En alabanza al Amado de Allah

Por: Aftab A. Malik

Desde los Sahaba hasta nuestros días, todos aquellos que aman al Profeta muestran su amor al Amado de Allah, especialmente en su mawlid. 

Los musulmanes consideran que el mawlid, o el nacimiento del bendito profeta Muhamamd, que Allah le bendiga y le conceda paz, es el evento más importante en la historia de la humanidad. De hecho, fue un evento cósmico trascendental. Ibn Kazir, el consumado muhaddith (maestro de los Hadith), muffasir (exegeta coránico), historiador y qadi (juez), señaló en su trabajo de varios volúmenes, al-Bidaya wa al-niyaha, que fue una ocasión en la que “El paraíso y los cielos fueron decorados y los ángeles se movieron en procesiones continuas. El palacio de Cosroes fue sacudido y el fuego de 1000 años dejó de arder”. El propio Profeta a menudo contaba a sus compañeros el momento de su nacimiento, describiendo cómo su bendita madre Amina se maravilló de poder ver castillos distantes en Damasco por la luz que emanaba de ella. El tío del Profeta, al-‘Abbas ibn ‘Abd al-Muttalib, Allah esté complacido con él, describió el momento del nacimiento del Profeta en prosa, exclamando: “[Cuando] naciste, una luz se elevó sobre la tierra hasta iluminaba el horizonte con su resplandor. Estamos en esa iluminación y esa luz original y esos caminos de orientación, y gracias a ellos continuamos”.

Los teólogos y poetas musulmanes a lo largo de la historia concluyeron que es casi imposible describir las cualidades del profeta Muhammad o alabarlo como debería ser alabado. La incapacidad del poeta para alabar al Profeta se debe al hecho de que se le menciona en el Corán con palabras de alabanza, y dado que el Creador y el Señor de todos los mundos pronuncia bendiciones sobre él, los humanos somos totalmente incapaces de alabarlo como se merece. El autor español Lisan al-din reflexionó sobre este dilema y de forma frustrada, admitió que ya que “los versos del libro sagrado te han alabado/¿Cómo podría el poema que lleva mi elogio alabar tu grandeza?”. El Imam Muhammad al-Busiri concluye en su Hamziyya que La incapacidad de las lenguas para describir al Profeta es uno de sus verdaderos milagros.

El compañero del Profeta, Hassan ibn Zabit, a menudo trató de capturar la magnanimidad del Profeta en sus poemas, una vez dijo: “Soy testigo con el permiso de Allah de que Muhammad es el Mensajero, quien es más elevado que el cielo”. Incluso después de la partida terrenal del Profeta, Hassan ibn Zabit proclamó desafiante : “Nunca dejaré de elogiarlo. Tal vez sea por eso que estaré para siempre en el paraíso”. Es este precedente de elogiar al Profeta que emulan las siguientes generaciones de musulmanes. Nada menos que el maestro de los Hadices, el Sheij al-Islam al-Hafiz Ibn Hajar al-‘Asqalani, conocido y respetado por su comentario sobre Sahih al-Bukhari, expresó estos sentimientos siglos después, cuando se lamentó: “A las puertas de tu generosidad se encuentra un pecador, loco de amor / Lo mejor de la humanidad […] La alabanza a ti no te hace justicia / Pero quizás, en la eternidad, sus versos se transformarán en mansiones. Mi alabanza a ti continuará mientras viva, porque no veo nada que pueda desviarme de tu alabanza”.

Hoy, la expresión de alabanza al Profeta más frecuentemente recitada y valorada es un poema titulado al-Burda (“el poema de la capa”) escrito por el Imam al-Busiri. Escribió este poema después de sufrir un derrame cerebral. En la angustia y en la miseria, se dirigió al Profeta para componer un poema en su honor. El Mensajero de Allah, Allah lo bendiga y le conceda paz, se le apareció al Imam al-Busiri en su sueño y le echó su capa (“burda”) sobre él, tal como lo había hecho una vez a Ka’b ibn Zuhair, después de escucharle recitar su poema en honor al Mensajero de Allah. El imán al-Busiri fue sanado por el toque de la capa del Profeta y por la mañana descubrió que podía moverse una vez más.

