La ley de la gratitud: la clave de una vida plena

Por: Paola Garcia

Era una costumbre muy conocida del profeta Muhammad, que la paz sea con él, agradecer continuamente a Dios por todo lo que sucedía en su vida. También mostraba su agradecimiento a otras personas y siempre hablaba bien de ellas y de sus circunstancias. A pesar de haber vivido en condiciones muy duras en Arabia, con recursos excepcionalmente limitados, nadie escuchó nunca quejarse el Profeta Muhammad, que la paz sea con él. No lamentó su falta de oportunidades ni culpó a circunstancias como por ejemplo ser un huérfano, trabajar como pastor para sobrevivir, o cuando fue rechazado y maltratado en numerosas ocasiones.

Por el contrario, el profeta Muhammad siempre estaba agradecido. Se centró constantemente en lo bueno de su vida y en las buenas cualidades de otras personas. Como resultado, fue capaz de manifestar abundancia en todas las áreas de la vida de una forma mucho mayor de lo que cualquiera había hecho antes, cambiando para siempre el mundo.

Parece sorprendente que una sola persona en las más extremas circunstancias materiales pueda ser la fuente de tanta luz, progreso y abundancia. Sin embargo, la respuesta está en el carácter ejemplar del Profeta Muhammad, que la paz sea con él.

En el Islam, consideramos a todos los profetas, incluyendo a Muhammad, que la paz sea con él, como seres humanos. Por supuesto, seres humanos sublimes, pero de naturaleza enteramente humana. Por lo tanto, los hábitos y conductas del Profeta, que la paz sea con él, pueden ser estudiados, comprendidos y adoptados por nosotros, aplicándolos a nuestras circunstancias particulares de la vida. De su ejemplo, podemos aprender a hacer de nuestra vida grandes contribuciones a la humanidad y, de esta forma, la mayor forma de adoración a Dios.

Hay muchos tesoros entre las prácticas del Profeta que, cuando se aplican a nuestras vidas, nos pueden hacer capaces de un gran éxito. Una práctica clave es la gratitud.

El profeta Muhammad, que la paz sea con él, solía pasar largas horas en oración durante la noche. Su esposa Aisha le preguntó una vez por qué oraba tanto, puesto que sus faltas habían sido perdonados por Dios. El Profeta, que la paz sea con él, sonriendo, respondió: “¿No he de ser un siervo agradecido a Allah?” Por lo tanto, parece que la gratitud en el Islam es el propósito más importante de la adoración.

La gratitud como práctica se enfatiza en el Corán de una manera que no estaba en las escrituras anteriores. Es un tema continuo en el Corán que es fundamental para la instrucción de una vida mejor. Al pensar en los eventos positivos en nuestras vidas, la energía en nosotros cambia y atraemos más de estos eventos.

Uno de los secretos para una vida de abundancia lo encontramos en ,a Sura 14, aya 7:

“Y cuando os anunció vuestro Señor: Si sois agradecidos, os daré aún más, pero si sois desagradecidos…Es cierto que Mi castigo es intenso.” (Sura de Ibrahim, 14:7)

En el Corán y la Vida de Excelencia, el Dr. Sultan Abdulhameed, hablando sobre este aya, escribe que “aquellos que pueden ajustar su pensamiento para sentirse siempre agradecidos florecen”. Esta es una declaración muy poderosa: nos da la fórmula para prosperar.

Si prestamos atención a la forma en que se escribe el aya, notamos que las palabras transmiten una certeza absoluta. Expresan una promesa: si estamos agradecidos, Dios nos dará más; si somos ingratos, seguirá la infelicidad.

El aya nos da un mensaje de vital importancia: nos enseña el orden del universo creado por Dios. Es definitivo Podemos creer en ello o ignorarlo. Esa es nuestra elección. Pero ya sea que creamos o no, la ley de la gratitud funciona, al igual que la gravedad, ya sea que creamos en su existencia o la negemos.

¿Pero cómo implementar esta práctica de gratitud en nuestras vidas? El Dr. Sultan nos dice que la gratitud tiene tres partes:

Primero, debemos decir las palabras de agradecimiento. Agradecemos a Dios por todas las bendiciones que vemos en nuestras vidas. También agradecemos a las personas que nos ayudan de alguna manera. El profeta Muhammad, que la paz sea con él, dijo que si alguien es ingrato con las personas, también lo es con Dios. Esto tiene mucho sentido. Nos comunicamos con Dios a través de nuestras emociones, y también a través de Su Creación (otras personas, animales, naturaleza, el universo). Por lo tanto, si no sentimos gratitud en nuestro corazón hacia las personas, ¿cómo podemos sentir gratitud hacia Él? No es posible. Si prestamos atención, la creación nos dirige invariablemente a su Creador.

Segundo, debemos apreciar y sentirnos felices por lo que tenemos. La gran mayoría de nosotros, podemos pensar en muchas cosas que nos hacen sentir felices, incluso las pequeñas cosas cuentan, como un niño que nos sonríe, o el encargado del café que nos ofrece un café gratis, o cosas más grandes, como nuestra salud, o que nuestros padres estén vivos, o la bonita casa en la que vivimos, y, por supuesto, el hecho de que estamos vivos en este momento y que Dios nos da la oportunidad de estar pensando en la gratitud.

Tercero, debemos apreciar lo que tenemos, hablar bien de ello y cuidarlo. Parece lógico que si no apreciamos lo que tenemos actualmente, tampoco lo apreciaremos en el futuro (estaremos insatisfechos, con ganas de más en un ciclo sin fin). Por lo tanto, Dios no nos dará más a menos que sintamos aprecio.

Es importante tener en cuenta que esta práctica de gratitud no nos pide que simulemos que todo está bien en nuestras vidas. Definitivamente hay muchas cosas de las que podemos “con razón” sentirnos infelices. Sin embargo, elegir enfocarse en ellas no nos ayuda; al contrario, nos trae más infelicidad. Siempre hay muchos aspectos verdaderos de todas las cosas. Por ejemplo, puedo centrarme en el hecho de que mi padre está vivo, físicamente sano, cariñoso y amable, o puedo concentrarme en el hecho de que él controla, tiene un carácter difícil, es propenso a la ira y tiene problemas de memoria. Ambas perspectivas son ciertas. Pero, ¿cuál me llevará a una relación más satisfactoria y a una mayor abundancia de amor? Obviamente le primera perspectiva.

Lo que la aya nos pide que hagamos es dirigir conscientemente nuestra atención al bien que tenemos en nuestras vidas, sentir gratitud por ello en nuestros corazones, expresar nuestro agradecimiento a Dios y a las personas, y como resultado, experimentar milagros, porque así es como la ley de la gratitud funciona.


Fuente: https://www.moroccoworldnews.com/ Traducido y editado por NewMuslims.net/es

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