El Islam no es una cultura: cómo construir una identidad musulmana en Occidente

Por: Tariq Ramadan

¿Quienes somos? Esta es la cuestión central de la identidad que ha ocupado la mente de mucha gente y continúa siendo hoy núcleo de mucha reflexión y debate. La pregunta es vital para los musulmanes que viven en Occidente. Si el mensaje en el que creen es universal, si deben intentar, dondequiera que vivan, permanecer fieles a este, y si Occidente es un lugar que les permite ser ellos mismos y sentirse en casa, es imperativo que definan lo que son y lo que quieren ser para tratar mejor el malestar que puede surgir de no saber muy bien cómo se dibujan los contornos de esa identidad musulmana.

Este malestar es, a decir verdad, una característica casi permanente de la psique musulmana en Occidente: los antiguos inmigrantes no tenían muy claro si querían ser “musulmanes” en Occidente o más bien “musulmanes pakistaníes, turcos o árabes” en Occidente y, en cuanto a los conversos nativos europeos y americanos, se dividieron entre los que exiliaban de su propia cultura al arabizarse o paquistanizarse a sí mismos y los que simplemente permanecían tal y como eran pero a distancia de las comunidades musulmanas que habían venido de otros lugares y eran culturalmente distintas.

El carácter extenso del mensaje del Islam, su universalidad y los instrumentos que nos han sido dados para ayudarnos a vivir en cada tiempo, deben ayudarnos a curar estos trastornos inquietantes y finalmente a superarlos. Una vez más, el retorno a las fuentes de las escrituras (Corán) nos permite establecer una distinción entre los principios religiosos que definen la identidad de los musulmanes y las trampas culturales que estos principios adoptan necesariamente según las sociedades en las que viven los individuos.

Esta es una distinción fundamental: así como la universalidad de los principios permite que los musulmanes incluyan su propia parte de las culturas nacionales a través del proceso de integración, no debe suceder que una cultura específica se identifique con los principios islámicos de tal manera que interfiera con la adaptación a otro contexto. O, más pernicioso, que una determinada cultura se atribuye un falso derecho a representar la única forma de ser auténticamente musulmán (como ocurre a veces con la cultura árabe).

Así que debemos distinguir entre, por un lado, los elementos de la identidad musulmana que se basan en principios religiosos y que le dan una cualidad necesariamente abierta que permite al creyente vivir en cualquier ambiente, y por otro lado culturas que son un expresión específica de la vivencia estos principios, adaptados a una gran variedad de sociedades y ninguna de las cuales tiene más legitimidad que otra, siempre que se respeten los mandatos religiosos.

Si nos embarcamos en la primera etapa de este desmembramiento, es posible definir la importación y el significado de “identidad musulmana” exponiendo sus pilares fundamentales con dimensiones específicas.

Recordemos que nuestra tarea es extrapolar la esencia de la identidad del accidente de su materialización en un tiempo y lugar particular. En otras palabras, nuestro propósito y objetivo consiste en discernir y abstraer el Islam de los incidentes de la cultura, tradición y vestimenta árabes y/o asiáticos (o cualquier otra) para llegar a una concepción de los principios universales que los musulmanes de Occidente deben sostener si han de permanecer fieles, para más tarde revestirlos de su propia cultura. Al final de este proceso, surgirán los medios para convertirse en musulmanes europeos o americanos o de cualquier otro lugar.


Fuente: http://tariqramadan.com Traducido con algunas modificaciones editoriales (para aclara y contextualizar) por Nuevos Musulmanes

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