La Sharia son valores divinos, no un código de leyes

Por: Qussai Marashdeh y Justin Parrott

La Sharia es un conjunto de valores universales: justicia, misericordia, sabiduría, bienestar, vida, etc. Estos valores son racionales, verdaderos, existen en otras religiones y son naturales para todo ser humano. Entre Sharía y fiqh, existe una importante diferencia. 

En los últimos años la retórica contra el Islam en muchos medios de comunicación así como por parte de diferentes figuras de difernetes ámbitos culturales, e incluso muchos político, se ha recrudecido debido al auge del terrorismo. Dicen que todos los musulmanes apoyan alguna versión de la “Ley de la Sharia” y que esta viola un sentido básico de justicia y los derechos de minorías religiosas.

Esta afirmación es contradictoria, como explicaremos, pero también destaca la ignorancia de muchos musulmanes sobre qué es la Sharia en realidad. Esta ignorancia ha abierto la puerta a la discriminación contra las minorías musulmanas y políticas exteriores beligerantes contra los países de mayoría musulmana. En el fondo es un simple fracaso para distinguir entre Sharia y Fiqh, entre el espíritu de la ley y la ley aplicada.

Sharia significa literalmente el camino hacia el agua. No significa “ley” en el sentido occidental de la palabra. Allah lo ha mencionado en el Corán como un camino a seguir como antítesis de las pasiones y caprichos materiales:

Luego a ti, dentro de la misma vía, te hemos dado un camino ya trazado (Sharía). Síguelo, y no sigas los deseos de los que no saben. (Surat al-Jathiyah 45:18)

En el duro ambiente del desierto en el que se reveló este versículo, el camino hacia el agua era el camino hacia la vida y la salvación. En el contexto religioso, la Sharia es el camino hacia la salvación en la próxima vida, la suma total de valores divinamente ordenados que comprenden un comportamiento moralmente recto aprobado por el Creador.

Para comprender mejor esta palabra, nos referimos a tres principios indiscutibles que guían cualquier interpretación del Corán: 1) debe entenderse en el idioma árabe, 2) debe verse a la luz del método profético (Sunnah) y, finalmente, 3) la comprensión de un versículo no puede contradecir otro versículo en el Corán.

Lingüísticamente, la palabra Sharia es un manantial del que las personas, los animales y los árboles beben agua [Lisan al-Arab 8/59] Los valores y métodos universales que constituyen la Sharia son la fuente de donde se pueden extraer e implementar las reglas, leyes y prácticas. Estos son los mismos valores predicados por todos los Profetas, la paz y las bendiciones sean con ellos, valores de justicia, misericordia, vida y sabiduría que ninguna persona racional podría rechazar:

Os ha legislado, dentro de la Práctica de Adoración, lo que encomendó a Nuh, lo que te hemos inspirado a ti y lo que encomendamos a Ibrahim, Musa e Isa: que establecierais firmemente la Práctica de Adoración y no os dividierais en ella. (Surat ash-Shura 42:13)

Por otro lado, el Fiqh clásico, que literalmente significa “comprensión”, son los códigos de la ley aplicada derivados de los valores y métodos de la Sharia. La Sharia es divina e inmutable en tiempo y lugar, mientras que la Fiqh es su interpretación humana, cambia en diversas circunstancias y es vulnerable al error.

Entender la Sharia como la fuente fija y la ley aplicada como una derivación tiene implicaciones significativas para la comunidad musulmana. Significa que las leyes, especialmente las relacionadas con las transacciones humanas (mu’amalat), son variables en una ecuación. La variabilidad de la ley proviene de las siempre cambiantes circunstancias de diferentes tiempos y lugares. Las leyes y juicios (fatawa) que fueron diseñados para servir un valor en un contexto pueden volverse obsoletos en otro.

Esta no es una reinterpretación moderna del Islam. Los juristas clásicos entendieron bien este punto. Cualquier ley o juicio islámico debe considerar los valores religiosos que la sustentan y la realidad contextual en la que deben operar. Una ley que viola los valores divinos no es divina en absoluto, incluso si se basa en el significado literal de las Escrituras.

