Por: Yusuf Rios
Aquellos que están familiarizados con la biografía del Profeta Muhammad, sallallahu ‘aleyhi wa salam, conocen probablemente la historia del joven llamado Arqam. Arqam tuvo un papel central en la historia de la península arábiga. Pero a pesar de la importancia de su papel histórico, aparece a través de la biografía del Profeta como un hombre discreto dentro de la sociedad de Meca. Según el entendimiento moderno, podríamos decir que Arqam ha sido:
- Un filántropo desinteresado, promoviendo la causa de la fraternidad en la sociedad.
- Una organización sin ánimo de lucro que trabajaba para el mejoramiento de la sociedad.
Transformación a través de la educación
Si leemos con mucha atención la biografía del Profeta, sallallahu ‘aleyhi wa sallam, podremos ver que el papel que tuvo Arqam en la historia va mucho más allá de la filantropía. Las decisiones de Arqam funcionaban como una institución sin burocracia en cuanto a su impacto, y sus efectos fueron tan grandes que influyeron sobre la dirección de la historia.
El espacio educativo que formó la casa de Arqam produjo una educación de calidad tan alta que desencadenó cambios personales, intelectuales, e históricos. Fue una experiencia tan renovadora que la península arábiga en su integridad se transformó.
El antiguo pensamiento psicológico cambió a través de la transformación de las actitudes, los pensamientos y las prácticas de los estudiantes de Corán.
La piedad
Unas de las palabras del Corán que incitan a tal transformación, basada en un entendimiento orgánico de la vida en comunidad, fueron reveladas en Medina y están ubicadas en la surat del Corán llamada Al-Maaida. Dice:
Y buscad ayuda en la virtud y en el temor (de Allah), no en la desobediencia ni en la transgresión.Y temed a Allah, es cierto que Allah es Fuerte castigando. (Al-Maaida 5:2)
Imam Al-Quartubi al-Maliki dice en un comentario del ayat: “Es una orden para toda la creación ayudarse mutuamente hacia la virtud (la taqwa) y la piedad (el birr), lo que significa que deben apoyarse mutuamente”.
Imam Al-Mawardi ash-Shafi dijo: “ Allah, subhannahu wa ta’ala, ha llamado a la gente a que se ayuden mutuamente, y ha reunido la cooperación hacia la virtud y hacia la piedad”. Y añadió también: “En la virtud está el placer de Allah, y en la piedad está el placer de la gente. Y aquel con quien esté complacido Allah y la gente, es feliz y verdaderamente bendecido”.
El término de piedad, tal como lo encontramos en este ayat del Corán, posee un sentido que va más allá de obedecer y ser consciente de Allah. La piedad significa más que únicamente el desarrollo espiritual a través del cumplimiento de lo obligatorio y el rechazo de lo prohibido, ya que pide que se hagan buenas obras que no son obligatorias. La piedad (Birr), aporta mucho a la sociedad por el hecho de que lleva al ser humano a la excelencia. La Taqwa es el nivel fundamental de una fe madura, pero la piedad llama el ser humano a ir todavía más lejos. Llama a deshacernos del miedo que podamos tener en cuanto a nuestro bienestar y nuestra provisión personal, y por lo tanto tiene un componente social obvio.
El cambio que viene
El grupo que estudiaba en casa de Arqam no tenía reuniones secretas para planear golpes de estado, ni tenían un manifiesto político donde estuviese escrita la receta para establecer un nuevo partido.
El ambiente que había antes de que llegara el Islam estaba en contra de las mujeres, de los más débiles, de los pobre y de los extranjeros. El gobierno estaba en manos de hombres fuertes, que siempre tenían sus espadas muy cerca. Estaban muy lejos del estado natural, en el que el hombre es honrado, así como del estado de derecho. Era más bien la barbarie y la ignorancia celebradas a través de la poesía y una hospitalidad ocasional. Pero a pesar de ello y del difícil ambiente social, el Profeta no se rindió. Y fue en el espacio protegido que era la casa de Arqam que los musulmanes pudieron encontrar el sitio perfecto para impregnarse de las enseñanzas del Corán, y aprender sobre el buen carácter necesario para cambiar una sociedad desde dentro.
Si hubiesen deseado poder, podrían haber entrado en Mecca y someter a sus habitantes. Si hubiesen deseado riqueza, podrían haberse hechos ricos saqueando ciudades. Pero lo que deseaban era sentido en su vida, una vida que merecía ser vivida.
Lo que aprendieron en casa de Arqam era una educación que enseñaba que el pobre, el rico, el extranjero, el no-musulmán, la mujer, todos tienen derechos inalienables, dados por Allah, y que la razón y la fe no debían caer frente a la superstición. El efecto Arqam era tan profundo que los individuos que salieron de aquella institución, fueron luego individuales estratégicos a la hora de establecer la nueva sociedad de Medina. Fueron piedras fundamentales en la sociedad, y sus mejores benefactores. La enseñanza del Corán que encarnaban era que construir una sociedad justa es una obligación, y que defender la justicia y la ley es el fundamento de toda sociedad sana.
Lo que se necesita para cambiar la sociedad hoy en día es un cambio de perspectiva, cultivar la voluntad, combatir el ego, y un fuerte compromiso en enseñar el Corán. El estudio del Corán debe de ser complementado por una voluntad de buscar soluciones a los problemas que se presentan a la humanidad. El cambio no es algo únicamente personal, sino también una transformación social que debemos de cambiar en nosotros para cambiar a la sociedad. ¿Qué debemos cambiar en nosotros mismos para así mejorar la sociedad? Esa es la pregunta que hemos de tener presente cuando leemos el Corán.
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Traducido del ingles con algunas modificaciones editoriales por: Equipo Editorial
Fuente: http://www.virtualmosque.com/ummah/community/the-arqam-effect-from-reading-the-quran-to-action/