Si amas al Profeta, síguele

El amor por el Profeta se demuestra actuando como el hacía, con magnanimidad, misericordia

El amor por el Profeta se demuestra actuando como el hacía, con magnanimidad, misericordia

Por: Aisha Aijaz

El amor es un sentimiento maravilloso. Incluye a todo aquellos que es hermoso en el mundo. Toda relación o acción se vuelve más fuerte y más duradera cuando le añadimos un elemento de amor y preocupación. Empezando con el primer amor que sentimos cuando éramos niños hacia nuestra madre hasta elegir una persona con la que pasar el resto de la vida, el amor es lo que hace que merezca la pena vivir la vida. Y, como todo cosa preciosa en este mundo, este tesoro que no tiene precio necesita cuidado para que pueda florecer.

Cuando amas a alguien lo tiene siempre en tu mente y se convierte en la fuerza que te impulsa en tu vida. Amas seguirles, copiarles, hacer cualquier cosa para complacerles y evitar lo que les disgusta. Compartes tus problemas con ellos y les pides su consejo. Su nombre te tranquiliza y su compañía es lo más preciado del día. Nunca ignoras sus mensajes o los dejas sin leer. El mundo te ve cambiar cuando este sentimiento te sobrepasa, independientemente de que el objeto de este amor sea una persona, una misión, una carrera o incluso una mascota. El amor cambia tus prioridades y esto se nota en tus sentimientos, palabras y acciones.

Todos amamos al Profeta Muhammad, que la paz sea con él, cuya magnánimo carácter es reconocido por pensadores y eruditos musulmanes y no-musulmanes. Un amigo cercano y una guía para sus compañeros, un marido justo y amante, una benigna sombra para su hija, un líder ejemplar para la ummah, un político intachable y reformista que transformó a una gente ruda en la grupo de gente más disciplinado y misericordioso en la historia.

Su mensaje, que empieza declarando la unidad de Allah, exaltado sea, ofrece la respuestas para todos los problemas a los que nos enfrentamos hoy. Pero ¿cuántos de nosotros hemos estudiado realmente el mensaje que trajo? ¿conocemos realmente este mensaje? La forma de vida que nos transmitió basada en el Corán aún permanece intacta en su forma original, esperando que nos acerquemos a ella. ¿Cuántos de nosotros nos volvemos a consultar esta forma de vida, que puso en práctica el mejor de la creación, ya sea en asuntos de éxito o tristeza?

Vemos que el Profeta nunca dijo una mentira, engañando a una persona o animal o rompiendo una promesa o pacto. Perdonó y pidió por la gente de Taif que le tiraron piedras. Rechazó la injusticia social y cualquier tipo de supremacía racial como dijo en su último discurso:

“Un árabe no tiene superioridad sobre un no-árabe y un no-árabe no tiene superioridad sobre un árabe. Un blanco no tiene superioridad sobre uno de color negro ni una persona de color negro sobre un blanco; excepto en el buen carácter y la buena acción”.

Estableció los mejores modelos de comportamiento y nos advirtió de que generaciones pasadas fueron destruidas por que castigaban solo a los pobres y a los débiles por cometer crímenes. No enseñó a tener siempre el mejor comportamiento y a tener un buen ajlaaq (comportamiento) con nuestros vecinos (musulmanes o no) tanto que un día dijo que creía que incluso pensó que tendría derecho a una parte de la herencia (dado el énfasis que Allah, exaltado sea) ponía sobre ello. Pedía constantemente que Allah nos perdonara y no urgía a mantenernos unidos y no separarnos debido a la lengua, religión o posición social.

“Sabed que todo musulmán es un hermano para otro musulmán y que todos los musulmanes comparten la hermandad. Nada será legítimamente a un musulmán si esto pertenece a otro musulmán a menos que fuese dado de forma libre. Por lo tanto no cometáis injusticia contra vosotros mismos”.

Las minorías no musulmanas estaban en paz bajo su gobierno. La justicia se impartía independientemente de la creencia o el status. Elevó la situación de la mujer desde una en la que se enterraba viva a las hijas a una en la que eran ayudarlas y servirlas era una garantía de recompensa de Allah, ya fuese por servir a nuestra madre, cuidar de tu esposa o criar a tus hijas con amor. Trajo un mensaje que ponía la recompensa en dar sadaqa y gastar de lo que más amamos, en darle una casa a un huérfano y en ayudar a una viuda a seguir adelante.

Nadie tiene el derecho de cuestionar al amor por el Profeta de otros pero todos necesitamos examinarnos a nosotros mismos. Cuando decimos ser sus seguidores, automáticamente no hace ser sus embajadores y representantes en cualquier rol o responsabilidad que tengamos. ¿Consultamos entonces el comportamiento del Profeta antes las diferentes situaciones de la vida?

Sigamos al Profeta para demostrar que le amamos. Honrémosle cada día. Iluminemos nuestros corazones con la llama de su mensaje como iluminamos las calles en su nacimiento. Grabemos esas preciosas historias de su vida, las cuales memorizamos y contamos, en nuestras acciones. Repasemos si nuestras acciones concuerdan con nuestras pretensiones de amor hacia él. En seguirle a él se encuentra el secreto del amor de Allah.

“Di [Muhammad]: ‘Si amáis a Allah seguidme. Allah os amará y perdonará vuestras faltas.  Allah es perdonador y compasivo”. (Quran 3:31)


Traducido con algunas modificaciones editoriales por la redacción de New Muslims desde: http://www.virtualmosque.com/islam-studies/prophet-muhammad/love-the-prophet-follow-him/

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