Autor: Sheij Abdul Haqq Bewley
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El rígido dualismo del modelo de Newton ha demostrado ser una falacia científica, y la existencia de una unidad subyacente, tanto al nivel microscópico como macroscópico, ha sido demostrada científicamente como la descripción verdadera del universo en que vivimos. Esto ha abierto una vez más el camino hacia una comprensión auténtica del Tawhid, algo que reconocía el mismo Heisenberg. En una ocasión le preguntaron si creía en un Dios personal y su respuesta fue: “¿Puedo reformular su pregunta? Si lo que me pregunta es si yo, o cualquier otra persona, puede llegar al orden central de las cosas o acontecimientos cuya existencia parece estar más allá de toda duda… yo diría que sí”. Y en esa misma ocasión añadía después: “…debemos esperar que este orden central ilumine de nuevo nuestro camino, quizás de forma bastante insospechada”.
Lo que quedó sellado por Heisenberg en el mundo de las ciencias físicas lo consiguió Heidegger en el ámbito filosófico. La poderosa tradición filosófica occidental, que antes delineábamos desde Platón hasta Kant, siguió manteniéndose con pujanza durante el siglo XIX, pero el siglo XX vio cómo perdía relevancia al desaparecer bajo una ciénaga de abstracciones lingüísticas oscuras y misteriosas. Una excepción fundamental en esta tendencia fue el trabajo de Martin Heidegger; con su publicación de ‘Ser y Tiempo’ cortó con dos mil años de filosofía para reabrir, como él mismo decía, “la cuestión del ser”. Al hacerlo redefinió por completo el entendimiento de lo que significa el ser humano. Tal y como dijo su estudiante más destacado, también filósofo, Hans Georg Gadamer: “Martin Heidegger cambió con un plumazo la consciencia filosófica de la época… la trama brillante de ‘Ser y Tiempo’ significaba en realidad una transformación total del clima intelectual, una transformación que tuvo efectos duraderos en casi todas las ciencias. Su pensamiento ha penetrado en todas partes y actúa desde lo más profundo, con frecuencia sin ser reconocible, pero hoy en día, nada puede pensarse al margen del mismo”.
Debo decir una vez más que no estoy cualificado para tan siquiera presentar un resumen de la filosofía de Heidegger, pero baste decir que con Heidegger, el ser humano ya no está considerado como una mente en un cuerpo físico que contempla un mundo separado de cosas que está en el exterior; ahora es Dasein─que literalmente significa ‘estar ahí─ una fusión compleja de pasado, presente y futuro y el mundo en el que vive. Comparando sus conclusiones con las de su amigo Heisenberg en el mundo subatómico, dijo: “Cuando percibe sus objetivos, la microfísica tiene que aceptar el impacto de los instrumentos con respecto al experimento. Esto significa que la ‘corporalidad-experimentadora’ del ser humano está englobada en la objetividad del descubrimiento científico. Y entonces debemos preguntarnos: ¿Esto sólo se aplica a la investigación científica?… La única forma de verlo es como la superación crítica de la, hasta hora dominante, relación sujeto/objeto… como el carácter fundamental del Dasein humano”. Dicho con otras palabras: los seres humanos ya no pueden ser considerados, en modo alguno, como separados del mundo que los rodea. La dualidad cartesiana es, de hecho, un engaño. Y esto abre, una vez más, el camino hacia una auténtica comprensión intelectual del Tawhid que estaba excluido con la antigua forma de pensar. Esto es algo que se pone de manifiesto cuando Heidegger insiste que el ser humano sólo puede volver a la conciencia mediante la búsqueda del significado del Ser-en-sí, del que dice:
“El Ser-en-sí es lo más vacío y al mismo tiempo es abundancia, y a partir del cual todos los seres ─conocidos y experimentados, o desconocidos y que serán experimentados─ están dotados con la forma específica de su ser individual.
El Ser-en-sí es lo más universal y se encuentra en cada ser, siendo en consecuencia de lo más común: ha perdido toda distinción o jamás ha poseído alguna. Al mismo tiempo, el Ser-en-sí es absolutamente singular, con una exclusividad que no puede ser conseguida por ningún otro ser. Por encima, y en contra de todo ser que pueda sobresalir, hay siempre otro como él; es decir, otro ser sin que importe lo variado de sus formas. Pero el Ser-en-sí no tiene igual.
El Ser-en-sí se revela ante nosotros mediante una variedad de opuestos que no puede ser accidental, ya que un mero listado de los mismos indica su conexión interna. El Ser-en-sí es lo más vacío y al mismo tiempo es abundancia, lo más universal y lo más único, lo más inteligible y lo que más resiste a cualquier concepto, lo que está más en uso pero todavía por venir, lo más fidedigno y lo más insondable, lo más olvidado y lo más recordado, lo más dicho y lo más imposible de expresar”.
Es difícil encontrar una exposición más clara o completa de la Unicidad pura que la contenida en estas líneas.
Es innegable que se han hecho cambios radicales e importantes en los ámbitos científico y filosófico, pero el problema es que sus repercusiones, a pesar de ser manifiestas en todas las áreas de la investigación científica e intelectual más avanzada, no han encontrado todavía el camino hacia el sistema educativo, sin tan siquiera mencionar el haber penetrado en el nivel general de la conciencia. Esto significa que la desacreditada visión del mundo Cartesiana/Newtoniana ─lo que ha llegado a ser conocido como modernismo─ sigue enseñándose como la imagen verdadera de lo que es el ser humano y el mundo en que vivimos, y son aceptada como tal por la gran mayoría de la raza humana.
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