Por: Redacción
El Islam anima y fomenta que todas las personas reciban educación y busquen el conocimiento,ya sea religiosa -respecto al Din- como a todos los asuntos de beneficio; en esto no hay diferencia entre el hombre y la mujer. Buscar el conocimiento, especialmente el conocimiento sobre el Islam, es una obligación para todos los musulmanes independiente de su sexo.
Allah dice en el Corán:
Y di: ¡Señor! Concédeme más conocimiento. (Ta Ha, 20:114)
Esta indicación de Allah nos indica que el conocimiento tiene dos partes, la primera es que hay que quererlo, desearlo y buscarlo, y la segunda que el conseguirlo es un regalo de Dios. La frase se estructura en dos partes, la primera “Di”, es un indicación de que la búsqueda del conocimiento empieza por la voluntad de uno mismo y la segunda “¡Señor! Concédeme más conocimiento” que el conseguirlo es un bendición que Dios concede. Además hay una indicación en imperativo, y el imperativo en árabe no tiene género, por lo que esto se aplica tanto a hombres como a mujeres.
Anas ibn Malik transmitió que el Mensajero de Allah, que la paz sea con él, dijo:
Buscar el conocimiento es una obligación para todo musulmán. (Sunan Ibn Majah)
Una vez más, vemos confirmado por el Hadith, que este dice “para todo musulmán”, independiente de si es hombre o mujer. En este ejemplo a continuación vemos que el Profeta daba importancia tanto a la educación de los hombres como de las mujeres.
El Profeta solía alocar tiempos específicos para que las mujeres pudiesen acudir a las reuniones en las que impartía conocimiento.
Abu Said al Khudri transmitió: “Una mujer fue al Mensajero de Allah, la paz y las bendiciones sean con él, y dijo: ‘Oh Mensajero de Allah, solo los hombres se benefician de tu enseñanza, así que pon un día para que nosotras podamos acudir a ti y nos enseñes lo que Allah te ha enseñado’. El Profeta dijo:
Reuniros en tal día y en tal lugar. (Sahih Bujari)
Además de esto, el Profeta solía enseñar a sus hijas y esposas sobre el Islam y los atributos de Allah.
Abdul Hamid transmitió que su madre solía trabajar con algunas de las hijas del Profeta y le dijo que el Profeta, que la paz sea con él, enseñaba a sus hijas diciendo:
Decir por la mañana: “La gloria pertenece a Allah. Comienzo con las alabanzas a Él, no hay poder sino es por Allah. Lo que Allah quiere que sea es, y lo que no quiere que se no es. Sé que Allah tiene poder sobre todas las cosas y lo abarca todo con su conocimiento”. (Sunan Abu Dawud, 5075).
Un gran ejemplo de la educación de las mujeres es Aisha, la madre de los creyentes. Fue uno de los mayores eruditos del Islam entre los primeros musulmanes. Los compañeros del Profeta, incluso lo más instruidos, iban a ella para obtener respuestas y consejo.
Abu Musa transmitió: “Nunca nos enfrentarnos los compañeros del Profeta, que la paz sea con él, a un nuevo asunto que not preguntásemos a Aisha por él y encontraramos conocimiento con ella”. (Sunan Tirmidhi, 3883)
Masruq transmitió: “Fui preguntado: ‘¿Tenía Aisha conocimiento de las obligaciones?’”. Y Masruq respondió: “Por aquel en cuyas manos está mi alma, he visto a los más ancianos eruditos de entre los compañeros del Profeta preguntarle sobre las obligaciones religiosas”. (Musnaf Ibn Abi Shayba 30387).
Aisha fue una de las esposas del Profeta, y se dice que la mitad del Din fue transmitido de ella. Por lo que si esta tenía semejante lugar entre los compañeros del Profeta, en todos los asuntos del Din, y recordemos que el Din no se ciñe solo a la práctica religiosa, sino que tiene también un componente social, no hay razón para atribuir al Islam una merma en cuanto a la consideración por la educación de las mujeres ni su estima, sino que en todo caso esto se debe atribuir a un componente cultural.
Si damos un repaso a la historia nos daremos cuenta que ha habido muchas mujeres que han sido eruditas entre las primeras generaciones del Islam y durante toda la historia hasta hoy en día:
Mu’adhah al-Adawiyyah fue una transmisora de tradiciones proféticas de la segunda generación del Islam que relató dichos de Ali ibn Abu Talib, Aisha y Hisham ibn Amir.
Amrah bint Abdur Rahman fue estudiante de Aisha, de la segunda generación del Islam, que relató dichos de Umm Salamah y Rafi ibn Khadeej y era considerada un erudita legal en la ciudad de Medina.
Hafsa bint Sireen fue estudiante de Umm Atiyyah, Anas ibn Malik, y otros compañeros del Profeta. Era una erudita jurídica de la segunda generación del Islam y uno de sus estudiantes, Qatadah, es una autoridad importante en la exégesis del Corán.
Hay tantas mujeres en la historia académica del Islam, particularmente las que se especializan en las tradiciones proféticas, que el Dr. Akram Nadwi fue capaz de compilar las biografías de más de ocho mil mujeres eruditas en cuarenta volúmenes.
Por lo tanto, los musulmanes deben tomar a estas grandes mujeres eruditas como modelos a seguir. El Islam nos manda buscar conocimiento y valorar la educación independientemente del género, por lo tanto las niñas y mujeres deben de tener las mismas oportunidad de aprender sobre el Islam, así como lo que es de beneficios entre el resto de las ciencias y se ha de permitir su desarrollo cultural e intelectual.