Para los compañeros, no era suficiente recitar poesía honorífica en su nombre; solían apreciar todo lo que estaba asociado con él. De hecho, sabemos por las colecciones auténticas de Hadices que solían recolectar el cabello del Profeta (a menudo usándolo para curar dolencias) y ataban hebras a sus gorros. También besaban las manos de otros compañeros que habían tocado al Profeta. El Imam al-Dhahabi, posiblemente el más grande de todos los maestros de Hadices, resumió las manifestaciones del amor de los compañeros por el Mensajero de Allah, explicando que

[…] disfrutaron de su presencia directamente, besaron su propia mano, casi peleaban entre ellos [por] los restos de su agua de ablución, compartieron su cabello purificado el día de la mayor peregrinación, e incluso si escupía, prácticamente no caía excepto en la mano de alguien para que pudiera pasárselo por la cara […] No ves que los Compañeros en su intenso amor por el Profeta, Allah lo bendiga y le conceda paz, le preguntaron, “no debemos postrarnos ante ti?” Y él respondió “no”, y si lo hubiera permitido se habrían postrado ante él como una marca de veneración y respeto, no como una señal de adoración, tal como los hermanos del profeta José se postraron ante José, sobre quien sea la paz

Su nacimiento es una bendición para todos aquellos que se regocijan y celebran. Sabemos que Abu Lahab, el “padre de la llama”, se regocijó por el nacimiento de su sobrino y liberó a su esclavo, esto le servirá para obtener un respiro de su castigo en la tumba por este único acto de felicidad. También sabemos que un tronco de palmera muerto gimió cuando el Profeta Muhammad se alejó un poco de él para pronunciar su sermón del viernes en su mezquita. El bendito Profeta se acercó a él y lo consoló. Si un árbol muerto llora cuando está alejado del Profeta, ¿qué pasa con un ser humano?

Además de recitar poesía en alabanza al Habib Allah (el Amado de Allah), el mawlid debe movernos a reflexionar y pensar sobre la naturaleza ética y el mensaje moral del profeta Muhammad. Descrito por Allah como una “misericordia para todos los mundos“, el mawlid nos recuerda las cualidades que debemos esforzarnos por implementar a diario. Resumiendo sus lecturas de las tradiciones que describen el carácter del Profeta, Thomas Carlyle se refiere a él como alguien que era “Brilliantemente espiritual, severo en asuntos de derecho pero compasivo y clemente, rico en dignidad pero extremadamente modesto y humilde […] un guerrero varonil y valiente y que era el más amable y gentil con mujeres y niños”. En innumerables dichos, el Profeta recordó a sus seguidores que fueran gentiles, compasivos y, sobre todo, misericordiosos. Se relató que él dijo:

[Allah] es compasivo y ama a los que son compasivos. Él es gentil y ama a los que son gentiles con los demás. Quien es misericordioso con las criaturas, Allah es misericordioso con él. Quien haga el bien a la gente, Allah hará el bien con él. Quien sea generoso con ellos, Allah será generoso con él. Quien beneficie a la gente, Allah le beneficia a él.

Por lo tanto, el mawlid es un evento por el cual los musulmanes no solo tienen la oportunidad de conocer al Profeta, hacer una pausa y reflexionar sobre su carácter e interrogarse a ellos mismos en relación con el comportamiento del Profeta Muhammad, sino que también nos da la oportunidad de amarlo. Después de todo, el Profeta nos dijo: “Ninguno de vosotros cree hasta que no me ama a mi más de lo que ama a sus hijos, a sus padres y a toda la gente“. El bendito Profeta una vez le dijo a un beduino (que había dicho que no había preparado mucho para el Día del Juicio, pero que amaba al Profeta) “estarás con aquellos a quienes amas“. Los musulmanes, eruditos y gente común por igual, han celebrado el mawlid a lo largo de los siglos para infundir este amor en nosotros y ofrecernos la esperanza de la intercesión. En palabras de Yalal al-din al-Suyuti, el erudito, muytahid Imam y muyadid (Renovador) del siglo X islámico, la persona que celebra el mawlid es “recompensada porque implica venerar el estado del Profeta y expresar alegría por su honorable nacimiento”.


Fuente: Healing Hearts / Traducido y editado por newmuslim.net/es

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