Por: Shaij Ahmed Bermejo
Son muchas las ocasiones en las que oigo hablar del Islam como una religión, y cada vez que escucho o leo que al Din del Islam se le llama religión, tuerzo el gesto y algo dentro de mí se agita, ya que ese no es el entendimiento que yo tengo del Islam. Restringir el Islam a una religión sin más, en la que sólo tiene importancia tu relación con Allah es algo incorrecto, es reducir un océano a una gota; pues el Islam va mucho mas allá de ser una mera religión. Ya que en el Islam se une la adoración a Allah con el buen trato a las criaturas, con la cortesía más elevada; quien crea en Allah debe hacer el bien a los demás, se une el buen trato al Creador con el buen trato a las criaturas, es ‘ibadah y es mu’amalat.
Un ejemplo muy claro de esto que estamos mencionando lo encontramos en el conocido hadiz en el que el Mensajero Muhammad, sallallahu alaihi wa sallam, dijo:
“Quien crea en Allah y en el Último Día, que diga el bien o que se calle; quien crea en Allah y en el Último Día que sea generoso con su vecino (que honre a su vecino); quien crea en Allah y en el Último Día que sea generoso con su invitado” (Rawahul Bujari wa Muslim).
Aquí vemos con claridad esto que estamos diciendo; el Mensajero Muhammad, la paz sea con él, une la creencia en Allah y en el Último Día con una serie de aspectos que son parte de nuestro comportamiento con las criaturas. Por esto afirmamos que el Islam no es una “religión” sino que es un modo de vida, ya que el Islam abarca todos los aspectos de la vida, tanto en el trato de los siervos con Allah como en el trato con el resto de las criaturas; el Islam lo abarca todo, el aspecto divino y el humano, el aspecto exterior y el interior, nuestra relación con Allah y nuestra relación con las criaturas.
Quien crea en Allah y en el Último Día, que diga el bien o que se calle; es decir, quien se considere creyente en Allah y en el Último Día, que diga el bien, que hable el bien o que se calle; si no va a ser capaz de decir algo bueno entonces es mejor para él que se calle.
Sobre esto me gustaría hacer una pequeña aclaración, ya que hay gente que considera que hablar el bien es únicamente decir palabras bonitas o agradables, o decirle a fulano lo bueno que es y lo bien que hace las cosas; sí, todo esto es hablar el bien, pero parte de decir el bien es decir la verdad, siendo justo y equilibrado al hacerlo, parte de decir el bien es que si ves a tu hermano en lo erróneo le corrijas y lo llames al camino correcto, siempre con mucho adab, siempre con mucha cortesía y mucha inteligencia; pero ciertamente corregir, llamar a alguien a la verdad, es parte de hablar el bien, es parte de decir el bien.
Quien crea en Allah y en el Último Día que sea generoso con su vecino (que honre a su vecino); este es el segundo aspecto que menciona el Mensajero de Allah y, como vemos, emplea la misma composición de la frase, es decir que vincula el Iman en Allah y en el Último Día con el buen trato al vecino; y no menciona al vecino musulmán, con lo cual este mandato es aplicable tanto a los vecinos musulmanes como a los no musulmanes.
En un hadiz recogido por el Imam Al Bujari y narrado por ‘A’isha, que Allah esté complacido con ella, el Mensajero, sallallahu alaihi wa sallam, dijo:
“Tanto me estuvo encomendando Ŷibril (el buen trato) a los vecinos que pensé que les iba a dar derecho a heredar de nosotros”.
Este hadiz es otra muestra de lo importante que es en Islam el buen trato al vecino, el estar pendiente de ellos, el ayudarles en todo lo que puedas, ya que en la medida en la que tengas un buen trato con tus vecinos cercanos tendrás buen trato con tus vecinos lejanos, y en la medida que tengas un buen trato con tus vecinos lejanos tendrás un buen trato con toda la humanidad.
Quien crea en Allah y en el Último Día que sea generoso con su invitado; este es el último punto que menciona el Mensajero de Allah en este noble hadiz: el buen trato, el ser generoso con el invitado, el honrar al invitado. Ser generoso con el invitado es algo muy loable y digno de alabanza en el Islam porque no en vano el Mensajero de Allah nos exhorta en numerosas ocasiones a serlo, a abrir nuestras casas, a invitar a gente, a darles de comer, a darles hospedaje, tanto a los conocidos como también a los no conocidos.
Un ejemplo de la generosidad de los Sahaba con sus huéspedes, es la historia en la que un hombre llegó hambriento al Profeta, al que Allah le dé Su gracia y paz, y este mandó recado a sus mujeres (para preparar o traer algo de comer) y éstas dijeron: “No tenemos más que agua”. Entonces el Mensajero de Allah preguntó: “¿quién quiere acogerlo o darle hospitalidad?” Y un hombre de los Ansar contestó: “yo”. Y fue con él a su mujer y le dijo: “Honra al huésped del Mensajero de Allah”. Dijo ella: “No tenemos más que el alimento de nuestros hijos”. Entonces le dijo: “Prepara la comida, enciende la lámpara y, cuando los niños quieran cenar, entretenlos con algo hasta que se duerman”. La mujer preparó la comida, encendió la lámpara y durmió a los hijos. Luego, el hombre se levantó como si fuera a arreglar la lámpara y la apagó de manera que pudieron simular que estaban comiendo. Y así pasaron la noche con hambre. Al amanecer fue a ver al Mensajero de Allah, al que Allah le dé Su gracia y paz, y éste le dijo: “Allah se ha reído esta noche o se ha admirado de lo que habéis hecho”. Y entonces Allah hizo descender:
“Y los prefieren a sí mismos aunque estén en extrema necesidad. Y quien se guarda de la avaricia de su alma… ésos son los que tienen éxito”. (59:9)
Este ejemplo muestra de una manera excelente cuál era el trato entre los Sahaba. Así eran los Compañeros del Mensajero de Allah: preferían a sus compañeros antes que a ellos mismos, les daban, los alimentaban, los invitaban aunque no quedara para ellos nada que comer.
Por esta razón, y por otras que muestran la categoría de estos hombres, es por lo que Allah dice respecto a ellos que son “la mejor comunidad que ha hecho surgir para el bien de los hombres”. Estos Compañeros del Mensajero de Allah, estos Sahaba, hombres y mujeres entregados a Allah y a Su Mensajero, han de ser nuestros ejemplos, estos son los modelos que debemos imitar, ya que al hacerlo estaremos imitando la forma de actuar del Profeta Muhammad, sallallahu alaihi wa sallam. Al hacerlo estaremos llevando a la práctica su Sunna y, al hacerlo con el permiso de Allah, nos encontraremos y reuniremos con ellos en el lugar más elevado del Jardín.
Fuente: ahmedbermejo.com con ligeras modificaciones editoriales.