Autor: Suleyman Busby
Tenía yo once años cuando mi familia se trasladó de Londres a una nueva ciudad. El director de mi escuela me llamó a su despacho para decirme adiós y desearme buena suerte. Además de sus buenos deseos me ofreció también un ejemplar de la Biblia que la escuela me dedicaba. No acepte el regalo. Recapitulando, pienso que la razón por la que decliné el regalo fue porque ya había empezado a cuestionarme la religión de mi sociedad. Ya entonces veía que la Biblia no era coherente y muchos de sus mensajes eran ilógicos o contradictorios.
Lo cierto es que no fue hasta 1984 cuando ya tenia 28 años, cuando di un paso más en esa dirección luminosa. Aquel año me trasladé a Bahrein y allí oí por primera vez la llamada a la oración. Desde el primer momento me causó una profunda impresión y quise saber su significado. Me dieron algunas explicaciones pero nadie me hizo una presentación coherente del Islam, así que volví a sumergirme en el típico modo de vida del inmigrante europeo de Oriente Medio, que apenas se roza superficialmente con la cultura local, algo que a los extranjeros les resulta fácil evitar.
Dawa en Turquía
En 1993 me trasladé a Turquía. Esto fue importante pues me sacó de la zona confortable del inmigrante europeo y me sumergí de verdad en una cultura ajena, con su lengua y su historia. Fui testigo de como los musulmanes de Turquía, con una mayoría numérica pero oprimidos en realidad por una elite laica militante, se esforzaban por mantener su fe lo mejor que podían. Me uní a ellos en su ayuno de Ramadán y experimenté un enorme beneficio al hacerlo. Me regalaron mi primer Corán y empecé a leer más acerca del Islam. Sin embargo no encontré ningún mecanismo que me sacara del aprendizaje libresco, pues el dawa era considerado prácticamente ilegal.
En 1997 volví al Golfo, a Dubai para ser más preciso, e inmediatamente conseguí una ventaja pues mi jefe era un musulmán devoto y dispuesto a hacerse mi amigo a todos los niveles. A través de él aprendí más. Sin embargo, seguía habiendo un problema: yo soy una persona muy testaruda. Me enzarzaba en polémicas con facilidad y necesitaba quedar completamente convencido de cualquier tema, en todos sus pormenores. Para un musulmán de nacimiento es difícil argumentar con una persona como yo que exigía respuestas a infinidad de preguntas que ellos nunca se habían hecho. ¿Cómo me iban a ayudar a cruzar el río para llegar a su precioso territorio si ellos habían nacido allí y nunca habían cruzado?
Musulmanes europeos
Por fin, por Allah, llego la solución. Mi jefe me informó que tenia una reunión con un grupo de musulmanes europeos, dos españoles y un alemán, que estaban trabajando por revivir la autentica moneda de los musulmanes, el dinar de oro y el dírham de plata. Pensando que me podría interesar el debate, me invitó y así fue, sólo que el debate resultó ser una discusión acerca de todas mis objeciones y reservas acerca de Islam.
En una sola noche todas mis dudas se disiparon. Pocos días después estaba pronunciando mi shahada ante una multitudinaria congregación después de la oración del Jumuah. Aquel día adopté un nuevo nombre y una nueva vida, hace ya casi diez años.
Mi jefe sigue siendo la misma excelente persona y aquellos musulmanes españoles siguen siendo mis amigos y miles de millones de musulmanes en todo el mundo mis hermanos. Es más que suficiente.
Fuente: www.islamhoy.com