Por: Justin Parrot
Al-Tabari señala que “otra opinión ha sido narrada por Wahb ibn Munabbih”. Esta versión está mucho más cerca de las narraciones del Evangelio; en particular, que jesus estaba listo y dispuesto a aceptar su propia muerte:
Cuando Allah informó a Jesús, el hijo de María, que pronto dejaría este este mundo, se encontró desanimado por la muerte y profundamente apenado. Así que llamó a sus discípulos para una comida que había preparado para ellos. Jesús dijo: “Venid a mí esta noche, porque tengo un favor que pediros”. Cuando se habían reunido en la noche, Jesús les sirvió él mismo. Cuando terminaron de comer, Jesús se lavó las manos y les ayudó a realizar sus abluciones con sus propias manos y limpió sus manos y sus prendas. Los discípulos consideraron esto como por debajo de la la dignidad del maestro y lo desaprobaron, pero Jesús dijo: “Cualquiera que se opone a mí en lo que hago esta noche no es de mí y no soy de él.’
Así que estuvieron de acuerdo y Jesús dijo: “En cuanto a lo que he hecho por vosotros esta noche, sirviros en la mesa y lavaros las manos con las mías propias, que sea un ejemplo para vosotros. Me considerais como el mejor de vosotros, así que ninguno de vosotros se considere mejor que otros. Que cada uno de vosotros ofrezca su vida por los demás tal como yo lo he hecho por vosotros. El favor por el que os he llamado es que pidáis fervientemente que Allah extienda mi tiempo”.
Cuando se pusieron de pie para rezar, deseando prolongar sus súplicas, fueron vencidos por el sueño y no pudieron orar. Jesús dijo: “¡Gloria a Allah! ¿No podéis ser pacientes conmigo una noche y apoyarme?”. Ellos dijeron: ‘No sabemos qué nos pasó. Nos solemos quedar despiertos en la noche para largas oraciones pero esta noche no podemos dejar de dormir. Cualquier súplica que deseemos hacer, se nos impide decirlo”. Entonces Jesús dijo: “El pastor será llevado y las ovejas serán dispersadas”.
Y Jesús siguió lamentando su fin. Dijo: “En verdad, os digo, uno de ustedes me negará tres veces antes de que cante el gallo, y otro me venderá por unas pocas piezas de plata y consumirá mi precio”. Después de esto, salieron, cada uno por su camino, y lo dejaron. Luego los judíos vinieron a buscarlo y se apoderaron de Simón, diciendo: “Él es uno de sus compañeros!”, pero él lo negó, diciendo: “Yo no soy su Compañero! Otros también lo atraparon y él volvió a negarlo. Luego Simón scuchó el canto de un gallo, y lloró amargamente.
A la mañana siguiente, uno de los discípulos fue a los judíos y dijo: “¿Qué me daréis si os guío a Cristo?”. Le dieron treinta piezas, las cuales tomó y los llevó a Jesús. Antes de eso se les había hecho aparecer a ellos. Así, lo atraparon, lo encadenaron, y lo ataron con una cuerda y lo arrastraron, diciendo: “Tu revivías a los muertos y expulsabas a Satanás y sanabas a los que estaban poseídos ¿no puedes te salvarte de esta cuerda?”. Le escupieron y colocaron espinas sobre su cabeza hasta que lo llevaron a la pieza de madera sobre la que deseaban crucificarlo, pero Allan lo elevó a Sí mismo y crucificaron lo que se hizo aparecer para ellos.
Pasaron siete horas y su madre y la mujer que Jesús había curado de la locura fueron a llorar en el lugar de la crucifixión. Jesús se acercó a ellas y les dijo: “¿Por quién lloráis?”. Ellas dijeron: “¡Por ti!”. Jesús dijo: “En verdad, Allah me ha elevado a si mismo y nada me ha sucedió excepto la bondad, porque esto es algo lo cual se hizo aparcer para ellos. Id ahora y decidle a los discípulos que se reúnan conmigo en tal y cual lugar”. Hubo once que se reunieron con él y el discípulo que lo vendió y llevó a los judíos no estaba presente. Jesús preguntaró a sus compañeros acerca de él y dijeron: “Se arrepintió de lo que lo hizo, así que se ahorcó”. Jesús dijo: “Si se hubiera arrepentido, Allah se habíar vuelto a él”.
No queda claro en el texto de esta transmisió exactamente quién o qué fue crucificado en lugar de Jesús. No menciona explícitamente a un compañero que se presentase voluntario, ni fue Judas, quien se suicidó después de la crucifixión, y tampoco Jesús pidió a nadie que sufriera en su lugar. Sin embargo, aceptó su muerte inminente y estaba dispuesto a sacrificarse para salvar a sus discípulos.
