observaciones, hizo entrevistas a los padres para comprender su manera de entender el mundo y lu relación con su hijo autista.
Un regalo de Allah
Las conclusiones a las que llegó fueron, para Brinda Jegatheesan, muy sorprendentes.
El primer hecho que le sorprendió fue que los padres hablaban del estado de sus hijos como un “regalo”. Sentían que Allah les habia elegido a ellos para que cuidaran a sus niños y para que fueran responsables y atentos con ellos. A raíz de este entendimiento, los niños participaban en todos los aspectos de la vida de la casa, no eran tratados como si fueran diferentes. Iban a casa de familiares, donde había mucha gente y muchos ruidos, y tomaban su sitio para las oraciones.
Según Brinda Jegatheesan, las oraciones en particular son una gran ayuda. La oración requiere que el niño memorice partes del Corán. Al ser 5 oraciones al día, implica que el niño se adapta y es capaz de interrumpir lo que esté haciendo, ponerlo en pausa, precisamente lo que muchos niños autistas tienen muchas dificultades en hacer.
Además, Brinda Jegatheesan añade que los niños autistas de familias musulmanas tienen un gran desarrollo cognitivo, social y emocional.
En el autismo, Allah ha puesto una bendición para los padres, ya que es una gran prueba que supone gran recompensa, pero también es una oportunidad de volverse a Allah, reconocer que es el Todo Poderoso, y tener paciencia y perseverancia. También es una bendición para el niño, ya que no tendrá que responder para sus actos en el día del juicio, ya que está muy cerca del mundo de los ángeles en esta vida.
Además, los niños autistas suelen tener dos cualidades que forman la base del buen carácter:
Inocencia
La mayoría de los niños autistas tienen una inocencia que llega directamente al corazón de aquellos que les conocen. No suelen tener intenciones malvadas, y es muy fácil perdonarles, lo cual es esencial desde la perspectiva de un musulmán.
Honestidad
Las personas con autismo suelen ser muy honestas. Si uno no quiere escuchar mentiras, puede hablar con ellos y responderán con sinceridad.
Por cierto, no estamos diciendo que tener a niños con autismo es fácil todos los días, ni que los musulmanes no tengan ningún problema para cuidar a niños con autismo, o para aceptarlo. Pero hay dos cosas fundamentales que permiten al musulmán tener una perspectiva más emancipadora acerca del autismo en comparación con gente que no son musulmanes.
Primero, el entendimiento del autismo como un decreto de Allah, que es a la vez una bendición para el niño y otra para los padres, permite no culpar a sus niños por lo que es, y ver más allá de las dificultades que pueden ocurrir en el día a día la inmensa recompensa que corresponde enfrentarse a esa dificultad.
Segundo, el entendimiento que Allah quiere lo mejor para sus siervos y que todo lo que nos da es para que seamos mejores, permite a los padres ver a sus hijos no como una barrera, sino más bien como un recuerdo de lo que deben hacer -recordar a Allah, ser paciente, cuidar y educar con atención y amor a su hijos-.