Ibn Al-Qayyim, uno de los grandes juristas clásicos, escribió:

En verdad, la Sharia se basa en la sabiduría y el bienestar de los siervos en esta vida y en la otra vida. En su totalidad es justicia, misericordia, beneficio y sabiduría. Todo asunto que abandona la justicia por la tiranía, la misericordia por la crueldad, el beneficio por la corrupción y la sabiduría por la necedad no es parte de la Sharia, incluso si ha sido introducido por una interpretación. (I’lām al-Muwaqqi’īn 3/11)

Con respecto al contexto, escribió:

Ni un erudito ni un juez pueden emitir un fallo por la verdad a menos que tenga dos tipos de comprensión. Primero, comprender el contexto y derivar un conocimiento real de lo que ha sucedido mediante la recopilación de hechos y signos hasta que logre un conocimiento integral. En segundo lugar, comprender la obligación religiosa relacionada con el contexto y comprender la decisión de Allah como se expresa en su libro o en los dichos proféticos sobre esta situación. (I’lām al-Muwaqqi’īn 1/69)

Y con respecto al cambio de circunstancias, escribió:

De hecho, el juicio cambia con el cambio de tiempo, lugar, costumbre y circunstancia. (I’lām al-Muwaqqi’īn 4/157).

La fidelidad al Islam, entonces, es ser fiel a los valores y objetivos de la Sharia como fuente de legislación (maqasid al-sharia) y no necesariamente adherirse estrictamente a los juicios legales heredados. Quizás el ejemplo más famoso es el del segundo califa, Umar ibn Al-Jattab, que suspendió el castigo legal por robo una vez que se dio cuenta de que la gente estaba robando debido a una terrible hambruna. La aplicación estricta de la ley, en ese caso, no habría logrado su propósito original.

La flexibilidad y adaptabilidad de la ley islámica, junto con la tolerancia histórica de las diferentes opiniones entre los musulmanes, ha permitido el surgimiento de muchas escuelas de pensamiento a lo largo de la historia. Todas estas escuelas han estado de acuerdo en la Sharia, la fuente fija de valores divinos en las Escrituras, pero diferían en la mejor manera de servir esos valores y en qué caso un valor podría tener prioridad sobre otro.

Un desafío excepcional que encontramos en el mundo moderno en constante cambio es la tensión que surge entre nuestros valores fundamentales. El ejemplo más destacado es la tensión entre justicia y misericordia. Sabemos que el Islam nos enseña el valor del perdón, pero ¿qué sucede cuando los delincuentes explotan ese perdón para continuar perjudicando a otros? ¿El valor de la justicia anulará la misericordia en esta situación? Cada generación tiene que lidiar con estos problemas usando la guía de las Escrituras y su razón dada por Dios.

Al comprender esta palabra a la luz de esto, podemos ver que la frase “Ley de la Sharia” es una contradicción, incluso un oxímoron, ya que equivale a dos cosas muy diferentes.

El siguiente paso para entender la Sharia es observar cómo el Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones sean con él, respondió a los desafíos de su tiempo al equilibrar los valores cuando aparentemente entran en conflicto entre sí. Este proceso de pensamiento y priorización de valores es parte del precedente consistente y la metodología conocida como la Sunnah profética.

Por ejemplo, uno de los compañeros del Profeta resultó herido en una batalla y esa noche tuvo una emisión nocturna, que generalmente requiere un baño ritual (ghusl). Le preocupaba que el agua pudiera filtrarse en su herida y dañarlo, pero sus compañeros le dijeron que no tenía ninguna concesión para modificar el baño ritual. Como resultado, el agua terminó filtrándose en su herida y matándolo. Cuando el Profeta se enteró de esto, se enojó mucho y dijo:

¡Ellos lo mataron! ¡Que Allah los maldiga! ¿No es la cura para la ignorancia preguntar? (Sunan Abu Dawud, 337)

Las reglas normales de la pureza ritual no se aplicaban en este caso, ya que el valor de la vida y el objetivo de la seguridad son más importantes que los rituales. La ignorancia de los valores aquí no fue simplemente dañina; fue mortal.

En la época del Profeta la ley no estaba codificada de manera sistemática, sin embargo, los compañeros de mayor relevancia fueron entrenados para emitir juicios basados ​​en su conocimiento y comprensión de la Sharia. La codificación de la ley se aceleró durante la época de Umar a medida que los musulmanes expandieron su territorio y esto exigía una mayor coherencia en la aplicación de los derechos, obligaciones y sentencias. Las escuelas de derecho ortodoxas se formaron unos siglos más tarde e, incluso después, la ley continuó desarrollándose, cambiando y adaptándose a nuevos entornos y situaciones.

