Por: Shaij Ahmed Bermejo
Nos encontramos en los diez últimos días y noches de Ramadán, el último tercio, el tercio de la Liberación del Fuego. Probablemente estos sean los días mas importantes del mes de Ramadán, los días de mayor báraka y bendición; aunque tengo que confesar que estos días me cuestan especialmente y que casi voy con la cuenta atrás contando los días que faltan, pero bueno, siempre me consuelo a mi mismo diciéndome que es que el liberarse del Fuego es algo duro y difícil.
Los diez últimos días, con sus diez últimas noches, unas noches entre la que hay una que es mejor que mil meses, una noche especial, una noche que le fue entregada al Mensajero de Allah para su Ummah, y que al conocer la razón de ello, no podemos dejar de admirar y de agradecer una vez mas al Profeta, salla allahu alaihi wa sallam, todo lo que hizo por nosotros. Es la Noche del Decreto.
Y es que se ha transmitido que cuando el Mensajero de Allah fue consciente de la gran longevidad de las comunidades anteriores, se afligió al ver que su gente no viviría lo mismo que ellos y que entonces no podrían hacer el mismo número de buenas acciones y que por consiguiente su cuenta de hasanat sería inferior, pues serían incapaces de competir con los que les precedieron.
Esto fue algo muy duro para el Mensajero, que siempre quería lo mejor para nosotros, que siempre estaba empeñado en nosotros, que todo lo que hacía lo hacía por nosotros, y entonces, por nosotros, le pidió a Allah que compensara esto de alguna manera. Y entonces Allah, subahanahu wa ta’ala, para consolar el corazón compungido del Mensajero, le dio a él y a toda su Ummah, a todos nosotros, una noche que es mejor que mil meses.
Una noche que es mejor que mil meses, una noche en la que podemos obtener una recompensa equivalente a la que obtendríamos en 83 años, en toda una vida, y todo ello por el favor del Mensajero de Allah, todo ello por la inmensa preocupación del Mensajero de Allah en nosotros, todo ello por el empeño del Mensajero de Allah en nosotros.
Una noche que no sabemos cuál es; pero… no sabemos cuál es… cómo es eso posible… una noche que es mejor que mil meses y desconocemos cuál es exactamente… ¡Cómo nos cuesta entender esto a nuestras mentes cerradas! Pero es así, no sabemos cuál es, no podemos fijarla con exactitud, aunque por las transmisiones fidedignas que nos han llegado, decimos que está en las diez últimas noches, con mayor posibilidad en las impares y con mayor posibilidad aún en las últimas de las impares.
Pero no lo fijamos, no lo sabemos y esto, a pesar de que haya gente que lo considere como un engorro y algo incomprensible, realmente no lo es, todo lo contrario, es un estímulo, es una oportunidad, es una forma de elevar nuestro anhelo, de renovar nuestra intención, de que nos esforcemos por alcanzarla, de la que busquemos con esperanza en estas últimas noches. Ya que… sed sinceros, si supiéramos cuál es con exactitud, nos centraríamos en ella y dejaríamos el resto verdad?
Pues para que esto no ocurra, para que no caigamos en esa desidia tan propia de los seres humanos, ni Allah ni Su Mensajero la han fijado para nosotros, si no va cambiando, no es la misma cada año. De hecho, hay ‘ulamas que opinan que puede ser cualquier noche del año, para que en todas las noches del año, nos volvamos a nuestro Señor y busquemos Su Perdón y Su Complacencia.
En esta noche que es mejor que mil meses, que encierra numerosas bendiciones, que es una muestra del amor del Mensajero de Allah hacia todos y cada uno de nosotros, que es una muestra de la Misericordia de Allah hacia nosotros, si lo encontramos, si Allah nos da el favor de vivirla y de reconocerla, ¿qué debemos hacer?.
Esta misma pregunta se la hizo la Madre de los Creyentes, ‘Aisha, que Allah esté complacido con ella, al Mensajero de Allah, y éste le respondiendo diciendo: “Di: Oh Allah tu eres indulgente, amas la indulgencia, se indulgente conmigo”. “Allahumma inna ‘afuwwun, tuhibbul ‘afwa, fa’fu ‘anni”.
Este es el dua’ para esta noche y no lo paséis por alto, hacedlo con abundancia en estas noches, pero me gustaría que reflexionarais sobre él un instante, pues, a mi modo de ver, es una muestra de la esencia mas pura de Allah y de la cortesía con la que nos debemos dirigir a Él: Oh Allah tu eres indulgente, eres perdonador, y amas la indulgencia, amas el perdón, amas ver que tus siervos son capaces de ser ellos mismos indulgente y perdonar y por ello, como no hay nadie que pueda perdonar mis faltas mas que tu, como no hay nadie que pueda tener mas indulgencia hacia mi que tu, te pido, desde lo mas profundo y sincero de mi corazón, que seas indulgente conmigo, que me perdones y me cubras con tu complacencia.
Podemos obtener muchas cosas en esta noche, miles de bendiciones y recompensas, la adoración que hagamos en ella será como la que hagamos en mil meses, oración, sadaqa, generosidad, recitación del Corán, buenas obras, todo ello lo podemos hacer, todo ello lo multiplicaremos, pero siendo todas estas cosas de incalculable valor como lo son, se pueden comparar acaso al Perdón y la Indulgencia de Allah, que será lo que, con Su permiso, nos abrirá las puertas del Jardín?
No puedo daros mejor consejo que este, esforzaos en estas noches y repetid en ellas constantemente este dua’:
“Oh Allah tu eres indulgente, amas la indulgencia, se indulgente conmigo”. “Allahumma inna ‘afuwwun, tuhibbul ‘afwa, fa’fu ‘anni”.
Y en estos días bendecidos de este mes bendecido, con sinceridad y cortesía, con confianza y esperanza, con necesidad y anhelo, nos dirigimos a ti oh Señor y te pedimos: “Oh Allah tu eres indulgente, amas la indulgencia, se indulgente con nosotros”.
Fuente: http://ahmedbermejo.com/