Si las metas son las indicaciones del camino de la vida, la intención es nuestro día a día cuando caminos por él -el ritmo al que vamos y la ruta que seguimos
Por: Samiya Mushtaq
Siempre me he sentido un poco atraída por la gente que tiene un elemento de certeza. No son del tipo de los poderosos insufribles con una mentalidad única, ni tampoco de la prepotencia de la juventud. No es que necesariamente sepan más que otros, ni tampoco lo pretendían. No siempre les salía bien todo, pero tampoco era eso su meta. No estaba seguro de cuál era la palabra para describir esto entonces. Lo que sí sabía es que tenían razones, claras y definidas, para hacer lo que estaban haciendo, decir lo que estaban diciendo o comportándose como lo hacían. Y no era de una manera petulante, cuidadosamente orquestada -porque eran gente genuina. Nunca actuaban porque sí. Mirando hacia atrás, la mejor forma de describirlos es, probablemente, como gente intencionada.
En la escuela de los domingos aprendí los varios Duas (súplicas) para la niyyah, la intención. Aprendí a poner la intención antes de la oración y antes del ayuno, y se me recordaba renovar la intención a menudo, especialmente cuando llevaba a cabo trabajo para la comunidad. Pero no fue hasta mucho más tarde que entendí este concepto extendido a una forma de vida. El primero de los 40 Hadith de Imam Nawawi dice:
Las acciones son de acuerdo a su intención.
Es un sucinto recordatorio del poder de la intención y del vínculo entre nuestras acciones y nuestro corazones. Implica una conexión necesaria entre nuestro estado interno y externo. Crea una cultura centrada en una meta y orientada hacia la acción. Es el estado interior el que tan comúnmente abandonamos, y se cultiva, en gran parte, por esta cualidad de ser intencionado.
Vivir de forma intencionada es diferente a ponerse metas. Las metas son otra medida externa, un éxito que alcanzar en el futuro, mientras que ser intencionado es algo que existe en nuestro interior y centrado en el presente. Si las metas son las indicaciones del camino de la vida, la intención es nuestro día a día cuando caminos por él -el ritmo al que vamos y la ruta que seguimos. Sin metas, estamos a la deriva, casi sin dirección hasta que nos preguntamos, puede que años después, ¿qué estoy haciendo aquí? Pero sin intención, probablemente nos encontremos en una situación incluso peor y nos preguntemos ¿cuál es el sentido de todo esto? La intención de sentido a nuestro movimiento.
El valor de vivir intencionadamente casi no se enseña y a menudo se pierde, pero establecerlo resulta en una existencia mucho más rica. Lo que he visto en quienes ponen esto en práctica es cómo de resueltos son y cuánto de su vida experimentan realmente. Y es algo que viene con la práctica, que se puede aprender. Estas son algunas formas para ayudarnos a ello:
Cambia la pregunta
En nivel general empieza a cambiar de preguntarte a ti mismo ¿qué quiero hacer hoy/la semana que viene/este año? A ¿Cómo quiero estar hoy/la semana que viene/este año? En un nivel particular, pregúntate por qué haces las cosas que haces mientras las haces. ¿Por qué estoy participando en esta actividad? ¿Por qué comparto esto? ¿Por qué estoy diciendo esto o aquello?
Se consciente del momento
Estar conscientes, por definición, requiere que estemos involucrados en el presente. Para quienes no son introspectivos, empieza con una “extrospección” consciente, fijándote en las cosas a tu alrededor que de otra manera te perderías. Estar presente en tu entorno te puede ayudar a conectar mejor contigo mismo.
Examina tu pasado
Ya sea al final del día, o al final del año, o mirando hacia atrás hasta tu niñez, la reflexión sobre tus acciones pasadas te da una marco mejor para continuar o comenzar a hacer cambios. Tu propia historia es el mejor determinante de tu vida.
Pon la intención –niyyah.
Simplemente hazlo, y continúa haciéndolo, antes de cada acción grande o pequeña.
Fuente: http://www.virtualmosque.com Traducido y editado por Nuevos Musulmanes