Haz que este Ramadán sea de dua (súplicas a Allah)

“Y cuando Mis siervos te pregunten sobre Mí...Yo estoy cerca y respondo al ruego del que pide, cuando Me pide; así pues que ellos Me respondan y crean en Mí, ¡ojalá se guíen rectamente!” (Corán, 2:186)

“Y cuando Mis siervos te pregunten sobre Mí…Yo estoy cerca y respondo al ruego del que pide, cuando Me pide; así pues que ellos Me respondan y crean en Mí, ¡ojalá se guíen rectamente!” (Corán, 2:186)

Por: Equipo Editorial

En el Corán Allah, nos indica claramente que el ayuno es obligatorio:

“¡Creyentes! Se os ha prescrito el ayuno al igual que se les prescribió a los que os precedieron. ¡Ojalá tengáis temor (de Allah)!” (Al-Baqarah 2:183)

En los versículos siguientes Allah nos habla del ayuno y de quien está exento de hacerlo, y además nos recuerda:

“Y cuando Mis siervos te pregunten sobre Mí…Yo estoy cerca y respondo al ruego del que pide, cuando Me pide; así pues que ellos Me respondan y crean en Mí, ¡ojalá se guíen rectamente!” (Al-Baqarah 2:186)

Cuando ayunamos, nos damos cuenta de la necesidad que tenemos de Él. Durante el año podemos distraernos pero Ramadán nos recuerda que Allah está cerca de nosotros. Allah está cerca de ti.

Por lo tanto, haz súplicas a Allah.

Pide en cada sajda, pero especialmente justo antes de romper tu ayuno, y en las últimas horas de la noche. Haz súplicas en esos momentos en los que sientes que tu corazón está roto, o cuando te han defraudado o simplemente cuando necesites que alguien te escuche.

Permanece llamando a las puertas de Allah cada día y cada noche. Si estuvieses llamando a la puerta de un ser humano varias veces al día, te abriría aunque no le gustaras.

Imagínate que estás frente a la puerta de al-Fattah (el que da apertura), al-Wadud (el Afectuoso), ar-Rahman (el Misericordioso), al-Mujib (el que responde). Estás frente a la puerta de Aquel que ama que Le pidas. Estás frente a la puerta de Aquel que no pierde nada por dártelo. Y estás frente a la puerta del que dice: “Y vuestro Señor ha dicho: Llamadme y os responderé (…)”. (Corán, 40:60)

Sin darnos cuenta, creamos barreras en nuestra mente que no nos dejan realizar súplicas porque tenemos miedo de que no sean respondidas. Tenemos miedo de mostrar nuestras necesidades a nuestro Creador porque, ¿qué pasa si no son respondidas?

Con Allah puedes sentirte vulnerable. Allah nunca se aleja de aquellos que Le buscan. Sabe por lo que estás pasando sin que siquiera tú tengas que decir una palabra.

En Su sabiduría, nos enseña a través del proceso de dar. A veces las cosas vendrán fácil, otras llevarán su tiempo. Pero recuerda que al-Mujib responderá con Su misericordia y Su sabiduría. Cuando suplicas a Allah conociendo estos dos atributos, tus ojos y corazón siempre estará abierto hacia lo bueno, porque conoces a tu Señor. Tienes todo por ganar y nada por perder, por lo que suplícale con todo tu corazón.

Haz que este Ramadán sea de dua. Piensa en las cosas que quieres realmente de Dunya y de Ajira, o intenta visualizar en qué estado te gustaría estar el siguiente Ramadán. Y céntrate en esas cosas sabiendo que Él está aquí y que Él lo escucha todo, incluso en ese momento en el que no te salían las palabras y tus ojos se llenaban de lágrimas: Él escuchó tu corazón.

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