Por: Shaij Ahmed Bermejo
Ayer en el transcurso de una larga conversación con una persona, en la que desgranamos lo divino y lo humano, hubo un momento en el que me pidió mi consejo sobre qué era lo que había que decir o cuál debía ser la manera de actuar con unos jóvenes que parecía que poco a poco se iban alejando del Islam y que incluso algunos de ellos habían dejado el salat por completo.
Esto es algo que vemos presente a nuestro alrededor y que hay gente que al escucharlo se lleva las manos a la cabeza, dice no se cuántas veces astagfirullah, rompe la relación con ellos, los declara kuffar, los maldice con el castigo infinito del infierno y no se cuántas maldiciones mas…
Si queréis que os hable con sinceridad, para mí (y aquí estoy seguro que me lloverán las críticas) no es lo importante; no es lo realmente importante de este asunto, ya que dejar el salat no es mas que la punta del iceberg, esa punta que se ve, pero que bajo el mar es mucho, mucho más grande.
Por ello creo necesario que hagamos una reflexión común, profunda y sincera, tanto a nivel individual como colectivo, que vaya mas allá de ese dejar el salat; y es que nos preguntemos qué les transmitimos a nuestros hijos, o qué no les hemos transmitido y cómo lo hemos hecho o lo hemos dejado de hacer, para que llegue el momento en el que terminen dejando el salat.
Indudablemente son muchos los aspectos, o mejor dicho los detonantes que conducen a que esto ocurra y estoy seguro de que habrá gente mucho más preparada que yo que pueda analizar con profundidad este asunto e incluso dar respuestas y soluciones para tratarlo de la mejor manera.
Pero mientras teníamos esta conversación acudió una cosa a mi corazón, y es la que quiero compartir con todos vosotros. Lo que acudió fue el Corán, el Libro de Allah, y no una aleya en concreto o una surah determinada, acudió el Corán en su conjunto, en su totalidad, como un todo.
Realmente lo que vino a mi corazón fue algo sobre lo que mucha gente no reflexiona y es la forma en la que fue revelado, la revelación gradual, la revelación paulatina del Corán; o dicho con otras palabras, la revelación gradual de la sharia’ del Islam.
Este es un aspecto maravilloso y es una muestra de la enorme sabiduría y la maravillosa misericordia de Allah hacia Sus criaturas. Y es que gracias a esta manera de actuar, lo que consigue es abrir los corazones de la gente y que sean capaces de aceptar este mensaje y estas leyes nuevas que revolucionaban por completo lo establecido en su sociedad. Lo que consigue con ello es transformar por completo a una sociedad y a toda la historia de la humanidad.
Y lo hace de una manera muy inteligente, siguiendo un camino lleno de sabiduría, y ciertamente en ello tenemos un ejemplo y un modelo sobre cuál ha de ser nuestra forma de actuar cuando llamamos a la gente al Islam, o cuando tratamos de arraigar el Din en los corazones de la gente, sobretodo entre nuestros jóvenes.
¿Y es que, sobre qué versan las primeras aleyas del Corán? ¿Cuál es el principal asunto que trata el conocido como el Corán de Meca? Allah, Su Unidad, Su Unicidad, Su Poder, que no hay fuerza ni poder que no provengan de Él, que Él es el poderoso sobre todas las cosas, que Él es el que si quiere que algo ocurra le dice: kun fayakun. Los dones y las bendiciones que nos ha entregado, que reconozcamos todo lo que nos ha dado, que seamos conscientes de que nada ni nadie merece ser adorado excepto él; dicho con otras palabras, a lo que conduce este primer estadío del Corán es a que llenemos nuestro corazón de la realidad de Allah y por ello, a que llenemos corazón de reconocimiento y amor hacia Él, subhanahu wa ta’ala.
Lo primero que hace Allah entonces es que nuestros corazones se llenen de amor hacia Él. Y alguien puede preguntar, ¿por qué hace esto? ¿qué sentido tiene?. Lo hace por una razón muy sencilla y a la vez muy sutil e inteligente. Y vamos a tratar de llevarlo hacia un plano personal en el que entramos cada uno de nosotros. Si tu esposa a la que amas, si tu madre a la que amas, si tu marido al que amas, si tu padre al que amas, si tu hijo al que amas, te pide que hagas algo, tu amor hacia esa persona te lleva a hacerlo con muchísima mas facilidad que si te lo pidiera otra persona. Lo haces por amor, más que por obligación o imposición.
Así actúa Allah con todos nosotros y este es el camino lleno de sabiduría que debemos transitar. Si estas hablando con alguien del Islam, en primeras conversaciones en las que esa persona muestra interés, o tu hijo o un conocido no tiene el Islam arraigado en su corazón, no le hables de las obligaciones, de las imposiciones, no le hables de que tiene que hacer 5 oraciones al día, que tiene que ayunar y dejar de beber alcohol, de que tiene que hacer esto o esto otro, de que esto es haram, y de más allá es haram, y todo haram, y si no te pudrirás en el infierno… NO, NO, NO!
Háblale de Allah, háblale de Su Infinita Bondad, de Su Infinita Misericordia, háblale de Su Perdón que está siempre por encima de Su Castigo, muéstrale la generosidad de Allah hacia todas Sus criaturas. Háblale del Mensajero Muhammad, salla allahu alaihi wa sallam, de su bondad, su misericordia, su trato hacia los cercanos y los lejanos, su cariño hacia los pequeños, su respeto hacia los mayores, su ternura con las mujeres, su afecto con los animales…
Haz que en su corazón vaya aumentando cada vez mas el amor por Allah y Su Mensajero, y luego ya, paulatinamente, una vez que esas raíces van afianzándose en su corazón, ya puedes seguir hablándole sobre las obligaciones y prohibiciones, pero nunca empieces por esto, ya que si lo haces, solo conseguirás que se aleje todavía mas del Din del Islam.
Y de hecho si le hablas primero de Allah y de Su Mensajero, estarás siguiendo la sunna de la Corán, que en las primeras revelaciones habla de eso, también de la creencia en la próxima vida, del Jardín y del Fuego, de los ángeles, de las bases o los pilares del Iman. Y es cuando el Iman, cuando la creencia, ya está afianzada en los corazones (y esto es lo verdaderamente importante) es cuando empieza a instaurar ciertas leyes y obligaciones, pero siempre de forma paulatina.
Esto con las obligaciones, con la prohibiciones Allah en el Corán hace lo mismo. Primero empieza hablando de las grandes malas acciones, perjudiciales en todos los sentidos, perjudiciales a nivel individual y social, luego las “pequeñas” de las que deben alejarse, pero lo hace siempre con una gran dosis de ternura y de benevolencia.
Qué diferente es esto de lo que vemos hoy en día tan a menudo, sobretodo en las redes sociales, de gente proclamando a los cuatro vientos que esto y lo de más allá es haram, declarando kuffar a este y al otro por lo que hacen o dejan de hacer…
Yo os pregunto: ¿es esta la enseñanza del Corán? ¿Es esta la sabiduría del Libro de Allah? ¿Es esta la sunnah del Mensajero Muhammad, salla allahu alaihi wa sallam? Por Allah que no lo es, por Allah que no lo es, por Allah que no lo es!
Oh Allah te pedimos que llenes nuestro corazón de amor sincero hacia ti, y que ese amor nos lleve a obedecerte y cumplir con aquello que nos pides, y que lo hagamos por amor real, más que por imposición. Amin
Fuente: http://ahmedbermejo.com (Con modificación editorial del título)