Lo que abarca la Shahada y que es obligatorio que el musulmán crea

Por: Shaij Ali Laraki

El primer pilar del Islam es el atestiguamiento de la Shahada. Decir: “No hay más Dios que Allah y Muhammad es Su mensajero”. Pero esta frase en el resumen preciso de toda una creencia. Lo que esta frase, escueta en palabras pero amplia en significado, abarca es todo lo que a continuación exponemos que el musulmán cree en el corazón y confirma con la lengua.

(1) Allâh es el dios único y que no hay más dios que Él,
(2) que no tiene parecido ni igual,
(3) que no tiene hijo, ni padre, ni esposa, ni asociado alguno.
(4) No tiene ni comienzo ni fin.
(5) La realidad de Sus Atributos es indescriptible y Su Esencia va más allá del pensamiento.
(6) Los que reflexionan lo hacen acerca de Sus signos, mas no en torno a la realidad de Su Esencia. No abarcan nada de Su conocimiento a menos que Él quiera.
(7) El escabel de Su trono abarca los cielos y la tierra y no Le causa fatiga mantenerlos.
(8) El es el Elevado, el Inmenso, el Omnisciente, el Conocedor, el Planificador, el Poderoso, el Oyente, el Vidente, el Excelso, el Grande.
(9) Por Su esencia, está sobre Su inmenso Trono;
(10) y por Su conocimiento, está en todas partes.
(12) Ha creado al Ser Humano y conoce los entresijos de su conciencia; pues se halla más cerca de él que su propia vena yugular.
(13) Conoce toda hoja que caiga de un árbol. Cualquier semilla enterrada en las tinieblas de la tierra, cualquier vegetal o mineral, están todos registrados en un Libro Evidente .
(14) Está asentado sobre el Trono y contiene el Reino.
(15) Posee, y siempre los ha poseído, bellos nombres y sublimes atributos.
(16) El es demasiado elevado como para que Sus atributos hayan sido alguna vez creados o sus nombres inventados.
(17) Habló a Moisés con Su Palabra, la cual es un atributo de Su Esencia y no una de sus criaturas .
(18) Se manifestó en el monte, el cual se desmoronó totalmente ante Su Majestad.
(19) El Corán es la Palabra de Allâh increada y eterna, no el atributo de algo creado y, por lo tanto, perecedero .
(20) Hay que creer en el Decreto, ya sea bueno o malo, dulce o amargo. Todo es por Decreto de Allâh, nuestro Señor.
(21) Las proporciones de todas las cosas están en Sus manos, y se realizan según Su Designio.
(22) Lo conoce todo antes de que exista. Y todo existe según Su conocimiento.
(23) Toda palabra o acción que proviene de alguno de Sus siervos ha sido ya decretada y es previamente conocida por El.
(24) ¿No habría de tener conocimiento Aquel que ha creado y es el Sutil, al que nada se Le oculta?
(25) Extravía a quien Él quiere por Su justicia. Y dirige a quien Él quiere por Su generosidad.
(26) Cada uno está abocado a lo que el Conocimiento y el Decreto Divinos le tienen reservado de felicidad o desgracia.
(27) Allâh es demasiado elevado como para que ocurra en Su Reino lo que Él no quiera, o que alguien prescinda de Él, o que haya otro creador que no sea Él .
(28) Dueño de Sus siervos y de lo que hacen, decreta sus movimientos y la duración de sus vidas .
(29) Envió mensajeros a Sus siervos para establecer una prueba ante ellos.
(30) Selló el Mensaje, la Advertencia y la Profecía con Muhammad, que Allâh le bendiga y conceda paz. Hizo de él un Mensajero portador de Buenas Nuevas y de advertencia, que llamó a la gente a Allâh con Su permiso, cuan foco de luz.
(31) Sobre él hizo descender Su Libro Preciso; y por medio de él dio a conocer Su auténtica religión y guió por la vía recta.
(32) La Hora llegará sin duda alguna .
(33) Allâh hará resucitar a los muertos volviéndoles a crear tal y como fueron creados en un principio .
(34) Allâh gloria a Él, multiplica el valor de las acciones correctas de los creyentes ; perdona las transgresiones mayores a quien se vuelve a Él; y perdona las menores a quien se aparta de las mayores.
(35) Aquel que no se vuelva a Allâh tras haber cometido una transgresión mayor quedará abandonado a Su voluntad, ya que ciertamente, Allâh no perdona que se Le asocie, pero perdona lo demás a quien Él quiere .
(36) Los que castigue Allâh con Su Fuego saldrán de éste y entrarán en Su Jardín por haber creído. Ya que quien haga el peso de un átomo de bien lo verá.
