Igualdad y equidad en el Islam

Por: Abu Amina Elias

Existe hoy la tendencia de invocar la palabra igualdad en una serie de temas, como si fuera un sinónimo de justicia. Por lo general, al decir igualdad, queremos decir que todas las personas son iguales en derechos, deberes y dignidad básicos, que nuestros sistemas de justicia deben ser justos, imparciales y objetivos. Ciertamente, las personas son iguales en el Islam con respecto a su derecho a la vida, la propiedad y la dignidad humana, independientemente de su religión, raza, género u origen étnico.

Dicho esto, el enfoque excesivo en la igualdad y la exclusión de otros conceptos relacionados con la justicia puede ocultar la verdad de los asuntos. Hay dos palabras para la justicia en el Islam: al-‘Adl, que proviene de la raíz que significa “ser igual”, y al-Qist, que proviene de la raíz que significa “distribuir”. En castellano, estos términos se relacionan con la igualdad y la equidad, y reflejan nociones de justicia diferentes pero complementarias.

Muchas veces, una distribución igual es una distribución equitativa y, por lo tanto, produce justicia. El Corán usa estas dos palabras juntas para resaltar este punto:

¡Vosotros que creéis! Sed firmes en establecer la justicia (quist) dando testimonio por Allah, aunque vaya en contra de vosotros mismos o de vuestros padres o parientes más próximos, tanto si son ricos como si son pobres; Allah es antes que ellos. No sigáis los deseos para que así podáis ser justos (ta’dilu). Y si dáis falso testimonio u os apartáis…Es cierto que Allah conoce hasta lo más recóndito de lo que hacéis. (Surat al-Nisa, 4:135)

Y Allah dice:

¡Vosotros que creéis! Sed firmes en favor de Allah, dando testimonio con equidad (qist). Y que el odio que podáis sentir por unos, no os lleve al extremo de no ser justos. ¡Sed justos! (‘idlu) Eso se acerca más a la temerosidad. (Surat al-Ma’idah, 5:8)

Estos dos versículos son la base del concepto de justicia en el Islam. Nuestras normas de justicia deben ser las mismas para todos, independientemente de su estatus social, raza, religión, etnia, género, etc. No debemos estar inclinados hacia nuestros propios grupos, o incluso hacia nosotros mismos, en la administración de justicia.

Al-Qurtubi comenta este último versículo, diciendo:

Este versículo muestra que la incredulidad del incrédulo no le impide ser tratado con justicia. (Tafsīr al-Qurṭubī 5:8)

En general, la igualdad y la equidad son las mismas y se pueden usar indistintamente como lo son en el Corán. Sin embargo, no siempre es cierto que establecer dos cosas iguales entre sí produce justicia.

Allah dice:

Las alabanzas pertenecen a Allah que ha creado los cielos y la tierra y ha hecho las tinieblas y la luz. Sin embargo los que se niegan a creer equiparan (ya’dilun) a otros con su Señor. (Surat al-An’am, 6:1)

En este versículo, la misma palabra que se usa para referirse a la justicia en otros lugares se usa aquí para significar establecer ídolos como iguales a Allah. Afirmar que el Creador es igual a la creación es obviamente injusto. Como tal, la igualdad no siempre es lo mismo que la justicia.

La verdad de este asunto se aclara cuando se ve en relación con las limosnas obligatorias (al-Zakat). El 2.5% de la riqueza excedente que se otorga anualmente en caridad debe distribuirse entre los pobres y aquellos que los eruditos reconocen como los más necesitados; no se debe dar a los ricos. Si los ricos y los pobres reciben un trato igualitario en términos de caridad, sería manifiestamente injusto para los pobres.

Allah dice:

Y de sus bienes, había una parte que era derecho del mendigo y del indigente. (Surat al-Dhariyat, 51:19)

Los pobres tienen derecho a recibir suficiente caridad para que puedan satisfacer sus necesidades básicas, mientras que el deber de los más ricos es darles caridad. Este arreglo no es igual, pero es equitativo y produce justicia.

En nuestros tiempos, cada vez es menos claro para las personas cómo la igualdad y la equidad se relacionan con las cuestiones de género en el Islam. Sin duda, hombres y mujeres son generalmente iguales en derechos, deberes y dignidad, excepto en los pocos casos en los que un arreglo igualitario no sería equitativo.

