En búsqueda de la felicidad

Para encontrar la felicidad primero hemos de preguntarnos quienes somos y cómo hemos llegado hasta aquí

Para encontrar la felicidad primero hemos de preguntarnos quienes somos y cómo hemos llegado hasta aquí

Por: Hamza Andreas Tzortzis

La “ búsqueda de la felicidad ” es una parte esencial de la naturaleza humana. Todos deseamos ser felices, incluso cuando a veces no sabemos explicar exactamente qué es “la felicidad”. Es por ello por lo que si preguntamos a cualquier persona por qué quieren conseguir un buen trabajo, probablemente responderán “para ganar lo suficiente para vivir cómodamente”. Sin embargo, si le interrogas más a fondo y preguntas por qué quiere vivir cómodamente, lo más probable es que digan, como muchos de nosotros, “porque quiero ser feliz”. Pero la felicidad es la meta, no un medio hacia ella. Es el destino final, no necesariamente el camino. Todos queremos ser felices, por lo tanto buscamos incesantemente caminos que nos permitan conseguir ese estado de felicidad definitivo.

Y el buen fin es de los que temen (a Allah).” (El Muro Divisorio 7:128)

El camino que cada uno busca varía según la persona. Algunos dedican años a crear un currículo lleno de credenciales y calificaciones, otros en cambio, entrenan sin descanso en gimnasios y así conseguir el cuerpo perfecto. Aquellos que desean el amor de una familia acaban a menudo sacrificando sus vidas por el bienestar y cuidado de sus esposos o esposas e hijos, y también encontramos a aquellos que simplemente planean sus fines de semana para salir con sus amigos, buscando un respiro de una larga y dura semana de trabajo. La lista de ejemplos no tiene fin. Ya sea por dinero, posición social, otras personas o simplemente pasárselo bien, todo el mundo se encuentra sumergido en la manera de estar feliz, y eventualmente simplemente serlo. Lo que hace que nos preguntemos, ¿qué es la verdadera felicidad? si existe, ¿dónde se encuentra y cómo llegar a ella?

¿Soy feliz?

Para ayudar a contestar estas preguntas, imagina la siguiente situación hipotética: mientras lees esto te sedan sin tu consentimiento. De repente te despiertas y te encuentras en un avión. Estás en primera clase. Tienes tu propia cabina. La comida es de ensueño. El asiento, que puede convertirse en cama, está diseñado para garantizar una lujosa y confortable experiencia. El entretenimiento que te ofrecen no tiene límites. El servicio es inmejorable. Ahora piensa por un momento y hazte esta pregunta: ¿sería yo feliz?

¿Cómo vas a serlo? Antes necesitarás saber las respuestas de algunas preguntas: ¿Quién te sedó? ¿Cómo entraste en el avión? ¿Cuál es el propósito del viaje? ¿Hacia dónde te diriges? Si estas preguntas permaneciesen sin respuesta, ¿cómo ibas a ser feliz? Incluso si empezaras a disfrutar de todos los lujos a tu disposición, nunca conseguirías la felicidad ya que solo lo conseguirías ignorando deliberadamente todas estas preguntas tan importantes.

Ahora, aplica esto a tu vida y pregúntate, ¿soy feliz?

Nuestra llegada a este mundo no es diferente a que te seden y te metan en un avión. Nosotros no elegimos nuestro nacimiento, nuestros padres o de dónde venimos. Y algunos de nosotros ni siquiera nos hacemos preguntas o buscamos las respuestas que nos ayudaran a conseguir nuestra meta de ser felices.

¿Podemos ser realmente felices?

¿Dónde se esconde la felicidad? inevitablemente, si reflexionamos en el ejemplo anterior, la felicidad se encuentra en nuestro interior, en saber quiénes somos, y en encontrar las respuestas de las preguntas fundamentales; ¿por qué estamos aquí? ¿hacia dónde vamos?

A diferencia de los animales, no podemos ser felices simplemente por el mero hecho de vivir y de responder a nuestros instintos. Obedecer a nuestras hormonas y a nuestras necesidades físicas no nos dará la felicidad. Para hacer hincapié en esto, reflexiona sobre este otro ejemplo:

Imagina ser uno de los cincuenta humanos que están encarcelados en una pequeña habitación sin medios para salir. Hay solo 10 rebanadas de pan, y no habrá más comida hasta dentro de 100 días. ¿Qué haríais? Si siguieses tus instintos se derramaría mucha sangre. Pero si intentas responder a esta pregunta ¿cómo podríamos todos sobrevivir? Es más probable que lo harás ya que idearías maneras para hacerlo.

