Las alabanzas pertenecen a Allâh, El a quien todo acto debe ser dedicado. Y que la gracia y la paz sean con nuestro maestro Muhammad, el Guía de los sinceros, así como con su familia y sus compañeros.
Nuestro maestro, el Imam An-Nawawî (que Allâh esté complacido con él) relata en el primer capítulo de su obra Kitâb al-Adhkâr, consagrado a las invocaciones:
Allâh (subhânahu wa ta`ala) dice:
A pesar de que no se les había ordenado sino que adorasen a Allah, rindiéndole sinceramente la adoración, como hanifes* (La evidencia, 98: 5).
*[Seguidores de la inclinación natural, la tendencia innata del hombre por la que reconoce a su Señor sin asociar nada con Él.]
Dice (subhânahu wa ta`ala) también:
Ni su sangre ni su carne ascienden a Allah, lo que llega a Allah es vuestro temor de Él. (La postración, 22: 37).
Ibn `Abbâs (que Allâh este complacido con ellos dos) explica este versículo de la manera siguiente: “pero son vuestras intenciones que Le llegarán”.
Nuestro maestro, el Imam Abû al-Baqâ’ Khâlid b. Yûsuf nos relató un Hadîth cuya cadena de transmisores se remonta hasta `Umar b. al-Khattâb (que Allâh esté complacido con él) que dice lo siguiente:
El Enviado de Allâh (sallallâhu `alayhi wa sallam) (nos) dijo:
“Los actos valen por su intención, y a toda persona se le computarán sus obras de acuerdo a la intención con la que las haya realizado. Así, pues, quien emigre por Allah y Su Mensajero, su emigración se le computará por Allah y su Mensajero. En cambio, quien lo haga para obtener algún beneficio material o para casarse con una mujer, su emigración se le computará por el motivo por el cual emigro”.
Respecto a la importancia capital de la intención, el Imam an-Nawawi relata en su obra Bustân al-`Ârifîn (el Jardín de los Gnósticos) el texto siguiente:
“Está también relatado en los ahadith escogidos auténticos de al-Bukhârî y Muslim según la transmisión de Ibn `Abbâs (que Allâh este complacido con ellos) que el Enviado de Allah (sallallâhu `alayhi wa sallam) dijo, en el sentido: No hay Hijrah después de la Conquista de Meca (al-Fath) sino serán el Jihâd y la intención”.
Nos da informaciones preciosas y explicaciones sobre este noble Hadîth :
“En cuanto al sentido de niyyah (la intención), designa el propósito (al-qasd) que es la resolución del corazón ya que es un término elegido para la restricción, que afirma lo que está mencionado, y excluye lo demás”.
En suma, este Hadîth significa lo siguiente: las obras legales valen únicamente por su intención. Así, quien, por su Hijrah (emigración) aspira a la complacencia, esta es la Hijrah verdadera; en cuanto al que aspira, a través de ella, a un bien de este mundo… este bien será su parte y no tendrá nada en el otro mundo. Por lo demás, en virtud de este Hadîth, la intención está exigida para las abluciones minores, las abluciones mayores, el tayammum (la ablución seca), la oración, la zakât, el ayuno, el retiro espiritual, la peregrinación y otras obras. Nuestro maestro Abû `Abdallâh Muhammad ibn Idrîs ash-Shafi`î (que Allâh este complacido con él) dijo que este Hadîth interviene en setenta capítulos del Fiqh (Jurisprudencia). Dice también que el tercio de la ciencia se relaciona con este Hadîth. En este sentido, Abû `Abdallâh Ahmad ibn Hanbal (que Allâh este complacido con él) dijo que este Hadîth interviene en el tercio de la ciencia. Esto es lo que afirman muchos otros sabios. Por lo demás, el Imam Abû Bakr al-Bayhaqî dijo al principio de su libro Mukhtasâr as-Sunân (el Resumido de las Sunân) que la declaración de ash-Shafi`î (que Allâh este complacido con él) que dice que entra en el tercio de la ciencia, significa que la adquisición del servidor se realiza gracias a su corazón, su lengua y sus intenciones. Ahora bien, la intención es uno de los elementos de su adquisición lo más plausible ya que la intención constituye, individualmente, una forma de adoración, contra los dos otros elementos, en la medida en que las palabras y los actos pueden ser afectados por la corrupción generada por la villanía, lo que no es el caso de la intención.
Con respecto al hecho de que la intención constituyese una forma de adoración, el Imam (que Allâh le haga misericordia) nos hace recordar un otro punto:
“Por otra parte, está perfectamente establecido que el Enviado de Allâh (sallallâhu `alayhi wa sallam) dijo, en el sentido:
Allâh (subhânahu wa ta`ala) determinó las obras meritorias y las obras malvadas, y luego lo manifestó. Quien tiene la intención de una obra meritoria y no la realiza, Allâh le atribuye una obra meritoria completa. Si tiene la intención de una obra meritoria y la realiza efectivamente, Allâh le atribuye diez a cien obras meritorias y hasta multiplicarlas muchas veces más”.
En la misma obra, dijo:
“Sabed que quien quiere cumplir una cosa entre los actos de obediencia, aunque sea mínimo, debe llevar la intención y formularla en el momento de actuar. Se trata de aspirar, por su obra, al agrado de Allâh (subhânahu wa ta`ala) o sea que la intención debe existir en el momento de actuar.
Esta actitud debe concernir todas las obras de adoración como la oración, el ayuno, las abluciones minores, eltayammum (el recurso a la tierra seca para realizar la purificación legal), el retiro espiritual, la peregrinación, la zakât, la limosna, el hecho de resolver un problema para ajeno, la visita de los enfermos, el acompañamiento de los restos mortuorios, el hecho de saludar ajeno primero y el hecho de devolverle la salutación, el hecho de formular deseos para quien estornuda, el hecho de reprobar el mal y de recomendar el bien, el hecho de responder a la invitación, la participación a las reuniones reservadas a la ciencia y al dhikr, la visita de los mejores, los gastos para la familia y para el huésped, el hecho de honrar a los cercanos y a quienes tenemos afecto, todo lo que se relata con la ciencia, así como el estudio, el debate, la memorización, el enseñamiento, la iniciación, la lectura, la composición, la escritura, las fatawa y toda acción similar, de modo que el servidor debe por ejemplo comiendo o bebiendo o durmiendo formular interiormente la intención, a través de su actitud, de tener la fuerza para obedecer a Allâh o hacer descansar su cuerpo para guardar mejor obediencia. Es lo mismo cuando quiere encontrarse con su esposa: quiere así darle su derecho, tener un hijo benevolente que adorará a Allâh (subhânahu wa ta`ala), y preservar su alma para que no tenga inclinación hacia lo prohibido y que ni piense en él.
Es decir que quien está desprovisto de intención en sus obras fue privado de un bien inmenso y quien consiguió tenerla beneficio de un gran favor. Pues imploremos a Allâh (subhânahu wa ta`ala), Muy Generoso, que tengamos éxito en este dominio y en todos los dominios del bien”.