La razón y la moral se complementan

Por: Ibrahim Kalin

El mismo pensamiento intuitivo está en acción en nuestras elecciones morales. Dado que los principios morales son evidentes en la mayoría de los casos, sabemos cómo debemos actuar en tales situaciones. ¿Pero es suficiente tener un argumento evidente para poder actuar virtuosamente?

Dado el impulso de las emociones humanas, incluso el uso correcto de la razón por sí sola no puede ser suficiente para tomar siempre decisiones morales correctas. La razón es que tenemos que combinar la razón y la voluntad, las dos características distintivas de ser humano, para actuar de acuerdo a lo que creemos. En contraste con Descartes que llamó a la persona humana una “máquina que piensa”, también somos seres que tienen voluntad. Aquí “voluntad” no designa simplemente elegir una opción o la otra. Se refiere a nuestra capacidad para hacer una elección entre las posibilidades disponibles. Pero en un sentido axiológico, significa elegir la verdad sobre la falsedad y el bien sobre el mal. La razón y la racionalidad guían nuestras elecciones y forman el contenido de nuestra conducta moral. La racionalidad y la moral van así de la mano porque somos animales racionales y seres morales al mismo tiempo.

En el Corán, este punto está registrado en la relación entre usar la razón y tener una conciencia moral y espiritual de Dios. La palabra taqwa, usualmente traducida como conciencia y temor de Dios, significa literalmente proteger y protegerse contra el peligro. En la Tradición, se refiere a “proteger el alma de lo que la aflige” [37]. Tal como se explica en el Hadiz, taqwa significa tener la majestuosa presencia de Dios en el corazón para protegerse de todo lo falso, lo malo y lo feo. En este sentido, los significados conceptuales de ‘aql y taqwa convergen: ambos se refieren a nuestro esfuerzo consciente por protegernos contra las consecuencias inhumanas e inmorales de la maldad, la injusticia y la opresión. Así, “la persona inteligente es la que tiene conciencia (taqwa) de su Señor y que tiene en cuenta a su alma” [38].

Este principio subyace a la base racional de elegir la bondad sobre el mal y la virtud sobre el vicio. La razón no tiene ningún problema con la aceptación de la “conciencia de Dios” (taqwa) como un principio moral y espiritual porque guía nuestras elecciones morales. Sólo combinando inteligibilidad, sentido y voluntad realizaremos nuestra humanidad como «animales racionales». Las elecciones morales tienen sentido, no porque simplemente sean nuestras elecciones libres, sino porque nos permiten participar en el orden inteligible de la existencia y así permitirnos ir más allá de nosotros mismos y alcanzar una realidad más amplia.

De acuerdo con la tradición ética islámica, defender la justicia tiene sentido porque la justicia (‘adl) significa “poner las cosas en su lugar”. Del mismo modo, oponerse a la injusticia es razonable porque la injusticia (zulm) significa “poner las cosas fuera de su lugar”, es decir, destruir el orden que da sentido a las cosas. Un acto es racional cuando se ajusta a la realidad de algo y presta la atención debida a su lugar apropiado. Entonces tiene perfecto sentido protegerse contra las fuerzas destructivas del egoísmo y el mal hacer; actuar de otra manera contradice la base de nuestra humanidad. Resumiendo estos puntos, Ibn Miskawayh dice: “… puesto que la justicia consiste en dar a la persona adecuada lo que le debe ser dado de la manera correcta, sería inconcebible que los hombres no debieran a Dios, exaltado es Él, quien nos concedió todos estos bienes inmensos, una obligación que deben cumplir “[39].

Podemos entonces concluir que es racional ser moral. Del mismo modo, la inmoralidad es irracional porque va en contra de nuestro interés propio y viola el orden de las cosas, lo que, a su vez, nos causa daño. El tratamiento coránico de las elecciones morales y cómo se hacen en el contexto más amplio de la existencia establece la racionalidad como un componente clave de la conducta moral. Pero lo contrario también es cierto: la racionalidad, llevada a su plena capacidad, da como resultado un comportamiento moral y se extiende a otros seres humanos, el universo y eventualmente Dios. Según el Corán, a los seres humanos se les ha concedido razón para discernir entre lo correcto e incorrecto, por un lado, y el bien y el mal, por el otro. En términos de verdadero conocimiento y comportamiento moral, usamos la razón para tomar las decisiones correctas. La famosa controversia entre los teólogos musulmanes sobre si sabemos que las cosas son verdaderas y buenas porque son intrínsecamente así o porque Dios las ha creado de esa manera es irrelevante aquí. El punto clave es que el correcto pensamiento y la conducta moral se complementan y por lo tanto rechazan cualquier dicotomía entre razón, racionalidad, creencia y moralidad. Así Ibn Hazm dice que “el conocimiento tiene un papel decisivo en la aplicación de las virtudes … el conocimiento tiene una participación en todas y cada una de las virtudes y la ignorancia en todos y cada uno de los vicios” [40].

De manera similar, Ibn Miskawayh identifica al “hombre inteligente” como alguien que busca “la virtud en su alma racional, examina las imperfecciones de esta alma en particular y se esfuerza por remediarlas en la medida de su capacidad y esfuerzo” .

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