Por: Shaij Ahmed Bermejo
En este artículo Shaij Ahmed Bermejo reflexiona tras la lectura de un ayah del Corán, sobre las bendiciones de Allah sobre nosotros.
Esta mañana estaba repasando Corán y he llegado a unas aleyas que me han impedido continuar, unas aleyas que he recitado cientos de veces, pero como ocurre con el Corán, y este es uno de sus maravillosos milagros, dependiendo del estado en el que se encuentre el que lo lee, le afecta de una manera o de otra; esto ha ocurrido hoy conmigo, he sido incapaz de continuar, mis ojos se han humedecido y no he podido dejar de dar gracias a Allah por la enorme bendición que nos ha entregado.
Esas aleyas son cuando Allah dice: “¡Vosotros que creéis! Recordad a Allah invocándolo mucho. Y glorificadlo mañana y tarde. Él es Quien os bendice, así como Sus ángeles (piden por vosotros) para sacaros de las tinieblas a la luz. Y con los creyentes es Misericordioso. El día en que se encuentren con Él, el saludo que recibirán será: Paz. Y les habrá preparado una generosa recompensa” (33, 41 – 44).
Estas maravillosas aleyas comienzan con un mandato: recordad mucho a Allah, recordadle mañana y tarde, invocándolo y glorificándolo, con vuestra lengua y vuestro corazón, hacedlo de tal manera, con tal abundancia, hasta que, como dijo el Mensajero de Allah, salla allahu alaihi wa sallam, digan de vosotros que estáis locos.
Recordadle y agradecedle todos los dones con los que os ha bendecido, y en esto, en el dhikra de Allah no hay límite, no está vinculado al tiempo ni al lugar, no está vinculado con ocasiones especiales; nuestro dhikra de Allah, nuestro recuerdo de Él ha de ser constante, pues si fuéramos de verdad conscientes de la inmensa cantidad de regalos que nos ha entregado, si fuéramos de verdad conscientes de la inmensa cantidad de bendiciones con las que nos ha cubierto, nuestra lengua no cesaría de estar húmeda del recuerdo de Allah. Y esta es la razón de que Ibn ‘Abbas, que Allah esté complacido con él, dijera: “No hay excusa para que nadie deje el recuerdo de Allah, salvo para el que haya perdido la razón”.
Y es que el secreto del recuerdo de Allah, es que una consecuencia de amarle, no Le recuerda mas que el que Le ama, y por eso el Mensajero Muhammad, salla allahu alaihi wa sallam, dijo: “El que ama algo abunda en su recuerdo”.
Tras el mandato nos da la razón del por qué de ese mandato, que no es porque Él, subahanhu wa ta’la, lo necesite; nuestro recuerdo de Él no es para Él, a Él no le beneficia en nada, es para nosotros, somos nosotros los que nos beneficiamos por Su recuerdo. ¿Y por qué le recordamos? ¿Por qué nos llama a que lo glorifiquemos mañana y tarde, en todo momento y lugar? Porque Él es quien nos bendice.
¡Allahu Akbar! Allah nos bendice, no lo olvidéis ni un instante, Allah hace “salat” por nosotros, por todos y cada uno de nosotros, por todos y cada uno de los que le recuerdan, por todos y cada uno de los que ha bendecido con este nuestro camino. Y se ha transmitido que cuando Allah reveló la aleya en la que dice: “Es verdad que Allah y Sus ángeles hacen oración (salat) por el Profeta” (33, 56) los compañeros del Mensajero Muhammad, saws, de entre los muhayirun y los ansar, con una envidia sana, le dijeron al Profeta: “¡Eso es para ti especialmente, oh Mensajero de Allah, y no hay en ello nada para nosotros!”. Y entonces Allah reveló esta aleya: Él es Quien os bendice, así como Sus ángeles (piden por vosotros).
¿Y cómo es el “salat” de Allah sobre nosotros? ¿Cuál es Su bendición sobre nosotros? Es Su misericordia, una misericordia que abarca todas las cosas, una misericordia que es más grande que Su castigo, una misericordia que prevalece sobre Su ira. Y cuando Sayiduna Musa habló a los hijos de Israel sobre el “salat” de Allah sobre ellos, se extrañaron muchísimo y dijeron: ¿Es que tu Señor, Poderoso y Majestuoso, bendice? Y él magnificó el asunto; entonces, Allah le inspiró: “Ciertamente, Mi bendición es que Mi misericordia prevalece sobre Mi ira”.
Esto es maravilloso y deberíamos reflexionar a menudo sobre ello, ya que al hacerlo, nos sentiremos tremendamente favorecidos y aumentaremos nuestro recuerdo y agradecimiento a Allah. Pero es que si esto no fuera suficiente, encontramos en la misma aleya, que los ángeles también piden por nosotros.
¡Subhanallah! Qué afortunados somos, y ciertamente somos los seres más afortunados del planeta. Allah nos bendice, nos cubre con Su misericordia, nos guía hacia el bien, ordena a los ángeles que pidan por nosotros, que pidan la misericordia de Allah hacia nosotros, que pidan Su perdón para nosotros; que pidan –y los du’as de los ángeles son respondidos- para que seamos sacados de las tinieblas y llevados hacia la luz.
Como dice Ibn ‘Ayibah en su Tafsir de esta aleya: “Sacarlos de las tinieblas de la incredulidad a la luz del Imán, luego de las tinieblas de la desobediencia a la luz de la obediencia, luego de las tinieblas del olvido a la luz del recuerdo, y por último de las tinieblas del desvelo a la luz de la contemplación”. ¡Allahu Akbar! Y es que como continúa la aleya: “Y con los creyentes es Misericordioso”. Esta es la realidad y este es nuestro gran tesoro.
La primera aleya es mandato, la segunda la razón, el por qué de ese mandato, y la tercera es la recompensa por cumplir con ese mandato, y qué gran recompensa: “El día en que se encuentren con Él, el saludo que recibirán será: Paz. Y les habrá preparado una generosa recompensa”.
El saludo de los que hayan cumplido con este mandato será: Paz. Este será el saludo que recibirán unos de otros en el Jardín. Pero antes de abandonar este mundo, cuando el ángel de la muerte acuda a ellos, justo antes de tomar sus almas les dirá: “Tu Señor te transmite un saludo de paz”.
Y por encima de todo, este será el saludo de Allah en el Jardín, y como dijo Ibn ‘Ataillah Al Iskandari: “El regalo más grande para el creyente en el Jardín será: El saludo de paz de Allah para ellos sin intermediario”.
Y por ello, tal y como transmite en un conocido Hadiz el Imam al Bujari, cuando estos -y te pedimos oh Allah que nos hagas ser de ellos- entren en el Jardín Allah les dirá: “As salamu alaykum, oh siervos míos. ¿Estáis complacidos?” Dirán: “¿Y cómo no vamos a estar complacidos oh Señor, si nos has dado lo que nos ha dado a nadie de entre todos los mundos”. Y Allah les dirá: “Os he dado algo más grande incluso que eso, os ha alcanzado Mi complacencia y jamás me enojaré con vosotros”.
¿Existe recompensa mejor que esta? ¿Existe recompensa más generosa que esta?
Oh Allah te pedimos que nos hagas ser de los que te recuerdan abundantemente. Te pedimos oh Allah que nos hagas ser de tus siervos agradecidos. Te pedimos oh Allah que continúes derramando tu bendición sobre nosotros. Y te pedimos oh Allah, que el Día que nos encontremos contigo, nos recibas con un saludo de paz. Amin
Fuente: Shaij Ahmed Bermejo