Por: Zaid Shakir
Las causas del perdón son numerosas durante el Ramadán. Entre ellas está el ayuno, la oración durante sus noches y perdonar a los demás. Allah dice: Perdona y Dios te perdonará.
“Dios solo aumenta en nobleza a un sirviente que posee la capacidad de perdonar”. El perdón es una de las mayores virtudes que podemos poseer, y la capacidad de perdonar nos eleva con Dios. Perdonar o disculpar a quienes transgreden contra nosotros sana nuestros corazones y repara las relaciones desgarradas. Por el contrario, la incapacidad de perdonar, como lo demuestra la historia humana, ha llevado a innumerables amistades rotas, angustia insondable, y, trágicamente, mucho derramamiento de sangre.
Cuando perdonamos, seguimos una práctica divina. Eliminamos la mancha de pecado u opresión de aquellos que nos hicieron daño y evitamos el peligro de caer en el pecado de actos de represalia excesivos o injustificados, que oscurecerían nuestros propios corazones. Cuando dejamos de perdonar a otros, nos privamos de la oportunidad de ser perdonados por Dios por nuestros propios pecados. El Corán nos recuerda: “¿No es el bien la recompensa del bien?” (55:60). En un hadiz relacionado, el Profeta ﷺ dijo: “Perdona y Dios te perdonará” (Musnad Ahmed).
El perdón, nuevamente, es un atributo divino. El Corán nos informa que Dios perdona todos los pecados excepto la idolatría (4:48, 4:116). Por lo tanto, se nos insta a no desesperar nunca de la misericordia de Dios, porque en verdad Él perdona todos las faltas (39:53). Este versículo del Corán ilustra la magnitud del amor de Dios por aquellos que buscan su perdón: “Pero Allah no los castigaría mientras tú estuvieras entre ellos ni tampoco tendría por qué castigarlos mientras pidieran perdón” (8:33). En otras palabras, buscar el perdón es un medio para evitar el castigo divino.
La tradición profética también está repleta de narraciones que atestiguan la inmensidad inconmensurable del deseo de Dios de perdonar a quienes cometen faltas. Por ejemplo, el Profeta ﷺ dijo: “Juro por el que tiene mi vida en su mano, si cometierais faltas, Dios acabaría con vosotros y traería un pueblo que cometiera faltas y luego buscara su perdón, y Él los perdonaría” (Sahih Muslim). Para otra ilustración de esto, podemos recurrir a la historia familiar del hombre que mató a cien personas, y aunque nunca realizó un solo acto devocional o buscó el perdón de Dios, Dios lo perdonó debido a la sincera intención del hombre de cambiar. Tal es la profundidad del deseo de nuestro Señor de perdonar.
Durante el bendito mes de Ramadán, Dios expande y aumenta su perdón en un grado aún mayor. De hecho, el mes de ayuno ha sido descrito como un mes de perdón. Ibn Khuzaymah relata que se informó que el Profeta ﷺ dijo: “El mes de Ramadán es un mes cuyos primeros días son misericordia, sus días intermedios son el perdón y sus últimos días son la liberación del fuego del infierno“. Al comentar sobre este hadiz, Ibn Rajab al-Ĥanbalī señala que, de hecho, todo el mes es un mes de misericordia, perdón y liberación del fuego del infierno, pero cada característica es dominante durante el momento particular del mes mencionado en el hadiz.
A lo largo del Ramadán, Dios abre muchos caminos hacia su perdón que normalmente están cerrados. Varios se mencionan en el siguiente pasaje de Laţā’if al-ma’ārif:
“Las causas del perdón son numerosas durante el Ramadán. Entre ellas está el ayuno; la oración durante sus noches; la oración durante la Noche del Poder, como se ha mencionado anteriormente; proporcionar a la persona que ayuna comida para su ruputa; aliviar la carga de un trabajador; recordar de Dios; buscar el perdón de Dios; los ángeles que buscan el perdón para la persona que ayuna hasta que rompa el ayuno”.
Tan grande es el perdón de Dios durante el Ramadán que simplemente pedirle perdón a Dios es suficiente para ser perdonado. Abū Hurayrah relata del Profeta ﷺ, “Todos son perdonados en el Ramadán, excepto uno que se niega [a ser perdonado]“. Se le preguntó a Abū Hurayrah: “¿Quién se negaría alguna vez?” Él respondió: “Uno que se niega a pedir ser perdonado“.
Estamos viviendo en una época de mucho miedo, ansiedad y desesperación, y los escépticos entre nosotros han comenzado a cuestionar la misericordia de Dios. Como creyentes, comprendamos que el perdón es una de las puertas más grandes que Dios abre a Su misericordia, y esto es especialmente cierto en el auspicioso mes de Ramadán. Que todos seamos bendecidos para cruzar esa puerta.
Fuente: Zaytuna / Traducido y editado por newmuslim.net