Los secretos del Corazón (parte 2 de 5)

Por: Habib Umar

Los secretos del corazón es una serie de artículos que son una traducción del libro Qabs al-Nur al-Mubinm, de Habib Umar, el cual es un resumen del la obra de Al Gazali, Ihya Ulum al-Din. Esta es la segunda entrega, para leer la primera haz click aquí

Un resumen de las cualidades del corazón

Dentro de la naturaleza de un ser humano se encuentran cuatro defectos:

Las cualidades de las bestias de presa, de los animales, de los demonios y de una naturaleza divina. Cuando es vencido por la ira, adopta las acciones de las bestias como la enemistad, el odio, los ataques físicos y verbales. Cuando es vencido por el deseo, adopta las acciones de animales como la gula y la codicia. Cuando dentro de su alma hay algo señorial, de acuerdo con el Altísimo que dice: “Di: El espíritu procede de la orden de mi Señor” (Sura al-Isra 17:85). Por lo tanto, llamará a ser adorado, y se siente inclinado hacia la usurpación, la apropiación, la asignación exclusiva y la posición exclusiva dentro del liderazgo, una dejadez progresiva de la adoración, la humildad y la búsqueda de conocimiento. Es diferente de otros animales por su intelecto, sin embargo, si adopta un enojo y deseo demoníaco, entonces comienza a usar su intelecto para idear malas intenciones y alcanzar objetivos a través de la maquinación, el engaño y la decepción, y ejecuta el mal como si fuera bondad, y estas son las cualidades de los demonios.

Entonces, es como si los impulsos totales en la piel de un ser humano fueran como los de un cerdo, que representa el deseo, un perro, que representa la ira, un demonio, que estimula un deseo parecido a un cerdo y una ira similar a una bestia. El hombre sabio representa el intelecto que ha sido asignado para repeler las tramas del demonio al exponer su engaño, a romper los deseos del cerdo, al poner al perro sobre él, a repeler la codicia del perro al poner el cerdo sobre él. Si actúa de acuerdo con esto, encontrará coherencia en sus asuntos, estados y esfuerzo en el camino recto y, si no puede dominar todo esto, lo conquistará y lo explotará, y mientras lo esté estará pensando profundamente en saciar al cerdo y complacer al perro, de igual manera, continuará estando en la adoración de un perro y un cerdo.

Este es el estado de la mayoría de las personas y es extraño de quien rechaza la devoción de adorar a ídolos, si el velo fuera levantado de él y se le manifestara la realidad de su estado, vería su alma personificada en postración ante un cerdo en una ocasión, e inclinada ante este en espera de sus instrucciones y órdenes, o vería su alma personificada en un estado de servidumbre obediente a un perro mordaz, y este es el culmen de la injusticia.

De ahí en adelante, lo que resulta de la obediencia del cerdo del deseo es la aparición de las cualidades de descaro, inmundicia, despilfarro, tacañería, jactancia, locura, ociosidad, codicia, admiración propia, envidia, odio y placer hacia el dolor ajeno y cosas similares. En cuanto a lo que resulta después de la obediencia del perro de la ira son las cualidades de desatención, despilfarro, altanería, jactancia, exageración, arrogancia, auto-elogio, burla, desprecio y odio hacia los seres humanos y el deseo de mal, opresión y cosas similares.

En cuanto a la obediencia del diablo, es por seguir el deseo y la ira desde dentro y surge la maquinación de la intriga, la conspiración, la astucia, la indolencia, el engaño, la corrupción, el secreto y similares.

Si el asunto se invirtiera y todo esto se sometiera a un principio de características divinas, entonces las características divinas se establecerían en el corazón, como el conocimiento, la sabiduría, la certeza, la precaución hacia la realidad de los asuntos y el conocimiento de la esencia de las cosas, apoderándose de todo con el poder del conocimiento y la previsión, la dignidad de liderar la creación debido al completo conocimiento y rango, a la independencia de estar en servidumbre del deseo y la ira y que estos se extiendan dentro de él. El control del deseo parecido a un cerdo llevándolo al punto de la moderación, cualidades honorables como la castidad, la satisfacción, la calma, el ascetismo, la escrupulosidad, la conciencia de Dios, la alegría, el orden, la timidez, la cortesía, la amabilidad y lo similar.

De entre aquello que tiene lugar dentro de él como resultado de la fuerza de controlar la ira llevándolo al punto de necesidad son la calidad de la valentía, la generosidad, el coraje, el autocontrol, la paciencia, la perseverancia, la tolerancia, el perdón, la firmeza, la nobleza, la sagacidad, la tranquilidad y lo similar.

El corazón es como un espejo que ha sido rodeado por factores que lo influyen y cuyos efectos le llegan continuamente. En cuanto a los efectos loables, aumentan el corazón en claridad, luminosidad, iluminación y brillo.

En cuanto a los efectos despreciables, son como humo oscuro que asciende hacia el espejo del corazón y que se acumula a su alrededor, hasta que se vuelve negro y esto se conoce como el sello y la mancha. “¡Pero no! Lo que han adquirido se ha apoderado de sus corazones”. (Sura al-Mutaffifin 83:14)


Fuente: https://www.seekersguidance.org/ Traducido y editado por NewMuslim.net

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