¿Quiénes eran los tres reyes magos en la tradición islámica?

La historia de los tres reyes magos también está reflejada en la tradición islámica, aunque no en el Corán o los Hadith

La historia de los tres reyes magos también está reflejada en la tradición islámica, aunque no en el Corán o los Hadith

Por: Caroline Stone

En la tradicional historia de Navidad, los Tres Reyes Magos – también llamados los Tres Reyes de Oriente y los Tres Sabios – llegaron a Belén en la Noche de Reyes llevando regalos de oro, incienso y mirra.

Siendo una parte fascinante de la historia de Navidad, los Reyes Magos fueron respresentados continuamente, desde el siglo segundo – cuando aparecen por primera vez en la catacumba de Santa Priscila en Roma – hasta el presente; y en un mosaico, en Ravenna, se les llama: Melchor , Baltazar y Gaspar.

Su presencia añadió un toque de esplendor exótico a dramas teatrales representativos de la Edad Media, y para los niños, en ciertos países, reemplazaron a San Nicolás o el Padre Navidad como portadores de regalos. Además, su fiesta, la Epifanía, el 6 de enero, es una de las más antiguas de la iglesia, además de ser, en Europa, incluso más importante que la propia Navidad.

Y sin embargo, sólo uno de los Evangelistas, Mateo, menciona a los Sabios, y sólo en algunas versiones: “… los judíos del oriente vinieron a Jerusalén … y he aquí la estrella que vieron en el oriente, Hasta que llegó y se paró sobre donde estaba el niño, y al ver la estrella, se regocijaron con gran alegría, y entraron en la casa y vieron al niño con María su madre… y abriendo sus tesoros Le ofrecieron regalos, oro, incienso y mirra“. (Mateo 2: 1, 9-11)

En el Corán -que tiene una descripción muy hermosa de la Natividad– los Tres Reyes Magos no se mencionan en absoluto. La historia, sin embargo, era conocida en todo el Oriente desde una fecha temprana – posiblemente porque los evangelios existían en árabe. Habían sido traducidos, según la colección de tradiciones de al-Bukhari, por el tío de Khadija, la primera esposa del Profeta Muhammad.

¿De dónde vinieron los Reyes Magos? La cuestión ha sido discutida y nunca totalmente resuelta. Juan de Hildesheim, que en el siglo XIV escribió uno de los relatos más populares de los Reyes Magos, sostuvo que Melchor vino de Arabia, al que describe así:

Ahora comprenderéis que hay tres indias de las cuales estos tres señores eran reyes. En la primera India se encontraban la tierra de Nubia y también la tierra de Arabia; y en aquellas tierras reinaba Melchior en el tiempo en que Cristo nació. Ahora, un hombre puede navegar fácilmente a esta India desde Egipto y Siria por el Mar Rojo. Y los peregrinos y comerciantes que pasan a ella de la India por el Mar Rojo dicen que toda la tierra del Mar Rojo es tan roja que el agua parece como si fuera vino, a pesar de que el agua es del color que otras aguas son… Y en esa tierra se encuentra oro… y ese oro es el mejor oro que hay en todo el mundo.

Según Juan de Hildesheim, Melchor, “el más pequeño en estatura”, trajo el oro como ofrenda – incluyendo el tesoro de Alejandro Magno y “todos los ornamentos que la reina de Saba ofreció en el templo de Salomón”. Entre los tesoros de Alejandro había una manzana de oro y 30 monedas, reunidas como tributo de todo el mundo. Éstas, según la tradición, fueron las “30 piezas de plata” por las que Cristo fue finalmente traicionado.

El segundo rey, Baltazar, era de Saba, donde “crece incienso más que en todos los otros lugares del mundo, y que sale de ciertos árboles a modo de goma”.

Gaspar, el tercer rey, dice este relato que provenía de un misterioso reino llamado Tharsis: “En sus islas la mirra crece más abundantemente que en cualquier otro lugar del mundo, crece como espigas de trigo…”. Según John de Hildesheim, Gaspar era  “el más alto de los tres y un Etíope negro sin ninguna duda.”

El significado de sus regalos es bien conocido en los villancicos, o de este himno traducido del latín de Pruden-tius y que data de la Iglesia temprana:

“Dones sagrados de significado místico: el incienso revela su Dios, el oro que al rey de los reyes proclama, la mirra su sepulcro anuncia”.

Esta es precisamente la interpretación dada por el historiador árabe al-Tabari, escribiendo en el siglo IX, que da como fuente a Wahb ibn Munabbih, nacido alrededor del año 654 dC. Salieron a buscarlo, escribe al-Tabari, llevando oro y mirra e incienso, y en el camino se encontraron con el rey de Siria, Herodes, que les preguntó qué buscaban. Cuando le respondieron dijo:

“¿Cuál es el significado del oro, la mirra y el incienso, que traéis prefiriéndolos a todos los otros regalos?”. Y ellos respondieron: ‘Estos son símbolos de él, porque el oro es el señor del mundo material, y este profeta es el señor de los pueblos de su tiempo; y la mirra se usa para curar heridas y llagas y así Dios, a través de este profeta, sanará a lisiados y enfermos; y el humo del incienso llega al cielo como no hay otro humo, y así este profeta será elevado a Dios en el cielo, como ningún otro profeta de su tiempo será’”.

