Autor: Aisha Stacey
Este artículo es el primero de una serie de tres llamada: Los Derechos Humanos en el Islam
¿Qué son exactamente los Derechos Humanos? ¿Se trata sólo del derecho a la vida? Por otra parte, ¿se trata del derecho a la libertad, a elegir y a la justicia? ¿Los derechos humanos incluyen el derecho a la seguridad y a un refugio seguro? Desde que terminó la Segunda Guerra Mundial, la política internacional occidental se ha enfocado en asegurar los Derechos Humanos. Sin embargo, la realidad es que la línea entre asegurar tales derechos y mantener la soberanía de los estados se ha vuelto borrosa. El creciente poder y la política involucrados en la defensa de los derechos humanos, tienden a favorecer los ideales occidentales, pero éstos no son necesariamente ideales universales. Muchos sostienen que la doctrina de los derechos humanos se ha convertido en un accesorio para expandir el imperialismo moral occidental.
Si bien nadie niega que hay ciertos derechos humanos inalienables, cuáles son éstos es a menudo objeto de debate. Mientras algunas culturas se enfocan en los derechos y libertades individuales, otras se preocupan más por los derechos que aseguren la supervivencia de las comunidades. El mundo está poblado por diversas naciones y tribus, por lo que tiene sentido que las leyes y declaraciones hechas por los seres humanos no sean aceptadas universalmente sin importar cuán elevadamente morales sean.
Dios dice en el Corán:
“¡Hombre! Os hemos creado a partir de un varón y una hembra y os hemos hecho pueblos y tribus distintos para que os reconocierais unos a otros” (Sura de los Aposentos Privados, 49:13)
A partir de esto, vemos que la interacción entre las naciones es normal y deseable. Sin embargo, es parte de la naturaleza humana tener celos y ser egoístas en ocasiones. El Islam tiene en cuenta estos caprichos de la naturaleza humana y, por lo tanto, busca guía en el Creador Supremo. Los derechos y deberes humanos están consagrados en el Islam, ellos son la base de la Shariah (ley jurisprudencial).
No hay duda de que se perpetran abusos contra los derechos humanos por todo el mundo, a menudo en nombre de la religión y, por desgracia, en ocasiones en nombre del Islam. Sin embargo, es importante reconocer que sólo porque un país sea conocido como islámico, no significa automáticamente que siga las leyes enviadas por Dios. También, es importante darse cuenta de que no todos los musulmanes entienden y siguen su religión. A través de la historia, la humanidad ha utilizado el nombre de Dios para justificar actos abominables.
El planeta Tierra ingresó al siglo XXI acosado por guerras, hambrunas y un gran malestar social, por lo tanto, frases atractivas de hoy exponen el supuesto remedio: libertad, democracia y reconciliación. Los derechos humanos se han convertido comprensiblemente en algo fundamental. Los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales, y los grupos religiosos y caritativos, todos ellos hablan de igualdad y de derechos inalienables. Las Naciones Unidas fueron formados para presentarse como un faro de esperanza para el entendimiento y las iniciativas conjuntas, pero en realidad es un tigre sin dientes, incapaz de alcanzar acuerdos en la mayoría de las resoluciones e impotente a la hora de hacer cumplir las resoluciones que son aprobadas.
Más de 1400 años atrás, Dios envió el Corán, un libro guía para toda la humanidad. Él escogió también a Muhammad como último Profeta; él fue un ser humano capaz de liderar a la humanidad hacia una nueva era de tolerancia, respeto y justicia. Las palabras del Corán y de las tradiciones auténticas del Profeta Muhammad, contienen derechos y responsabilidades otorgados por Dios a la humanidad. No están sujetos a los caprichos y deseos de los hombres o mujeres, y no cambian como cambian y se mueven las fronteras y los gobiernos, a veces sin descanso.
Las Naciones Unidas proclamaron la Declaración de los Derechos Humanos en 1948. Están establecidos, en 30 artículos, los derechos fundamentales a ser universalmente protegidos, descritos como diseñados para promover “respeto y observancia universal de los derechos humanos y las libertades fundamentales (http://www.un.org/en/documents/udhr/)”. La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos pasó a describir estos derechos como inherentes a todos los seres humanos, sin distingo de sexo, raza, credo o color, y los declaró indivisibles, interdependientes e interrelacionados. En los siguientes 60 años, otras declaraciones, tratados y comités han sido creados, todos ellos enfocando sus esfuerzos en asegurar los derechos de varios grupos dentro de las diferentes sociedades.
Las creencias del Islam incluyen un grupo básico de reglas diseñadas para proteger los derechos y libertades individuales; sin embargo, los derechos de los individuos no pueden infringir los derechos de las comunidades. El Islam es una doctrina preocupada por el respeto, la tolerancia, la justicia y la igualdad, y los conceptos islámicos de libertad y de derechos humanos están incorporados en la fe en el Dios Único. Para que la humanidad viva en paz y seguridad, los humanos debemos obedecer los mandamientos de Dios.
“¡Vosotros que creéis! Sed firmes cumplidores por Allah, dando testimonio con equidad. Y que el odio que podáis sentir por unos, no os lleve al extremo de no ser justos. ¡Sed justos! Eso se acerca más al temor de Allah” (Sura de la Mesa Servida, 5:8).
Las pugnas de poder y autoridad de han incrustado en la defensa de los derechos humanos. La legislación y los tratados que se quedan en letra muerta no pueden proteger a los sometidos y oprimidos. Sin embargo, el Islam proclama que Dios trata a todos los seres humanos con equidad y que los verdaderos derechos humanos sólo pueden ser alcanzados a través de la obediencia a Él. En la siguiente serie de artículos examinaremos los 30 apartados de la Declaración de los Derechos Humanos y los compararemos con el punto de vista islámico y con la realidad de la vida del siglo XXI.