Al-Tabari combina esta transmisión más largo con el informe más corto de Wahb citado anteriormente, y concluye que fue un compañero el que tomó su lugar. También enfatiza un punto importante sobre los discípulos:
El asunto de Jesús fue escondido para ellos, fue elevado, y el que fue asesinado fue cambiado a su imagen después de que sus compañeros le deajasen. Ellos habían oído a Jesús en la noche anunciar su muerte y lamentarse porque había pensado que su muerte había sido revelada. Ellos relataron lo que les ocurrió como la verdad, pero el asunto con Allah en realidad era diferente de lo que relataron, por lo que aquellos que lo relataron de entre los discípulos no merecen ser acusados de mentir, puesto que lo que relataron parecía exteriormente la verdad.
En la interpretación de Al-Tabari, Jesús había llegado a aceptar que su muerte era inevitable, un incidente conocido como la agonía en el jardín de Getsemaní, pero fue salvado milagrosamente antes de que pudiera ser puesto en la cruz. Los discipulos
pensaron que Jesús realmente había sido crucificado, pero Al-Tabari los exime de cualquier culpa por creer y compartir lo que vieron. En este relato, algunos elementos de la narrativa del Evangelio se mantiene en consonancia con el Corán, pero el hecho histórico real es considerado como algo que Allah había ocultado, solo para ser revelado más tarde.
El incidente de la agonía tiene importantes implicaciones morales que no deben ser olvidadas. El arquetipo del auto sacrificio y el martirio pacífico también existe en el Islam. El hijo de Adán le dijo a su hermano antes de que lo asesinaran: “Si levantas la mano para matarme, no levantaré mi mano para matarte. En verdad, temo a Allah, el Señor de los mundos” (Quran, 2:28). Asimismo, se dice que Jesús prohibió a sus discípulos defenderlo contra sus enemigos diciéndoles: “Devolved vuestras espadas a su lugar; porque todos los que tomen la espada, perecerán por la espada”.
La legítima defensa es ciertamente un derecho inherente legal y humano, pero a veces las circunstancias exigen sacrificarse por el bien mayor. Como Jesús en la narrativa del Evangelio, el tercer califa Uthman ibn Affan, también se dejó matar voluntariamente para salvar a sus compañeros. Al-Hajjaj dio una vez un sermón, diciendo: “En verdad, el ejemplo de Uthman para Allah es como el ejemplo de Jesús, hijo de María”. ¿Cómo fue la muerte de Uthman similar a la de Jesus?
Abu Hurayrah nos dice que cuando Uthman estaba siendo amenazado por su enemigos políticos, este fue listo para luchar en defensa de su califa. Uthman le dijo que se pararse, temiendo causar más derramamiento de sangre innecesario:
“Entré en la casa de Uthman el día que estuvo bajo asedio y dije: “Oh, líder de los creyentes, he venido para apoyarte o pelear”. Uthman dijo: “Oh Abu Hurayrah, ¿te complacería “matar a todas las personas” (5:32) incluyéndome a mí?”, dije “No”. Uthman dijo: “Por Allah, si has matado a un hombre, entonces es como si hubieras matado a todos la humanidad”. Así que volví y no peleé.
Entraron en la casa de Uthman y lo mataron allí mismo, pero se evitó una lucha total y se salvó a Abu Hurayrah. Abu Salih dijo: “Cuando a Abu Hurayrah se le dijo acerca de lo que le pasó a Uthman, lloró profusamente. Es como si todavía pudiera oírlo llorar”.
Abu Hurayrah fue el narrador más prolífico de dichos proféticos (Hadiz). Debido al sacrificio de Uthman, continuó viviendo y continuó narrando dichos del Profeta ﷺ los cuales leemos y nos beneficiamos hoy.
Desde esta perspectiva, la narrativa de la cruz del Evangelio, entonces, no pretendía ser una símbolo de la divinidad de Jesús, sino, en cambio, una expresión del arquetipo del sacrificio desinteresado al que los creyentes deben aspirar, como Jesús les dijo a sus discípulos, “El que no lleve la cruz y me sigue no puede ser mi discípulo”. Así que tenemos que preguntarnos a mosotros mismos si estaríamos dispuestos a ser crucificados o asesinados por nuestra creencia, como el compañero Khubayb ibn ‘Adi que eligió ser crucificado por la gente mientras defendía al profeta Muhammad ﷺ. Como Uthman ¿podríamos dejar nuestras vidas por un bien mayor y para proteger a nuestros seres queridos?