En el siglo XII, San Bernardo ofreció una interpretación más práctica. Propuso que el oro se le dio a María “para aliviar su pobreza, el incienso contra el hedor del establo … y la mirra … para quitar las alimañas”. Aunque esta versión nunca llegó a ser popular.

A pesar de la inconveniencia que le causa a los teólogos ortodoxos, uno de los títulos de los tres Reyes, “los Magos”, inevitablemente siguió asociado en la mente popular a magos, parsis y adoradores del fuego. Pero Ludolfo de Sajonia, un contemporáneo de Juan de Hildesheim, en su popular Vita Christi, sugirió que había otra razón para usar el término “Magos”.

Los tres reyes paganos fueron llamados ‘magos’ no porque fueran magos, sino por el gran conocimiento de la ciencia de la astrología que poseían. Aquellos a quienes los hebreos llamaban escribas y lo griegos, filósofos y los latinos, hombres sabios, los persas llamaban magos. Y la razón por la que fueron llamados reyes es que en aquellos días era la costumbre que los filósofos y sabios fuesen los gobernantes…

Los historiadores árabes: Yaqut al-Hamawi y al-Mas’udi dan versiones de la leyenda que asocia a los tres Reyes Magos con el culto al fuego. Al-Mas’udi cuenta la historia de la siguiente manera:

En la provincia de Fars te cuentan de un pozo llamado el pozo del fuego, cerca del cual había un templo construido. Cuando nació el Mesías, el rey de Koresh le envió tres mensajeros, el primero de los cuales llevaba una bolsa de incienso, el segundo una bolsa de mirra y el tercero una bolsa de oro. Partieron bajo la guía de la estrella que el rey les había descrito, llegaron a Siria y encontraron al Mesías con María, su madre. Esta historia de los tres mensajeros es contada por los cristianos con diversas exageraciones; también se encuentra en el Evangelio. Así dicen que la Estrella apareció a Koresh en el momento del nacimiento de Cristo; que avanzó cuando los mensajeros avanzaban y se detenía cuando se detenían… Se dice que María dio a los mensajeros del Rey un pan redondo, y que este, después de diferentes aventuras, fue escondió bajo una roca en la provincia de Fars. El pan desapareció bajo tierra, y allí cavaron un pozo, en el cual vieron dos columnas de fuego comenzar a arder en la superficie; en resumen, todos los detalles de la leyenda se encontrarán en nuestros anales.

Según Yaqut al-Hamawi el templo estaba en Sis, o Takht-i-Sulaiman -El Trono de Salomón. Esto es interesante porque en la tradición persa, Zoroastro nació cerca, en Urmiyah, y tan recientemente como 1951 la historia que los Reyes Magos fueron enterrados allí era todavía actual.

Cuando Marco Polo estuvo en Persia, probablemente alrededor de 1271 o 1272, también se le mostró la tumba de los Reyes Magos:

En Persia está la ciudad de Saba, de donde salieron los Tres Reyes Magos y en esta ciudad están enterrados, en tres monumentos muy grandes y hermosos, uno al lado del otro. Y encima de ellos hay un edificio cuadrado, muy bien cuidado. Los cuerpos están todavía enteros, manteniendo pelo y barba… Messer Marco Polo hizo muchas preguntas a la gente de esa ciudad sobre a esos Tres Reyes…

En Saba, le podían contar muy poco, pero más adelante, en “el Castillo de quienes adoraban al fuego”, le contaron una historia muy similar a la de al-Mas’udi; claramente era la versión en boga en el Este. Una vez más, hay un pozo llameante -uno está tentado a pensar en filtraciones de petróleo encendidas en esa parte del mundo- así como también “un mito cristiano muy antiguo de que la estrella descendió en un pozo entre Belén y Jerusalén y todavía se puede ver allí por los piadosos”.

El lugar de las tumbas de los Reyes Magos también es cuestión de mucho debate. Por lo general se concuerda que murieron en el Este -algunos dicen que en la India, donde son asociados con Santo Tomás y su lugar de martirio en Madras. Otros afirman que murieron y fueron enterrados en Hadramaut, donde fueron descubiertos por Santa Elena mientras ella estaba buscando la Verdadera Cruz. Ella trajo los cuerpos a Constantinopla y los volvió a enterrar en Hagia Sofía. Más tarde fueron llevados a Milán y por último, en el siglo XII, fueron transportados a Colonia, donde descansan hasta el día de hoy.

No es de extrañar, con tantas peregrinaciones, que los Reyes Magos se convirtieron en los patrones de los viajeros. En el arte, se representan a menudo ofreciendo sus regalos al bebé Jesús, pero ocasionalmente se representan en sus viajes.

Se representan de esta manera en los Tres Ricos Heures du Due de Berry, quizás el más famoso de todos los manuscritos occidentales, pintados por los hermanos de Limburgo unos meses antes de que los tres murieran en la gran plaga. Los Reyes Magos aparecen a caballo con sus séquitos en un encrucijada de tres caminos -siempre un lugar de misterio- fuera de Jerusalén. Sus suntuosas ropas, sus barbas largas y sus cimitarras relucientes les proclaman reyes del Oriente árabe, y los colores brillantes dan a la pequeña pintura algo de la apariencia de una miniatura persa. Por un momento, la sobria historia cristiana parece reflejarse y mezclarse con los maravillosos cuentos de Las mil y una noches.


Fuente: aramcoworld.com Traducido y editado por Nuevos Musulmanes

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