Autor: Ismail Nawwab
Después de que Muhammad hubiera llamado al Islam públicamente por más de una década, la oposición alcanzó niveles tan altos que, temeroso por la seguridad de sus seguidores, envió a algunos de ellos a Etiopía. Allí, el gobernante cristiano les brindó su protección, y desde entonces ese hecho es recordado con aprecio por los musulmanes. Pero en Meca la persecución empeoró. Los seguidores de Muhammad fueron acosados, perseguidos y hasta torturados. Finalmente, setenta de los seguidores de Muhammad, siguiendo sus órdenes, partieron hacia el pueblo de Yazrib, en el norte, con la esperanza de iniciar una nueva etapa del para la reciente comunidad de musulmanes y el Islam. Esta ciudad sería luego refundada bajo el nombre de Al-Medina (“La ciudad”). Tiempo después, a inicios del otoño del 622, Muhammad junto a su amigo más cercano, Abu Baker as-Siddiq, se pusieron en marcha para reunirse con el resto de los emigrantes. Este acontecimiento coincidió con el complot de los líderes de Meca para asesinarlo.
En Meca, los conspiradores llegaron a la casa de Muhammad para encontrar que su primo, ‘Ali, había tomado su lugar en la cama. Enfurecidos, los mecanos pusieron precio a la cabeza de Muhammad e iniciaron la persecución. Sin embargo, Muhammad y Abu Baker se refugiaron de sus perseguidores en una cueva, donde permanecieron escondidos. Gracias a la protección de Dios, los mecanos pasaron por la cueva sin notarlos, y Muhammad y Abu Baker siguieron su viaje hacia Medina. Una vez allí, fueron recibidos con gran júbilo por una multitud de medinenses y mecanos que se habían adelantado para preparar el camino.
Esta fue la Hiyrah –palabra españolizada como Hégira–, generalmente, aunque de manera incorrecta, traducida como “huída”, a partir de la cual se inició la era musulmana. De hecho, la Hiyrah no fue una huída, sino que fue una emigración cuidadosamente planeada que marca, no sólo un cambio en la historia –el comienzo de la era islámica–, sino que además, para Muhammad y los musulmanes, el inicio de una nueva forma de vida. De ahí en más, el principio organizativo de la sociedad dejó de ser el simple parentesco de sangre para transformarse en una hermandad más grande, la de todos los musulmanes. Los hombres que acompañaron a Muhammad durante la Hiyrah fueron llamados Muhayirun –“Aquellos que hicieron la Hégira o los Emigrantes”–, mientras los que se convirtieron en musulmanes en Medina fueron llamados Ansar o “los auxiliadores”.