Se dice que el Imam Ash-Shafi, fundador de una importante escuela de derecho, cambió algunas de sus opiniones después de viajar de Irak a Egipto, ya que la cultura y las circunstancias eran diferentes. Posteriormente, se redactaron grandes tratados de derecho, seguidos de comentarios y luego comentarios sobre los comentarios, que continuaron expandiendo, desarrollando y adaptando la tradición legal a nuevos entornos. Hoy, nuestra comprensión de la ley islámica debe continuar desarrollándose a medida que la vida moderna cambia muy rápidamente.

Finalmente, nuestra comprensión de la Sharia no debe contradecir al resto del Corán. De hecho, una lectura cuidadosa revela que la prioridad de los valores sobre las prácticas se expresa de otras maneras.

Allah dice:

La virtud no consiste en volver el rostro hacia Oriente u Occidente; el que tiene virtud es el que cree en Allah, en el Último Día, en los ángeles, en los Libros y en los profetas, el que da de su riqueza, a pesar del apego que siente por ella, a los parientes, huérfanos, necesitados, hijos del camino, mendigos y para liberar esclavos. (Surat al-Baqarah, 2:177)

No es simplemente el acto externo de orar en cierta dirección lo que hace a alguien justo, sino el valor de la obediencia a Allah en la adoración sincera y el servicio caritativo.

Y Allah dice:

Ni su sangre ni su carne ascienden a Allah, lo que llega a Allah es vuestro temor de Él. (Surat al-Hajj 22:37)

Una vez más, no es simplemente el acto externo de sacrificar animales después de la peregrinación del Hajj lo que es digno de elogio, sino que es el valor de la obediencia a Allah sirviendo la carne a los necesitados.

En la crisis actual, la frase “Ley de la Sharia” se está empleando como un medio para discriminar y agredir a las comunidades musulmanas, a pesar de que esto se basa en una visión muy superficial y caricaturesca de lo que realmente significa Sharia. Sin embargo, lo que es más inquietante es la respuesta de los musulmanes extremistas marginales que toman la Sharia como un arma ideológica políticamente cargada, como si Allah les hubiera dado personalmente el derecho de gobernar sobre la humanidad y terminar con cualquiera que se opusiera a ellos. Su feroz intolerancia y violencia asusta naturalmente a los no musulmanes y solo da crédito al malentendido de que la Sharia es un código legal peligroso.

Muchos más musulmanes han sido incapaces de articular una respuesta a la acusación porque ellos mismos creen erróneamente que deben ser leales a una escuela de Fiqh, un código legal heredado, en lugar de a los valores de la Sharia. De esta forma Los valores del Islam se oscurecen por prácticas legales que pueden no ser relevantes para el contexto moderno.

El primer paso para recuperar el buen nombre de la Sharia es que comprendamos su papel operativo en nuestras vidas como un conjunto de valores universales: justicia, misericordia, sabiduría, bienestar, vida, etc. Estos valores son racionales, evidentemente verdaderos, existen en otras religiones y son naturales para todo ser humano. Si las personas pueden estar expuestas al significado real de la Sharia, es más probable que rechacen la propaganda islamofóbica que la demoniza.

El siguiente paso es reevaluar las tradiciones legales heredadas a la luz de esos valores y el contexto moderno. Si los valores y propósitos de la ley ya no se cumplen y no pueden justificarse racionalmente, entonces se requiere una actualización de la ley. Eso implicará una investigación profunda sobre el Corán y la Sunnah, aprovechando el legado de los comentarios académicos pero sin adherirse a la imitación ciega (taqlid) de explicaciones intermedias que pueden haber sido válidas en su tiempo pero ya no lo son.

La comunidad musulmana ya no puede ignorar la amenaza del discurso de la “Ley de la Sharia”. Ya sea de extremistas ideológicos dentro o fuera del Islam, el concepto de la Sharia como una ley fija es peligroso ya que políticamente sofoca a los musulmanes y evita el rejuvenecimiento de los valores como la religión pretende. Si no mantenemos nuestros valores en la vanguardia de nuestras mentes y nuestras prácticas, entonces corremos el riesgo de perderlos por completo y, en consecuencia, el camino hacia la salvación que los acompaña.


Fuente: Moderate Ummah  / Traducido y editado por newmuslim.net

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