Otra interpretación, que no es popular entre los estudiosos clásicos, es que la declaración en el versículo “no lo mataron, ni lo crucificaron” no es un enunciado histórico literal, sino más bien una afirmación teológica esotérica. Ibn Kazir menciona que algunos cristianos interpretan que “se les hizo parecer” significa que “el Mesías vino a María mientras ella estaba sentada y llorando en la cruz. El la vio a ella en el lugar donde su cuerpo (jasad) fue clavado y él le dijo que su espíritu (ruh) había sido elevado mientras su cuerpo fue crucificado“.
Ibn Kathir denuncia vehementemente esta interpretación probablemente porque vino directamente de los cristianos que afirmaban que Jesús era divino. Al-Baydawi también la transmite y también la rechaza, la interpretación de que “su humanidad (nasut) fue crucificada pero su divinidad (lahut) fue elevada”. Esta última redacción, que implica la divinidad de Jesús, es inaceptable para los musulmanes, por supuesto. Pero si simplemente el cuerpo de Jesús fue crucificado (o apareció ser crucificado) mientras su alma fue levantada y protegida, eso en sí mismo no quiere decir que era Dios en carne. Significa que no fue verdaderamente crucificado o asesinado por el el poder de los hombres, sino solo en un sentido puramente superficial que lo parecía externamente. Según un informe de Wahb, “Allah hizo que muriera por tres días, luego lo resucitó, y luego lo ascendió”. Sus enemigos no le mataron ni crucifícaron porque fue Allah quien causó su aparente muerte corporal; era parte del plan divino para que el milagro significativo de la resurrección fuera cumplido. Entendido de esta manera, puede ser posible reconciliar completamente el Corán con las narraciones del Evangelio, el significativo milagro de la Resurrección y el registro histórico sin reclamar la divinidad para Jesús o establecer una fuente contra otra.
Finalmente, hay una importante enseñanza moral inherente en la narración de la crucifixión que fácilmente se traslada al islam. Se dice que Jesús se negó a condenar a las personas que lo estaban torturando en ignorancia, sino que más bien pidió a Allah que los perdonara ellos. “Padre, perdónalos; porque no saben lo que están haciendo”. El Profeta Muhammad ﷺ se inspiró en este ejemplo y con frecuencia se lo recordaba a sus compañeros. Acerca de esto dijo Abdullah ibn Mas’ud, “Recuerdo haber visto el Mensajero de Allah ﷺ contar la historia de un profeta que fue golpeado por su pueblo y se limpió la sangre de su rostro, diciendo: “Mi Señor, perdona a mi pueblo por que ellos no saben“. Además, el propio Profeta puso este ejemplo de Jesús en la práctica. Imam Muslim transmita esta historia en un capítulo sobre la batalla de Uhud, porque el Profeta ﷺ hizo la misma súplica para la gente cuando intentaban matarlo. Como dijo Abu Hatim, “El Profeta dijo esta súplica durante la batalla de Uhud cuando le cortaron la cara“. Incluso si la historia de la crucifixión es rechazada, los musulmanes pueden y deben aceptar este ejemplo moral de misericordia hacia los enemigos.
En resumen, la mayoría de los estudiosos musulmanes aceptan una variante de la teoría de la sustitución, que alguien que no fue Jesús fue crucificado en su lugar. Muchos musulmanes encuentra esta explicación satisfactoria y no necesitan investigar más. Sin embargo, hay otras interpretaciones plausibles del versículo que coinciden más estrechamente con las narraciones del Evangelio, la crucifixión histórica y el Corán. Toda la las interpretaciones divergentes del versículo 4:157 son simplemente opiniones derivadas de fuentes extracanónicas, ya que no hay transmitido nada auténtico del Profeta ﷺ para justificar cualquiera de ellas.
No es necesario, como cuestión de credo, que un musulmán acepta una de estas opiniones sobre la otra, aunque la mayoría de musulmanes encontrará más seguro seguir la interpretación mayoritaria. Solo se requiere a los musulmanes creer en Jesús como el Mesías, portador del Evangelio, nacido de la virgen María, la palabra y el espíritu de Allah, un profeta humano y un gran mensajero de Allah, y que la declaración coránica “no lo mataron, ni lo crucificaron” es la verdad.
Esta es la segunda parte de este artículo, para leer la primer, hacer click aqui. En el link podeís encontrar la versión en ingles con todas las referencias.
Funte: https://abuaminaelias.com/wp-content/uploads/2019/01/Jesus-a-Foundation-for-Dialogue.pdf Traducido y editado por NewMuslim.net