Por: Hammudah Abdalati
El musulmán verdadero cree que cada persona nace libre de pecado y de todo reclamo de virtud heredada. Es como un libro en blanco. Cuando la persona alcanza la edad de madurez, se hace responsable de sus actos e intenciones, si su desarrollo es normal y si está cuerdo. El hombre no sólo está libre del pecado hasta que comete el pecado, sino que también es libre de hacer las cosas según sus planes bajo su propia responsabilidad. Esta libertad dual: estar libre de pecado y libertad para hacer cosas efectivas, limpia la conciencia del musulmán de la fuerte presión del Pecado Heredado. Alivia su alma y su mente de las tensiones innecesarias de la Doctrina del Pecado Original.
Este concepto islámico de libertad se basa en el principio de la justicia de Dios y la responsabilidad directa del individuo ante Dios. Cada persona debe llevar su propia carga y ser responsable de sus propias acciones, porque nadie puede expiar por el pecado de otro. Así, un musulmán cree que si Adán hubiera cometido el pecado original, hubiese sido su propia responsabilidad expiar por ese pecado. Asumir que Dios fue incapaz de perdonar a Adán y tuvo que hacer que alguien expiara por su pecado, o asumir que Adán no oró pidiendo perdón o que pidió perdón pero no le fue concedido, sería extremadamente improbable y contrario a la misericordia y la justicia de Dios, así como a su atributo de perdón y poder para perdonar. Asumir dicha hipótesis sería un desafío audaz del sentido común y flagrante violación del mismo concepto de Dios (ver las referencias en el artículo nueve arriba,; 53: 31-42; 74:38, el concepto de pecado abajo):
Quien obre con rectitud lo hará en su propio bien, y quien obre mal lo hará en contra de sí mismo; tu Señor no es injusto con los siervos. (Se han expresado con claridad – Fuṣilat, 41:46)
Quien obre con rectitud lo hará para sí mismo y quien obre mal lo hará contra si mismo, luego regresaréis a vuestro Señor. (La Arrodillada, 41:15)
De Allah es cuanto hay en los cielos y cuanto hay en la tierra. Para recompensar a los que hicieron el mal por lo que hicieron y recompensar con lo más hermoso a quienes hicieron el bien. Los que no incurren en los delitos graves ni en las indecencias repulsivas, aunque sí lo hagan en faltas leves. Realmente tu Señor es Magnánimo perdonando y os conoce mejor, pues os creó de la tierra y luego fuisteis embriones en el vientre de vuestras madres. Así pues, no os vanagloriéis. Él sabe mejor quien Le teme. ¿Has visto a quien se desentiende, ese que da poco y es tacaño? ¿Acaso posee conocimiento del No-Visto y puede ver? ¿No se le ha dicho lo que contienen las páginas de Musa, y las de Ibrahim, el fiel cumplidor, en cuanto a que nadie cargará con la carga de otro, y que el hombre sólo obtendrá aquello por lo que se esfuerce? Pero que su esfuerzo se verá. Y luego será recompensado con una recompensa total. Y que el destino final es hacia tu Señor. (El astro, 53:31-42)
Cada uno será rehén de lo que se ganó. (El arropado, 74:38)
Sobre una base racional, así como sobre la autoridad del Corán, el musulmán cree que Adán comprendió lo que había cometido y rogó a Dios por el perdón, como lo haría cualquier otra persona sensible cometido una falta. Es también en la misma base, cree el musulmán, que Dios, el perdonador y misericordioso, concedió el perdón a Adán.
Dijimos: ¡Adam! Habita con tu pareja el Jardín y comed sin restricciones de lo que haya en él, pero no os acerquéis a este árbol porque entonces seríais de los injustos. Pero el Shaytán les hizo caer a causa de él, sacándolos de donde estaban. Dijimos: ¡Descended!: Unos seréis enemigos de otros. Tendréis temporalmente en la tierra un lugar de asentamiento y bienes de los que disfrutar. Luego Adam, recibió palabras inspiradas por su Señor, que se volvió a él; es verdad que Él es el que se vuelve en favor de Sus siervos, el Compasivo. (La Vaca, 2:5-37)
Y dijimos: ¡Adam! Realmente él es un enemigo para ti y para tu pareja, que no os saque del Jardín pues conocerías la penalidad. Verdaderamente en él no sentirás ni hambre ni desnudez. Ni tampoco sufrirás la sed y el calor. Pero el Shaytán le susurró diciéndole: ¡Adam! ¿Quieres que te diga cuál es el árbol de la inmortalidad y un dominio que no se acaba? Y ambos comieron de él. Entonces se les mostraron sus partes pudendas y comenzaron a taparse con hojas del Jardín. Adam desobedeció a su Señor y malogró (lo que tenía). Luego su Señor lo escogió, se volvió sobre él y lo guió. (Ta Ha, 20:117-122)
Por lo tanto, el musulmán no puede aceptar la doctrina que dice que Adán, junto con toda la raza humana, fueron condenados e irredentos hasta que Jesús vino a expiar por sus pecados. En consecuencia, el musulmán no puede contemplar la historia dramática de la muerte de Jesús en la cruz sólo para acabar con todos los pecados humanos de una vez por todas.
