Día Mundial de la Lengua Árabe, lengua de los Musulmanes

Introducción

El árabe es una de las lenguas más importantes del mundo, con más de 300 millones personas que la hablan como lengua materna en varios países árabes. Es también, el idioma más usado en la República centroafricana de Chad, país no árabe, y usado minoritariamente en otros países incluyendo Afganistán, Israel (tanto el árabe como el hebreo son lenguas oficiales), Irán y Nigeria. En 1974 fue considerado una de las seis lenguas oficiales de Naciones Unidas, junto con el chino, el español, el inglés, el francés y el ruso.

Alrededor de un billón de musulmanes lo estudian como segunda lengua en países como India, Indonesia, Pakistán y Tanzania, y en Estados Unidos varias comunidades lo utilizan en su vida diaria así como para asuntos religiosos.

Historia y desarrollo

El árabe pertenece a la familia afroasiática de lenguas (camítico-semíticas), que está formada por más de 300 lenguas, algunas de las cuales están completamente en desuso y otras apenas se utilizan. El árabe y el hebreo son los dos principales ejemplos de lenguas semíticas vivas mientras que el hausa y varios dialectos del bereber son ejemplos de la supervivencia de lenguas camíticas.
La primera muestra que se conoce del árabe es una inscripción encontrada en el desierto de Siria que data del siglo IV a. C. Las tribus preislámicas que vivían en la península arábiga y las regiones vecinas tenían una extensa tradición oral poética, pero no fue sistemáticamente recogida por escrito hasta el siglo VIII a. C. Este lenguaje poético, probablemente el resultado de la fusión de varios dialectos, fue considerado como un estilo literario que representaba un lazo cultural entre las diferentes tribus.

El Profeta Muhammad recibió los mensajes de Dios en árabe, a través del ángel Gabriel, durante un periodo de veintitrés años; 610-632 a. C. El sagrado Corán, fue originalmente memorizado por recitadores profesionales (hufaz y qura’). Con la expansión del Islam diferentes acentos se comenzaron a utilizar, hasta que una versión estandarizada fue completada al mando del tercer califa Uzman Ibn ‘Affan, a mediados del siglo VII a. C. Al haber más y más personas no araboparlantes que aceptaban el Islam, el Corán se convirtió en el vínculo más importante entre los musulmanes, tanto árabes como no árabes se sintieron venerados por su contenido y admirados por la belleza de su lenguaje.

Los árabes independientemente de su religión, y los musulmanes, independientemente de su origen étnico, tienen la lengua árabe en la más alta estima y la valoran como el producto de un rico patrimonio cultural. Es esta conexión íntima entre el Corán y el árabe lo que le dio al idioma su estatus especial y contribuyó a la arabización de diversas poblaciones.

La propagación del árabe

A comienzos del siglo VIII, el Imperio Árabe Islámico se había extendido desde Persia hasta España, lo que resultó en la interacción entre los árabes y las poblaciones locales que hablaban diferentes idiomas. En Siria, Líbano y Palestina, donde la mayoría de la población hablaba algún dialecto arameo y donde las tribus árabes habían estado presentes en las cercanías, las lenguas locales fueron en su mayoría reemplazadas por el árabe.

En Iraq, el árabe se convirtió en el idioma dominante entre una población que hablaba arameo y persa. Se produjo un proceso más gradual de arabización en Egipto, donde el copto y el griego fueron los dos idiomas dominantes. En el norte de África, donde se hablaba el dialecto bereber y todavía se usa en algunas partes, el proceso de arabización fue menos completo. Persia y España, sin embargo, conservaron sus respectivos idiomas.

En los primeros días del Imperio, la mayoría de la población no habría sido árabe monolingües. La interacción del árabe con otros idiomas condujo al préstamo de un nuevo vocabulario que enriqueció el lenguaje en áreas tales como el gobierno, la administración y la ciencia. Esto, además de los ricos recursos internos del árabe, permitió que el idioma se convirtiera en un medio adecuado para gobernar un vasto imperio.

Bajo la dinastía omeya (661-750 d. C.), con Damasco como centro de poder, el árabe continuó su tradición de excelencia como el lenguaje de la poesía, enriqueció su literatura con traducciones del persa y de otros idiomas, y adquirió una nueva terminología en diversos campos de estudio que incluyó lingüística, filosofía y teología. Bajo el gobierno abasí de Bagdad (750-1258 d. C.), la literatura árabe alcanzó su edad de oro a medida que los estudios lingüísticos alcanzaron un nuevo nivel de sofisticación. Muchos académicos, árabes y no árabes, musulmanes, cristianos y judíos, participaron en el desarrollo de la vida intelectual utilizando el árabe como idioma predilecto.

Un esfuerzo sistemático en la traducción de varias fuentes hizo que el árabe fuera el medio académico más adecuado del día en disciplinas como la filosofía, las matemáticas, la medicina, la geografía y diversas ramas de la ciencia. Muchas de las palabras prestadas durante este período se asimilaron fácilmente al árabe y luego se transmitieron a otros idiomas.

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