(37) Saldrá del Fuego todo aquel musulmán que, aun habiendo cometido transgresiones mayores, interceda por él el Profeta, que Allâh le bendiga y le dé paz .
(38) Allâh, glorificado sea, creó el Jardín e hizo de él una morada eterna para los creyentes
(39) En él, les honró con la contemplación de Su Noble Faz .
(40) De ahí fue de donde se le hizo descender a Adán, Su Profeta y Representante, a la Tierra por decreto Suyo .
(41) Asimismo, creó Allâh el Fuego haciendo de él una morada eterna para quien no creyese en Él y se apartase de Sus signos, Sus Libros y Sus Mensajeros, privándoles de la contemplación de Su Faz.
(42) Hay que creer que Allâh, bendito y exaltado sea, vendrá el Día de la Resurrección y los ángeles dispuestos en filas para inspeccionar las naciones, hacer que rindan cuentas, castigarlas y recompensarlas.
(43) Las balanzas serán dispuestas para pesar las acciones de los siervos.
(44) Aquellos cuyas buenas acciones pesen más serán los triunfadores.
(45) Cada persona recibirá las hojas donde se hallan registradas sus acciones.
(46) Quien reciba su libro con su mano derecha tendrá un juicio indulgente; pero quien lo reciba por atrás se quemará en el Sa’îr .
(47) El Sirât es real. Lo franquearán los siervos según sus acciones. Unos se salvan del fuego del Infierno, franqueándolo cada uno con velocidades diferentes. Otros, sus acciones hacen que se precipiten en el Fuego.
(48) Es necesario creer en la existencia del Estanque del Enviado de Allâh, que la paz sea con él. De él beberá su Comunidad, no padeciendo nunca más sed quien de él beba. Serán expulsados de él aquellos que hayan cambiado y alterado .
(49) El Îmân (fe) es lo que pronuncia la lengua, lo que sinceramente cree el corazón y lo que practican los miembros.
(50) El Îmân aumenta o disminuye en proporción a las acciones. Por lo tanto, las acciones causan el aumento o la disminución del Îmân.
(51) La declaración de fe no queda completada si no es en virtud de las acciones que la acompañan.
(52) Ninguna palabra ni acto cuenta sino en virtud de la intención con que se llevan a cabo.
(53) Las palabras, los actos y las intenciones no son válidos a no ser que estén conformes a la Sunna.
(54) El musulmán que transgrede no se convierte, en virtud de dicha transgresión , en un infiel.
(55) Los shuhadâ’ están vivos y reciben provisión junto a su Señor.
(56) Las almas de los destinados a ser felices eternamente permanecerán en deleite hasta el día en que serán resucitadas. Y las de los destinados al tormento recibirán castigo hasta el día que sean resucitadas.
(57) Los creyentes serán puestos a prueba en sus tumbas, siendo sometidos a un interrogatorio. Mas Allâh reafirmará a los creyentes con un firme dicho en esta vida y en la próxima .
(58) Todas las criaturas tienen dos ángeles guardianes cuya misión es la de registrar todas sus acciones . Sin que nada de ello escape al conocimiento de su Señor .
(59) Que el Ángel de la Muerte toma las almas con permiso de su Señor.
(60) Que la mejor generación fue la de los que llegaron a ver al Mensajero de Allâh, que la paz sea con él, y creyeron en él. Luego la siguiente generación, y luego la que le sigue .
(61) Que los mejores Compañeros son los Califas Rectamente Guiados (Râshidûn): Abû Bakr, luego ‘Umar, luego ‘Uthmân y luego ‘Alî, que Allâh esté complacido con todos ellos .
(62) De los Compañeros del Profeta sólo se puede hablar bien, absteniéndonos de mencionar las diferencias acaecidas entre ellos. Pues son los más dignos merecedores de excusa en sus actuaciones y de respeto en sus opiniones .
(63) Hay que obedecer a los imames de los musulmanes, tanto a sus gobernantes como a sus sabios (ulemas)
(64) Hay que seguir a los as-Salaf as-Sâlih, imitarles y pedir para ellos el perdón.
(65) Hay que evitar las disputas y las controversias en materia de religión y abstenerse de las innovaciones de los innovadores.
(66) Que Allâh bendiga a nuestro Señor Muhammad, Su Profeta, a su familia, a sus esposas, a su descendencia y les dé abundante paz.


Extracto del libro: “Dos tratados de Creencia” del mismo autor.

Related Post