Aquí el lector debe ser advertido contra cualquier conclusión equivocada. El musulmán no cree en la crucifixión de Jesús por parte de sus enemigos porque la base de esta doctrina de la crucifixión es contraria a la misericordia y justicia Divinas tanto como a la lógica humana y a la dignidad. Tal incredulidad en la doctrina no disminuye de ninguna manera la reverencia del musulmán por Jesús (la paz sea con él), ni degrada el alto estatus de Jesús en el Islam, ni siquiera sacude la creencia del musulmán en Jesús como un distinguido profeta de Dios. Por el contrario, al rechazar esta doctrina, el musulmán acepta a Jesús (la paz sea con él), pero con más estima y mayor respeto, y considera su mensaje original como una parte esencial del Islam. Dejad, pues, que se declare una vez más que, para ser musulmán, una persona debe aceptar y respetar a todos los profetas de Dios sin ninguna discriminación. El status de Jesús (la paz sea con él) en el Islam será discutido más adelante en un capítulo posterior.
Pregunta
¿Qué sabiduría surge de que Adán (la paz sea con él) haya sido expulsado del Paraíso y de que algunos de la humanidad, los hijos de Adán, sean enviados al Infierno?
Respuesta:
La sabiduría de ello se relaciona con las tareas encomendadas; Adán fue enviado a cargo de una tarea tan importante como es descubrir el progreso espiritual de toda la humanidad, desarrollar las habilidades de toda la humanidad y la naturaleza esencial del ser humano como un espejo que abarca todos los Nombres Divinos. Ese es el resultado de esa tarea. Si Adán hubiera permanecido en el Paraíso, su rango hubiera sido fijo como el de los ángeles; las habilidades del ser humano no se hubieran desarrollado. De todos modos, los ángeles, cuyos rangos no cambian, son numerosos y el ser humano no necesita realizar ese tipo de adoración. Por cierto, ya que la sabiduría Divina requirió un reino de aceptación de la religión por voluntad propia según las habilidades del ser humano, que atravesaría infinitos niveles, Adán fue expulsado del Paraíso por su reconocido pecado, siendo el pecado el requisito de la naturaleza del ser humano contrariamente al de los ángeles. Es decir, tal como que Adán fuera expulsado del Paraíso fue pura sabiduría y pura misericordia, así también es justo y correcto que los incrédulos sean enviados al Infierno.
Como se menciona en la Tercera Indicación de la Palabra Diez, el incrédulo sólo cometió un pecado en una vida corta, pero dentro del pecado hubo infinitos errores. Porque la incredulidad es un insulto a todo el universo; niega el valor de todos los seres, niega el testimonio de la Unidad Divina de todas las criaturas y desprecia los Nombres Divinos, cuyas manifestaciones se ven en los espejos de los seres. En consecuencia, para vengar los derechos de las criaturas sobre los incrédulos, el Monarca de las criaturas, el Convincente de Gloria, arroja a los incrédulos al Infierno eterno y esto es puro derecho y justicia porque un crimen infinito exige un castigo infinito. [Carta doce – Colección de Risale i Nur]
Invitación a la fe verdadera:
Mantén tu rostro sin apartarlo de la Adoración primigenia, como hanif. La marca original* de Allah, con la que ha marcado a los hombres al crearlos. No se puede reemplazar la creación de Allah. Esa es la forma de Adoración genuina, sin embargo la mayoría de los hombres no saben. (Los Romanos, 30:30)
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Fuente: Extraído de libro ‘Islam in focus’ de Hammudah Abdalati – Traducción: E-Dawah Commitee