Por: Redacción
Para un musulmán, el pacto más honorable y más sagrado es el que ha hecho con su Señor, porque Allah lo ha creado con Su poder. Lo ha nutrido bajo la sombra de sus favores y bendiciones, y le ha exigido que reconozca y admita esta realidad.
Ningún factor equivocado debe hacer que se desvíe del camino correcto, y así no negar estas realidades o perderlas de vista:
¿Acaso no hice un pacto con vosotros, hijos de Adam, de que no adorarais al Shaytán? Realmente él es un enemigo declarado para vosotros. ¿Y que me adorarais a Mí? Esto es un camino recto. (Ya Sin, 36:60-61)
Aquellos que no escuchan a los Profetas y no siguen sus enseñanzas, puesto que en ellas también hay un motivador que los alienta, les muestra el camino de su Señor y trata de hacerles comprender la grandeza del Creador, sin importar cuán corrupto y contaminado pueda ser el ambiente en el que está.
Este es el significado de este pacto que Allah ha tomado de todos los humanos:
Y cuando tu Señor sacó de las espaldas de los hijos de Adam a su propia descendencia y les hizo que dieran testimonio: ¿Acaso no soy Yo vuestro Señor? Contestaron: Sí, lo atestiguamos. Para que el Día del Levantamiento no pudierais decir: Nadie nos había advertido de esto. Ni pudierais decir: Nuestros padres eran ya asociadores idólatras y nosotros hemos sido una generación consecuente. ¿Vas a castigarnos por lo que hicieron los falsos? Así es como explicamos los signos por si se vuelven atrás. (Al Araf, 7:172-174)
Aquí no tiene lugar un diálogo regular, como se desprende del sentido aparente de estos versículos, pero se da una imagen de las personas de naturaleza correcta que muestran cómo son conscientes de Allah, cómo lo reconocen, cómo descubren Su Unidad y Grandeza de las pruebas dispersas en el universo, y eluden todas las costumbres y hábitos convencionales que mantienen a los hombres alejados de este Señor, y que puede llevar a asociar algo con Allah. Este estilo de habla y escritura es común en el idioma árabe.
El pacto de fidelidad
Al honrar este Pacto, la fidelidad de un hombre es la base de su respeto y honor en este mundo y del éxito y la gloria en el otro mundo.
Es un descuido indebido y por temor de Allah que debemos cumplir el pacto hecho con Él y aún sentir aprensión de que algún desastre nos sobrevendría:
“Recuerda el favor que te he concedido y cumple tu pacto conmigo”. “Yo cumpliré mi pacto con vosotros y no temeréis a nadie más que a mí”.
El Profeta (la paz sea con él) solía dar estas instrucciones a las tribus que acudían a él, mientras transmitía el Mensaje del Islam, y solía enseñarles en un principio solo algunos aspectos de acuerdo con las capacidades intelectuales y físicas de las personas, en lugar de darles las enseñanzas completas.
`Awf bin Malik dice que estaba con el Profeta cuando había como siete, u ocho o nueve personas presentes. Él nos preguntó: “¿No aceptaréis una pacto de la mano del Mensajero de Allah?” Extendimos nuestras manos y dijimos: “¡Tomamos una pacto de tu mano, Mensajero de Allah!”
Él dijo: “(Vuestro pacto es) Que debéis adorar a Allah. No asocies a nadie con Él, hacer el Salat cinco veces y escuchar y obedecer”. Y él dijo en voz baja: “Y no pidas nada a la gente”.
Auf bin Malik dice: “Vi a algunas de estas personas que habían prometido que cuando (algo) caía al suelo, no le pedían a nadie que lo recogiera y se lo diera”. (Muslim)
¡Cuán escrupulosamente se está cumpliendo la promesa y cuán estricta y severa es la aplicación! No hubo un significado especial de esta promesa. Cada grupo solía recibir instrucciones de acuerdo con su naturaleza y circunstancias. Al gobernante solía aconsejarle que no fuera cruel. El comerciante solía ser instruido para no caer en la adulteración y el engaño, y los empleados fueron amonestados en contra de aceptar sobornos.
Por otro lado, cada musulmán está obligado a seguir la religión entera, todos sus principios y principios, y se le preguntará en el Día del Juicio acerca de la Shari`ah completa.
Sin embargo, en el mundo islámico han aparecido algunas sectas que prometen un trato especial. No deberían ser escuchados.
Son como charlatanes que se hacen pasar por médicos. Administran medicamentos espurios y complican la enfermedad y ponen en peligro la vida de su paciente.
Las enseñanzas islámicas no se pueden dividir y distribuir. Todos deben seguirse, y su aplicación es necesaria en todo lugar en todo momento.
El artículo es un extracto del libro “Carácter musulmán”, una traducción del “Khuluq Al-Muslim” de Muhammad Al-Ghazali.