Reeducación Islámica de Raíz (parte 2): El materialismo científico

Re-educación Islámica de Raíz (parte 2): El materialismo científico

Re-educación Islámica de Raíz (parte 2): El materialismo científico

Autor: Sheij Abdul Haqq Bewley

Este es el segundo artículo de una serie, para leer el primero haz click aquí

La consecuencia inevitable fue el abandono de la visión tradicional de la existencia basada en la Revelación Divina que había perdurado hasta ese entonces y que veía a la existencia como un todo unificado. Ahora era remplazado por una perspectiva en la que la ciencia matemática del mundo y sus fenómenos tenía prioridad sobre todo lo demás. Descartes, que era tan científico como filósofo, lo explicaba de la siguiente manera: “Llegué a percibir que era posible llegar a un conocimiento que sería muy útil en la vida… descubrir una práctica por medio de la cual, y conociendo la fuerza y acción del fuego, el agua, las estrellas, los cielos y todos los demás cuerpos que nos rodean… podríamos llegar a aplicarlo de la misma manera a todos los usos a los que están adaptados para así convertirnos en los señores y poseedores de la naturaleza”. Y Francis Bacon, otro filósofo/científico del siglo XVII, que es más conocido por su declaración de que ‘Dios sólo actúa en la naturaleza a través de causas secundarias’, sintetizaba esta postura diciendo: “En consecuencia, aquellos que deciden no hacer conjeturas ni suposiciones, sino más bien descubrir y saber ─esto es, no inventar fábulas y novelas sobre los mundos sino contemplar y diseccionar la naturaleza de este mundo real─ solo deben consultar las cosas por sí mismos”.

Paso a paso, y de forma inexorable, esto condujo a Principia Mathematica, la obra magna de Isaac Newton en la que formulaba las leyes de la mecánica y la gravedad y que demostró ser la obra fundamental para todo el conjunto de la ciencia moderna. En su obra Newton formulaba lo que llamaba la ley de la gravedad universal y las tres leyes fundamentales de la mecánica; supuso un avance incalculable del conocimiento científico, a pesar de ser un probable deterioro de los ámbitos humano y natural. Ha habido pocas personas que hayan cambiado de tal manera en la gente la percepción del universo en el que viven. Después de Newton, el misterio desapareció del universo. Ahora todo tenía una explicación en términos de fuerzas interactivas, con dependencia mutua, consecuentes consigo mismas en lo interno y sin necesidad de un estímulo externo. Cuando el Profesor E.A. Burtt escribe sobre lo que había sucedido dice:

“El éxito de esta forma de pensar se debió en gran medida a que la gran autoridad de Newton apoyaba sin reservas esta visión del cosmos que veía al ser humano como un insignificante e irrelevante espectador ─(siempre que un ser encerrado en una habitación oscura pueda llamarse de esta manera)─ del enorme sistema matemático cuyos movimientos rutinarios, conforme a los principios mecánicos, constituían ahora el mundo de la naturaleza…

Aquél mundo en el que la gente creía vivir ─un mundo lleno de colores y sonidos, un mundo de armonía premeditada e ideales creativos─ ya solo existía en la imaginación. El mundo real era duro, frío, incoloro, muerto y silencioso; un mundo de cantidades, un mundo de movimientos matemáticamente calculables que sigue una regularidad mecánica… En Newton, la metafísica cartesiana encontraba su expresión más perfecta y acabó por convertirse en la visión del mundo predominante en los tiempos modernos”.

Había nacido la era del materialismo científico.

Podemos preguntarnos qué tiene que ver todo esto con el tema de nuestra conferencia ─la necesidad de una re-educación musulmana─ pero el hecho es que esta visión del mundo propagada por esa tradición filosófica y culminada, como hemos visto, en las obras de Descartes y Newton, se difundió con rapidez y muy pronto se convirtió en parte esencial de la forma en que la gente se veía a sí misma y al mundo en que vivía. Se introdujo en los sistemas educativos de todas las partes del mundo y podemos afirmar, sin exageración alguna, que hoy en día casi todo el mundo está adoctrinado según estos principios desde el momento en el que nace, de forma que ahora hay muy pocos seres humanos, musulmanes incluidos, que no entiendan el mundo de esta manera. El problema para los musulmanes, es que se plantean contradicciones irresolubles entre el entendimiento de la existencia que propone esta visión del mundo y las enseñanzas básicas del Islam. Para empezar tenemos el rígido dualismo ya mencionado, la inequívoca separación entre sujeto y objeto, entre mente y materia, entre percepción interna y mundo exterior. Cuando esto se llega a su conclusión lógica, lleva a una situación en la que la verdadera comprensión del Tawhid, de la unidad esencial de la existencia ─y fundamento absoluto de toda la enseñanza islámica─ se convierte, hablando desde el punto de vista intelectual, en algo imposible de lograr.

Otra forma en la que un entendimiento verdadero del Tawhid se ve socavado por la visión científica del mundo, es por su dependencia rigurosa de la causalidad en su metodología. Bacon fue el que puso la pelota en juego al apartar de forma definitiva a lo Divino de cualquier intervención en el universo físico con su afirmación: “Dios sólo interviene en el mundo a través de causas secundarias”. Esto quedaba patente con la tercera ley del movimiento de Newton: “Para cada acción hay una reacción igual y opuesta”. Esto apartaba a lo Divino de toda implicación en el mundo natural y ha sido la base de todo experimento y descubrimiento científico desde ese entonces. El problema para los musulmanes es que contradice por completo la visión coránica del cómo ocurren las cosas. En muchas aleyas del Libro de Allah se pone de manifiesto  que hay una participación directa de lo Divino en todo lo que sucede en el mundo natural, tal y como enfatizaba Shayj Muhammad ibn al-Habib en sus discursos. Atribuir efectos a sus causas es un shirk oculto ─o dicho con otras palabras, una negación inconsciente del Tawhid─ porque en todo caso no hay más actor que Allah. El efecto acompaña a la causa; no es éste el que la produce. Ambos son creados por Allah en el momento que suceden.

No obstante, tal y como acabo de decir, el materialismo científico ha invadido cada aspecto de la vida y cada rincón de la tierra, y nuestra educación sólo sirve para reforzarlo y formularlo. Los musulmanes han estado sometidos a este proceso de adoctrinamiento, junto con todos los demás, hasta el extremo de poder decir que estamos, en cierto modo, en una situación peor a la de los no-musulmanes porque pensamos que, al tener la declaración del Tawhid en nuestra lenguas, somos, de alguna manera, inmunes a los perniciosos efectos de la visión del mundo científica. Pero en mi experiencia, los musulmanes son tan propensos a verse influidos por sus engaños como los no-musulmanes y, con frecuencia, más aún. Durante los últimos cuarenta años he hablado con muchos musulmanes sobre este tema y, lo que he descubierto, es que casi todos ellos tienen un enfoque completamente Baconiano en lo que respecta a esta cuestión. Para ellos, la ciencia y la religión ocupan esferas diferentes, espacios diferentes en su consciencia.

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