Aplica este ejemplo en tu vida. Tu vida es mucho más complicada y tiene muchas más variables, lo que puede resultar en un número infinito de resultados. Aun así algunos de nosotros solo seguimos nuestras necesidades físicas. Para nuestros trabajamos puede que necesitamos un doctorado u otra calificaciones, y puede que salgamos a disfrutar con nuestras parejas, pero eso solo se reduce al mero hecho de sobrevivir y procrear. No podemos obtener la felicidad hasta que no respondamos a esas preguntas existenciales y descubrir quiénes somos realmente.

¿Quiénes somos?

Todos necesitamos responder la pregunta de por qué estoy aquí. En Islam, la respuesta es sencilla, y a la vez profunda. Estamos aquí para adorar a Dios.

Pero la palabra adoración en Islam tiene un significado diferente del entendimiento común de la misma. La adoración puede encontrarse en cualquier acto que hagamos. Se encuentra desde la manera en la que caminamos y en la que nos hablamos unos a otros, hasta en esos pequeños gestos amables del día a día. Si nos centramos en contentar a Dios a través de nuestras acciones entonces nuestras acciones de vuelven un acto de adoración.

De este modo, la adoración no solo se limita a una acción espiritual como rezar o ayunar sino que adorar a Dios significa amarlo y conocerlo. Conocer a tu Señor es conocerte a ti mismo. Conocer y adorar a Dios es el objetivo de tu existencia; nos libera de la esclavitud a otros y a la sociedad.

Nos dice Dios en el Corán:

Dios pone como ejemplo un hombre que sirve a distintos socios y un hombre que pertenece totalmente a otro. ¿Puede compararse? La alabanza pertenece a Allah, sin embargo la mayoría de ellos no saben”. (Los Tropeles 39:29)

Felicidad real

Inevitablemente, si no adoramos a Dios, acabamos adorando a otros ”dioses”. Piénsalo. Nuestras parejas, jefes, profesores, amigos, la sociedad en la que vivimos e incluso nuestros deseos nos esclavizan de alguna manera. Toma como ejemplo las normas sociales. Muchos de nosotros definimos nuestro sentido de la belleza basándonos en la presiones de la sociedad, puede que tengamos ciertos gustos pero son modelados por otros. Pregúntate ¿por qué llevo estos pantalones o esta falda? Decir que te gusta es una respuesta muy superficial, la cuestión está en por qué te gustan, si seguimos indagando de esta manera muchos acabaran admitiendo que es porque a otros les parecen bonitos. Desafortunadamente, todos hemos sido influenciados de una manera u otra por la cantidad tan grade de anuncios con los que nos bombardean.

La musulmana Yasmin Mogahed en su libro Reclama tu corazón, explica que otra cosa que no sea Dios es débil y enfermizo y que nuestra libertad se encuentra en adorarle:

Cada vez que buscas, pides o vas tras algo que es débil y enfermizo, tú también te vuelves débil. Incluso si consigues aquello que buscabas, nunca será suficiente. Pronto necesitaras conseguir algo más. Nunca conseguirás un verdadero contentamiento o satisfacción. Es por ello por lo que vivimos en un mundo de cambios y actualizaciones; móvil, coche, ordenador, mujer, hombre pueden siempre ser cambiados por un nuevo, un modelo mejor. Pero puedes encontrar la libertad de esa esclavitud. Y si pones todo tu empeño en algo que es irrompible, infinito, entonces no fallarás.”

¿Dónde vamos?

Tenemos que elegir una opción: o abrazamos la eterna misericordia de Dios o nos alejamos de ella. Aceptar Su misericordia obedeciéndolo, adorándolo y amándolo, nos facilitará nuestra eterna felicidad en el Paraíso. Negando Su misericordia y alejándonos de Él, nos llevará a un lugar en el que no se encuentra Su amor, un lugar sin felicidad.

Esos tendrán como recompensa la Estancia más alta porque fueron pacientes. Y serán recibidos con saludo y paz”. (El Criterio 25:15)

El día que se cumpla, nadie hablará a no ser con Su permiso y habrá quien sea desgraciado y quien sea feliz”. (Hud 11:105)

Estos versos del Corán, si reflexionamos en ellos con un corazón sincero, responden nuestras respuestas fundamentales que nos facilitan la felicidad. Penetran en el corazón, la mente y el alma para despertar la verdad que llevamos en nuestro interior y guiarnos hacia nuestro final feliz.

__________________

Fuente: www.hamzatzortzis.com. Traducido y editado por New Muslims.

Related Post