Por: Shaij Ahmed Bermejo
Esta mañana, una aleya del Corán se ha implantado en mi corazón y desde ese entonces no he podido dejar de pronunciarla. Es una aleya que es sosiego para los corazones, es dulzura en nuestro caminar, es placidez en nuestra vida, es sosiego en nuestros asuntos y es confianza y esperanza en el futuro. Es la aleya en la que Allah dice: “Wa Rahmati wasia’t kulla shay”. Cuya traducción es: “Mi misericordia abarca todas las cosas”; o también se puede entender como: “Mi misericordia es más amplia, es más grande que todas las cosas”.
La misericordia de Allah; ¿existe bien más preciado que este? Por Allah que no. La misericordia de Allah, ¿existe regalo más valioso que este? Por Allah que no. La misericordia de Allah, ¿existe algo a lo que podamos aspirar más excelente que esto? Por Allah que no. No hay nada como la rahma de Allah, nada puede compararse con la misericordia que Allah, subhanahu wa ta’ala, tiene con todos nosotros.
Es esa rahma de Allah sobre la que el Mensajero Muhammad, sallallahu alaihi wa sallam, en un hadiz tremendamente hermoso y revelador, dijo: “Allah ha distribuído la misericordia en cien partes, de las cuales noventa y nueve las ha retenido junto a Sí y una la ha hecho descender a la Tierra; y por esta parte las criaturas tienen misericordia unas de otras; incluso el caballo levanta la pezuña temiendo hacerle daño a su cría”. Si esta es solo una de las cien partes, ¿cómo serán las 99 restantes?
Esa es la rahma que nosotros anhelamos, la que le pedimos a Allah, la que buscamos pero que, y esto es muy importante, debemos esforzarnos en aplicar; y puede estar encerrada en una mirada, en una buena palabra, en un consejo, en un beso, en una caricia; como cuando un beduino del desierto fue a ver al Mensajero de Allah y le dijo: “Oh Mensajero de Allah, ¿vosotros besáis a los niños pequeños? Qué extraño es eso, nosotros no lo hacemos (dando a entender que eso era un signo de debilidad y de falta de hombría)” ¿Y sabéis qué le respondió el Mensajero de Allah a este hombre? Le dijo: “Yo no puedo hacer nada por ti si Allah ha quitado la misericordia de tu corazón””.
Esa es la misericordia infinita que tiene Allah con siervos, esa Rahma que Allah nos entrega incesantemente, que es cada respiración de nuestra vida, que es cada bocado de alimento que llevamos a nuestra boca, que es la lluvia con la que Allah da vida a las plantas, que es la luz con la que nos ilumina durante el día y la oscuridad con la que nos permite descansar durante la noche. Y por todo esto, cuando Allah concluyó la creación escribió en Su Libro, que está junto a Él, por encima del Trono: “Mi misericordia prevalece sobre Mi ira“.
La misericordia es lo que crea en nosotros la necesidad de volvernos a Allah en arrepentimiento; sin ella no podríamos hacer tawba; y mirad lo que dice Allah en Su Libro: “Los que llevan el Trono y están a su alrededor, glorifican a su Señor con alabanzas, creen en Él y piden perdón por los que creen: ¡Señor nuestro! Tu misericordia y conocimiento abarcan todas las cosas, perdona pues a los que a Ti se vuelven y siguen Tu sendero y líbralos del castigo del Yahim”.
Es la misericordia de Allah la que nos hace sonreír, la que nos hace llorar, la que hace que nuestro corazón pueda sentir amor hacia otras personas. Esa misericordia es que si damos un paso hacia a Allah el da diez hacia nosotros, y que, si vamos a Él andando, Él venga hacia nosotros corriendo; oh Allah te damos gracias por Tu misericordia para con nosotros.
La misericordia de Allah hacia nosotros es más grande incluso que la de una madre hacia su hijo pequeño, pues ‘Umar Ibn Al Jattab, transmitió que en una ocasión le trajeron unos cautivos al Profeta, al que Allah le dé Su gracia y paz, y entre ellos había una mujer que sacaba leche de su pecho para dar de mamar; y al encontrar a un niño entre los cautivos, lo tomó en su regazo y lo amamantó. Y el Profeta, al que Allah le dé Su gracia y paz, nos dijo: “¿Concebís que ella pueda arrojar a su hijo al fuego?” Dijimos: “No, si puede evitarlo”. Y dijo: “Pues Allah es más Misericordioso con Sus siervos que ella con su hijo”.
Y realmente es esta misericordia por la que entraremos en el Jardín. No lo olvidemos nunca, tengámolos siempre presente, no lo haremos por nuestras obras, no entraremos en el Jardín por la abundancia en el salat o en la sadaqa, no lo haremos por la abundancia del ayuno voluntario; lo haremos única y exclusivamente por la misericordia de Allah. Pero ni nosotros ni nadie, ni siquiera el mejor de la creación, el Mensajero Muhammad, sallallahu alaihi wa sallam, ya que él dijo: “Ninguno de vosotros entrará en el Jardín por sus acciones”. Dijeron: “¿Ni siquiera tú, Mensajero de Allah?” Dijo: “Ni siquiera yo, a menos que Allah me cubra con Su Misericordia”.
Observad lo importante que es la rahma de Allah con nosotros, porque realmente sin ella… estamos perdidos. ¿Y cómo la conseguimos? Conseguirla, llegar a ella, que nos alcance, que nos cubra tiene una condición, que podemos pensar que es fácil, pero que realmente encierra cierto grado de dificultad; y esa condición nos la enseña el propio Mensajero de Allah, sallallahu alaihi wa sallam, ya que él dijo: “Quien no tiene misericordia no se tendrá misericordia con él”. Y dijo en otro conocido hadiz: “Tened misericordia con los que están en la tierra, y tendrán misericordia con vosotros los que están en los cielos”.
Por lo que si queremos que esa rahma de Allah nos alcance, si queremos ser de los bendecidos con ese don, lo que Allah nos pide a cambio es que nosotros seamos misericordiosos con los demás; con los cercanos y con los lejanos, con los grandes y con los pequeños, con las mujeres y con los hombres, con los amigos y con los que no lo son… Dicho con otras palabras, lo que Allah nos pide como condición para cubrirnos con Su rahma, es que sigamos el ejemplo del Mensajero Muhammad; ¿y cómo era él?: “Una misericordia para todos los mundos”.
Fuente: http://ahmedbermejo.com/ con ligeras modificaciones editoriales