Allah dice:

Los creyentes y las creyentes son amigos aliados unos de otros. (Surat al-Tawbah, 9:71)

Y Allah dice:

Y su Señor les responde: No dejaré que se pierda lo que haya hecho ninguno de vosotros, sea varón o hembra. Unos procedéis de otros. (Surat Ali Imran, 3:195)

Al-Suyuti comenta sobre este verso, diciendo:

Sois como si fuerais parte del otro, es decir, el hombre es de la mujer por virtus de los opuesto. Esta oración confirma lo que había antes, es decir, son iguales en recompensa por sus acciones. (Tafsīr al-Jalālayn 3:195)

Aisha transmitió que el Mensajero de Allah, la paz y las bendiciones sean con él, dijo:

Verdaderamente, las mujeres son la contraparte de los hombres. (Musnad Ahmad 25663 Grado: Sahih)

Al-Khattabi comenta sobre este Hadiz diciendo:

Su dicho de que las mujeres son contrapartes de los hombres significa que son iguales y su semejanza en la creación y la naturaleza, como si se separaran de los hombres. En jurisprudencia, es una afirmación de la analogía y equivalencia en las sentencias, igual por igual. De tal manera que si la dirección se transmite en la forma gramatical masculina, también se dirige a las mujeres, a excepción de los temas específicos cuya especificación se establece por evidencia. (Ma’ālim al-Sunan 1/79)

Estos textos indican que los hombres y las mujeres en el Islam son iguales como regla general, con algunas excepciones relacionadas con la fisiología (fuerza física, menstruación, etc.) o los roles de género tradicionales. Por ejemplo, los hombres han sido históricamente las cabezas de los hogares porque eran responsables de proveer la seguridad y los ingresos para sus familias.

Allah dijo:

Los hombres están al cargo de las mujeres en virtud de la preferencia que Allah ha dado a unos sobre otros y en virtud de lo que (en ellas) gastan de sus riquezas. (Surat al-Nisa, 4:34)

El “favor” de los hombres sobre las mujeres se refiere a la fuerza física de los hombres, que en promedio es mucho mayor que las mujeres y permite a los hombres realizar mejor el trabajo físico duro y los deberes militares necesarios para la seguridad política y económica.

A cambio de cumplir con sus deberes, las mujeres deben obedecer razonablemente la autoridad limitada de sus esposos.

Al-Qurtubi comenta sobre este versículo, diciendo:

Significa que los hombres sostienen a las mujeres gastando en ellas y defendiéndolas. Del mismo modo, entre los hombres hay gobernantes, comandantes y quienes hacen campañas militares; No es así entre las mujeres. (Tafsīr al-Qurṭubī 4:34)

En un sentido superficial, la relación matrimonial es desigual porque los derechos y deberes se distribuyen de manera diferente, pero la distribución está diseñada para ser equilibrada y equitativa. El mismo principio se aplica a la ley de herencia.

Allah dice:

Allah os prescribe acerca de (la herencia de) vuestros hijos: al varón le corresponde la misma parte que a dos hembras. (Surat al-Nisa, 4:11)

Una vez más, una lectura superficial podría inducir a pensar erróneamente a algunas personas que este arreglo es injusto porque es desigual. Pero la desigualdad del acuerdo está contrarrestada por la responsabilidad adicional del hombre de proporcionar ingresos a su familia; así, la distribución es desigual pero equitativa.

El problema que los musulmanes están experimentando en la actualidad es que los roles tradicionales de género y los acuerdos económicos se han visto gravemente afectados por la modernidad. Algunas personas solicitan una forma de aplicación de la ley islámica clásica en un nuevo contexto social que podría producir resultados no deseados y no equitativos, mientras que otras exigen el abandono total de la ley islámica.

La verdad es que la justicia, imparcial, objetiva y justa es la raíz y el espíritu de la ley; cualquier ley que no resulte en resultados que deberían ser iguales, o resultados desiguales que deberían ser equitativos, no es parte del Islam, incluso si las personas piensan que lo es.

Ibn al-Qayyim escribe:

Allah, Todopoderoso, ha dejado claro en su ley (shari’ah) que el objetivo es establecer la justicia entre sus siervos y la equidad entre la gente, por lo que cualquier camino que lleve a la justicia y la equidad es parte de la religión y nunca podrá oponerse a ella. (al-Ṭuruq al-Ḥikmīya, 13)

Esta realidad obliga a los musulmanes a tener una conversación difícil sobre el logro de resultados equitativos en el contexto moderno dentro de un marco islámico tradicional. El Islam como religión no necesita ser reformado, sino que los legítimos principios legales de adaptación a las condiciones cambiantes, que ya existen en la tradición clásica, deben renovarse valientemente de nuevo en la búsqueda de una sociedad bien ordenada y justa.


Fuente: https://abuaminaelias.com Traducido y editado por Newmuslim.net

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