El último aliento

Por: Osman Nuri Topbas

Allah Todopoderoso se ha asignado el atributo de eternidad únicamente a Sí mismo. Por ello, todo cuanto existe, exceptuando Su esencia suprema, es mortal y perecedero. Allah ha dicho en el Noble Corán:

Todo cuanto hay en ella (la Tierra), es perecedero. (El misericordioso, 55:26)

La manifestación de este hecho ineludible se actualizará con la muerte:

Toda alma ha de probar la muerte. (Los profetas, 21:35)

Así pues, los seres humanos deberían de vivir teniendo siempre en cuenta esta realidad. Allah el altísimo enfatiza aún más este hecho cuando anuncia en el Noble Corán:

Y vendrá la embriaguez de la muerte con la verdad. Eso es de lo que huíais. (Qaf, 50:19)

Dado que el ser humano ha sido creado y puesto en este mundo para ser probado, su más elevado objetivo en esta vida debería ser lograr la complacencia de Allah y lograr así un lugar en el Paraíso, morada de paz y de júbilo. El único medio de lograr este es obtener la estación que se describe en esta ayah:

El dia en el que ni la riqueza ni los hijos servirán de nada. Solo quien venga a Allah con un corazón limpio. (Los poetas, 26:88-89)

Esto solo es posible disciplinando el alma; y la verdadera disciplina para el alma humana es la sumisión, el compromiso y la obediencia a Allah y a Su Mensajero, el Profeta Muhammad, que Allah le bendiga y le de paz. En lo que al Profeta se refiere, esto significa aprender e imitar su forma de vida que durante 23 años sirvió de ejemplo a sus Compañeros y para la humanidad entera, atendiendo no solo a los aspectos sociales de la misma, sino también a los espirituales. Allah reveló el Corán a través de Yibril directamente al corazón del Profeta Muhammad. Por ello, de alguna forma, todas las prácticas de adoración del Profeta, sus dichos, su forma de actuar, su comportamiento, son interpretaciones del Corán. Tomando este hecho en consideración, deberíamos amar al Profeta Muhammad, que Allah le bendiga y le de paz, más que a nuestras propias vidas, que a nuestras pertenencias, que a nuestras familias y que a todo lo demás, si queremos beneficiarnos de su vida espiritual.

Su amor modela al siervo en el amor de Allah. En otras palabras, amarle a él significa amar a Allah, de la misma manera que amar a Allah significa amarle a él, ya que para lograr la postrera reunión con Allah, el corazón necesita alcanzar el más elevado grado de afecto.

Los que acabamos de mencionar son los más excelsos pasos en la preparación para el último aliento. Esto significa que el estado en el que nos encontramos a la hora de exhalar nuestro último aliento será contingente a los alientos anteriores.

Los más nobles siervos de Allah, aquellos que viven con devoción y amor a Allah y a su Mensajero, exhalan su último aliento llenos de paz y pronunciando la Shahada (no hay más dios que Allah y Muhammad es Su Mensajero). Son aquellos a quienes el Profeta Muhammad dio estas buenas nuevas:

Aquel que testifique con sinceridad que no hay más Dios que Allah y que Muhammad es el Mensajero de Allah, dará su último aliento entrando en el Paraíso… (Hakim, Mustadrak, vol. I, no. 503)

En otras palabras, quien viva constantemente con el kalima at-tawhid (la Shahada) dará su último aliento en su viaje hacia a Allah con ella en sus labios.

Estos son lo que han eliminado todos los apegos por los bienes mundanos y efímeros, y han arrancado de sus corazones los ídolos anidan camuflados en deseos, diciendo la (no hay) y después llenándolos con el amor de Allah pronunciando la palabra il-la (excepto).


Fuente: Extracto del libro “El último aliento”, del mismo autor.

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