Ellas son un vestido para vosotros y vosotros sois un vestido para ellas

Por: Luqman Nieto

Allah dice en el Corán:

Ellas son un vestido para vosotros y vosotros sois un vestido para ellas. (2:187)

Saidina Ali, que Allah lo tenga en su misericordia, dijo que uno de los nombres por los que Allah llama al Profeta, que la paz sea con él, en el Corán, es “el que se envuelve en el manto”, este es también el nombre de uno de los Suras del Corán. El siguiente Sura, se llama “El arropado” y también se refiere al Profeta, que la paz sea con él.

En un Hadiz transmitido por Aisha se nos relata que tras un periodo de retiro en la cueva de Hira, el Ángel Yibril fue al Profeta, que la paz sea con él, y los primeros versos del Corán fueron revelados: “Recita/lee, en el nombre de tú Señor que te ha creado”. Después de este encuentro, el Profeta volvió a su casa con el corazón sobrecogido y lleno de temor y le dijo a Jadiya: “Arrópame, arrópame”. A esta primera revelación le sucedió un intervalo de tiempo en el que el Profeta, que la paz sea con él, no recibió ninguna revelación, hasta que un día, mientras caminaba, el Profeta, que Allah le dé Su gracia y paz, oyó una voz desde lo alto y al levantar la cabeza encontró a Yibril sentado entre el cielo y la tierra y una vez más corrió hacia su casa sobrecogido y en estado de temor y excitación y volvió a pedir a Jadiya que lo tapara.

Después de esto, el Profeta, que la paz sea con él, preguntó a Jadiya: “¿Qué me pasa?” Y le contó lo que le había sucedido y dijo: “Temo por mi alma”. El Profeta, que la paz sea con él, temía haber perdido el juicio. Jadiya le dijo: “¡Nunca! Por Allah, Allah nunca te desgraciará. Mantienes buenas relaciones con tus parientes, dices la verdad, ayudas a los pobres y los destituidos, tratas a tus huéspedes con generosidad y ayudas a quienes están afligidos por la desdicha”.

Esto es una clara y preciosa descripción de lo que significa que el hombre y la mujer son un “vestido” para el otro.

El Sura del Arropado continúa:

(1) ¡Oh tú que te arropas! (2) ¡Levántate y advierte! (3) Y a tu Señor engrandece. (4) Y tu vestido purifícalo. (5) De lo abominable aléjate. (6) No des esperando recibir más. (7) Y sé constante con tu Señor.

Estas ayat resumen de forma sucinta lo que se espera de nosotros, como seres humanos, seamos hombre o mujer. El primero versículo dice: “¡Oh tú que te arropas!”. Tú, que ante la fuerza, el poder y la majestad de la Revelación necesitas recogerte en ti mismo. La Revelación, el Corán, ha sido completado y es el último de los Mensajes enviados a la humanidad a través del Profeta Muhammad, que la paz sea con él. Sin embargo, el momento de experimentar la realidad de nuestra existencia circunstancial, de ser conscientes de la Realidad última de la vida, es algo por lo que todos hemos de pasar en algún momento de nuestra vida. Y es en ese momento cuando necesitaremos alguien que nos arrope, que nos cubra, que nos ayude a recogernos. Alguien que en un momento de una situación cercana a la locura nos recuerde quiénes somos y junto a quién podamos poner en práctica los versículos que siguen: (2) ¡Levántate y advierte! (3) Y a tu Señor engrandece. (4) Y tu vestido purifícalo. (5) De lo abominable aléjate. (6) No des esperando recibir más. (7) Y sé constante con tu Señor.

Esto es lo más noble en lo que el hombre y la mujer pueden colaborar. Ponerse uno junto al otro y declarar la verdad; reconocer, engrandecer y adorar a su Señor; ayudarse mutuamente en la purificación de lo interno y lo externo; protegerse uno al otro de lo abominable, de lo bajo y lo vulgar y ser generosos el uno con el otro y con los demás, sin esperar nada a cambio.


Fuente: http://luqmannieto.com/

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