Por: Equipo Editorial
¿Has intentado ponerte en el lugar de María que dio a luz a un hijo sin padre? ¿O en el lugar de Moisés cuando estaba frente al Mar Rojo? ¿O del Profeta Muhammad, la paz sea con él, cuando se encontraba en la cueva?
Lo que une a estas historias es el hecho de que se sometieron a lo que Allah quisiera en uno de los momentos más difíciles que una persona podría vivir. Se entregaron por completo a Él con plena confianza.
María, a la que tenían como una santa en su comunidad, se quedó embarazada por el decreto de Allah teniendo que hacer frente a la humillación y la burla de su gente. Se encontraba sola y cerca de un río durante el parto, y experimentó tanto dolor que hubiese deseado estar muerta. Aun así, no se quejó ni una vez a Dios por lo que Él le había decretado. Cuando se esforzaba por vivir, Dios le dijo que agitase una palmera que tenía cerca y que comiese de los dátiles que cayeran. Siempre he pensado en cómo me sentiría en esa situación. Creo que es un ejemplo de completa sumisión el hecho de que María no se quejase a Dios con pensamientos como: “Tú has hecho que todo esto me ocurriese; por lo menos quítame el dolor del parto y dame los dátiles sin que tenga que agitar la palmera”. Cuando ella vuelve a Jerusalén con su hijo en brazos y con la promesa de permanecer en silencio mientras afrontaba las preguntas humillantes de su gente, es una escena de tal magnificencia que ni mi mente puede registrarla con propiedad.
¿Crees que Moisés cuando se encontraba frente al Mar Rojo y con el ejército del Faraón detrás, dijo: “¿Pero por qué?” mientras se le ordenaba que golpeara el agua con su bastón? ¿Crees que cuestionó el sentido del mandato?
¿Y crees que cuando el Profeta Muhammad, la paz sea con él, que viajó en una montura llamada Al-Buraq hasta Jerusalén un año antes de la Hégira, ascendió a los Cielos y volvió a Meca antes de que su cama se enfriase, cuando viajó a Medina un año más tarde por un camino largo y peligroso dijo en algún momento “Oh Dios, necesito el Buraq ahora”?
Todo esto es para decir que no intentes conocer la sabiduría de la religión para empezar a practicarla. Descubrir la sabiduría de las cosas es un proceso continuo que dura toda la vida. Si intentas entender la sabiduría que hay detrás de las órdenes de Allah como condición para obedecerlas, entonces tu vida estará acabada antes de que puedas realizar ni siquiera una buena obra.