Por: Redacción
Ramadán ha pasado un año más y con él la oportunidad de aprovechar la baraka de este mes para incrementar nuestras buenas acciones y nuestra adoración.
Cualquier persona que haya ayunado durante este mes es testigo de que en este mes Allah da una facilidad especial para las buenas obras y la adoración que hace que nos inclinemos más hacia ellas.
Quien hace mucho, hace un poco más y quien se queda corto fuera de Ramadán, cumple con lo necesario. Es un mes de facilidad para las buenas obras y la oración, un mes en el que además se multiplica la recompensa de estas. Tanto en el Corán como en los Hadith vemos que esto es así:
¡Oh gente! Un gran mes ha llegado a vosotros, un mes bendito, un mes en el que hay una noche mejor que mil meses, mes en el que Allah ha hecho obligatorio ayunar durante el día y voluntario la oración por la noche Quienquiera que se acerque (a Allah) al realizar cualquiera de las buenas obras (opcionales) en (este mes) recibirá la misma recompensa que realizar una acción obligatoria en cualquier otro momento, y quien que haga una acción obligatoria en (este mes) recibirá la recompensa de cumplir setenta obligaciones en cualquier otro momento. Es el mes de la paciencia, y la recompensa de la paciencia es el Cielo. Es el mes de la caridad, y un mes en el que aumenta el sustento del creyente. Quien da comida a una persona que ayuna para romper su ayuno, tendrá sus faltas perdonados, y estará a salvo del Fuego del Infierno, y tendrá la misma recompensa que la persona en ayuno, sin que la recompensa de este disminuya en absoluto. (Ibm Juzymah)
Y al llegar al final de Ramdán, y después de la celebración de Eid al Fitr, volvemos a la vida normal y nos preguntamos ¿cómo podemos mantener este buen hacer, este espíritu de Ramadán?
La respuesta es que no podremos. Pero esto no es malo. Ramadán es un mes especial y si todos los meses fuesen así no apreciaríamos ni haríamos el esfuerzo que merece. Es como un atleta que se prepara para una competición, cuando llega la competición lo da todo, y aunque no pueda mantener el mismo nivel fuera de esta, sigue entrenando. Nosotros tenemos que seguir entrenando. Y hay muchas cosas que podemos hacer para mantener este espíritu.
El Profeta, que la paz sea con él, dijo:
Haced buenas acciones en la medida de vuestras posibilidades, puesto que las mejores acciones son las que se hacen regularmente incluso aunque sean pocas.
De aquí podemos extraer el principio para continuar con este espíritu. Hemos de hacer aquello que podamos mantener y ser perseverantes en ello.
Tras el Ramadán muchos creemos que podremos mantener el mismo ritmo, pero luego nos encontramos con la realidad del día a día, y esta nos vence.
Mejor que esto, como dice el Hadiz, es que seamos realistas con nuestras vidas y nuestras responsabilidades y continuemos haciendo aquello que nos sea fácil y podamos mantener.
Obviamente, con esto se refiere a los supererogatorio. Pero incluso si fuera de Ramadán no fuéramos capaces hacer todo lo obligatorio, ir incrementándolo poco a poco y manteniendo lo que hacemos es mejor que querer hacerlo todo de golpe.
La clave es ser consistente y no aburrirnos, puesto que cómo dice el Hadiz:
Allah nunca se cansa o aburre hasta que no lo hacéis vosotros. (Bujari y Muslim)
Esto no quiere decir que Allah pueda cansarse o aburrirse, puesto que Él está por encima de cualquier imperfección, sino que es una falta de respeto el que nosotros empecemos haciendo algo y luego nos aburramos de ello y lo dejemos, mientras que Él no.
Y como el atleta que después de cada entrenamiento sale fortalecido y en el siguiente de puede exigir más, nosotros igual. Cundo hacemos un poco y lo mantenemos, esto se nos acaba haciendo fácil, aunque al principio fuese difícil, y entonces nos daremos cuenta que podemos aumentar un poco más, y así sucesivamente.
Y este es el secreto para mantener el espíritu de Ramadán durante todo el año. Entender que Ramadán es un mes especial de facilidad, un mes en el que podemos ver lo que podemos llegar a hacer. Pero cuando este pasa, hemos de ser conscientes de que tenemos que ir entrenar poco a poco, pero de forma consistente, hasta poder llegar al siguiente Ramadán en plena forma y hacer más que la año anterior.