El Poder de la Mujer en Islam – La Mujer Erudita (parte 2 de 2)

Autor: Aisha Bewley

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El Profeta deseaba ver a las mujeres tan bien educadas como a los hombres en el Islam. El siguiente ejemplo es una muestra de que las mujeres pueden recibir enseñanza de los hombres: el Profeta mandó a ‘Umar ibn al-Khattab para que informara a las mujeres del Ansar sobre las bases de Islam.

En Kitab at Tabaqat al-Kabir de Ibn Sa’d, Umm ‘Atiyya relata, que cuando el Mensajero de Allah llegó a Medina ordenó a las mujeres del Ansar que se reunieran en una casa; a continuación envió a Umar ibn al-Khattab para que les trasmitiera las enseñanzas del Islam.

La colección de hadices de Al-Bujari incluye un capítulo dedicado al Iman, que advertía y enseñaba a las mujeres. En él menciona a Ibn ‘Abbas cuando narra que el Profeta salió con Bilal. «El Profeta pensó que no le habían oído bien, así que dio unos consejos a las mujeres». Ad-Dimamini afirmó que «ésta es la razón de la presencia de las mujeres en las reuniones y asambleas, a condición de que estén libres de la tentación».

Ahora mencionaremos brevemente a algunas mujeres que destacaron en este campo:

Asma bint Abu Bakr, la hermana de Aisha. Según el Isaba, Umar solía preguntar a Asma bint Abu Bakr sobre la interpretación de sueños, ya que ella enseñaba acerca de éste y otros asuntos. Al-Qastahlani (1:295) dice lo siguiente con respecto a Asma’, en su capítulo sobre la limpieza de sangre del Sahih: «conocía la ciencia de la interpretación de sueños. Ibn Sirin la aprendió de Ibn al-Musayyab, éste la aprendió de Asma’, que a su vez la había aprendido de su padre». En esta cadena de transmisión, vemos que Ibn al Musayyab recibió la enseñanza de Asma’.

Umm ad-darda’. Al-Qastallani también mencionó que Awn ibn Abdullah dijo:

 «Umm ad-Darda’ estaba con nosotros un día y relatamos un hadiz en su presencia. Después le preguntamos si la habíamos aburrido y ella contestó:

«No me habéis aburrido. Vine en busca de adoración a Medina y no he encontrado nada más agradable para mí que el recuerdo mutuo del conocimiento» o dijo «el recordarse mutuamente el fiqh».

Numerosas mujeres destacaron en ello desde el comienzo. Tomemos el caso de esta mujer:

«Ibn ‘Abdu’l-Barr mencionó que Umar ibn al-Khattab ordenó: «No permitáis que la dote de las mujeres supere las cuarenta awqiya, aunque sea la hija de alguien con parientes paternos, es decir, Zayd ibn al-husayn alHarithi. Si superase esta cantidad, entregaré el excedente al tesoro público». Una mujer alta y de nariz ancha se levantó desde el grupo de las mujeres y le dijo: «No es así», «¿Por qué?» dijo él, «porque Allah dice “una vez que le hayas entregado una gran dote, no cojas nada de la misma”». (Sura de las Mujeres 4:20). A lo que Umar respondió: «La mujer tiene razón y el hombre no».

En la siguiente generación también encontraremos a mujeres excepcionales: Amra bmt Abdu’r-Rahman: Cercana a Aisha, solía dar su opinión sobre aspectos legales a la generación que siguió a la de los Compañeros. Fue la experta más destacada sobre las transmisiones de Aisha. Su opinión anulaba las de otras autoridades. Ibn Sa’d se refiere a ella como una alima o erudita.

En el «Muwatta» de Imam Malik, se la considera como la autoridad principal en tres asuntos legales: la prohibición de desenterrar tumbas, la prohibición de vender fruta no madura, y el efecto de las malas cosechas en la venta de productos agrícolas. En una ocasión, revocó la decisión de su sobrino que había ordenado cortar la mano de un hombre acusado de robar anillos de hierro.

Esto nos muestra que su opinión y autoridad eran aceptadas en asuntos que iban desde los negocios hasta los castigos, hudud. Malik la toma como su precedente legal, que le aclara detalles sobre el hayy. A través de estos ejemplos vemos un saber que se extendía a todos los campos del fiqh. Umm Waraqa: Recitaba el Corán y se piensa que ayudó a ‘Umar a reunir todos los textos que componen el Corán.

Hafsa bint Sirin: Hermana del famoso Tabi’, Muhammad ibn Sirin. A los doce años había memorizado el Corán y sus conocimientos eran tales que su hermano, le preguntaba cómo leer sus partes difíciles u oscuras. Cada noche leía la mitad del Corán; oraba y ayunaba constantemente. Era considerada más inteligente que sus contemporáneos, al-Hasan al-Basri y su hermano Ibn Sirin. Murió después de 100/718, cuando tenía 70 o 90 años. Se la recuerda como tradicionalista, jurista y sufí.

Fuente: http://islamhoy.com

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