Por: Shaij Ahmed Bermejo
Está llamando a nuestras puertas un invitado, un invitado que se quedará con nosotros durante los próximos 29 o 30 días, un invitado al que esperamos con anhelo, pero cuya estancia puede en ocasiones ser pesada para nosotros, un invitado que exigirá cambiar nuestros hábitos y horarios, que exigirá que renunciemos a cosas que queremos, y renunciaremos de mejor o de peor grado, pero lo haremos, porque es parte de los derechos que el noble invitado tiene sobre nosotros.
Y es así con todos los invitados, cuando vienen a nuestra casa los atendemos, les damos las mejores porciones de comida, nos esforzamos para darles lo mejor, si esto lo hacemos con todos los invitados, cómo no íbamos a hacerlo con el invitado que proviene de Allah y que no es otro que el noble mes de Ramadán.
Es un invitado que por la dificultad que encierra el tratarle como es debido, nos entrega numerosas bendiciones; es un invitado que trae consigo Misericordia, Perdón y Liberación del Fuego, es un invitado que trae consigo luz y baraka, es un invitado que trae contención y paciencia y es un invitado que te enseña a controlarte y a pararte ante tus pasiones, deseos y apetitos.
Y es que un año mas, Allah nos ha favorecido con la llegada del mes de Ramadán; siempre al acabar el Ramadán del año anterior pienso dónde estaré el siguiente, dónde me llevará Allah, me dará la oportunidad de recibir al noble invitado o no estará escrito eso para mi; alhamdulillah, parece que un año mas si estaba escrito.
Para algunos es el primer año, para otros será el último, tanto para los unos como para los otros, como para los que repiten, no puedo hacer mas que pedir a Allah que ponga sinceridad en sus corazones, en nuestros corazones, y nos de la fuerza y confianza necesaria para cumplir con nuestro invitado.
El mes de Ramadán, qué especial es el mes de Ramadán. En él se da la situación de que entre nosotros algunos lo esperan con anhelo y otros lo temen con aprensión, pero al final, tanto los unos como los otros, con menor o mayor dificultad, con menor o mayor disfrute, acabamos cumpliendo con él, acabamos cumpliendo con los derechos que este invitado tiene sobre nosotros.
Y este es uno de los aspectos que mayor satisfacción me produce, el ver cómo millones de personas en el oriente y occidente de la tierra, hombre y mujeres, ancianos y niños incluso, algunos de mejor grado y otros de peor, pero todos al final, abren sus puertas al invitado y cumplen con su obligación como anfitriones.
Este es para mi un motivo de gran orgullo, me invade un sentimiento real de orgullo de ver como tantos musulmanes, algunos pasando verdaderas dificultades para hacerlo, se ponen en pie y se esfuerzan en cumplir con sus obligaciones como anfitriones. Gente de todas las condiciones, gente que incluso el resto del año se olvida mucho de Allah y de Sus mandatos, cuando el invitado llama a la puerta, se aprestan raudos a recibirle y a agasajarle.
Pero por encima de todas las cosas e independientemente de si se empieza un día u otro, siguiendo a la luna o siguiendo a Saudia, lo que realmente representa para mi Ramadán es un motivo de esperanza, esperanza en los musulmanes, esperanza en la Ummah de Muhammad, esperanza en el futuro, ya que aquí estamos un año mas, cada uno con nuestros asuntos, con nuestros intereses, en el lugar de la tierra en el que nos encontremos; pero cuando este invitado llama a la puerta, con mejor o peor disposición, nos ponemos nuestras mejores galas y con una sonrisa y un brillo especial en nuestros ojos, abrimos la puerta para recibirle. ¿Acaso no es este un motivo de orgullo, de alegría y de esperanza?. Por Allah que lo es y por Allah, que este es uno de los grandes regalos de Ramdán.
Oh Allah te pido que nos des la capacidad de honrar a tu invitado en este noble mes y te pido oh Allah, por encima de todas las cosas, que nos hagas hacerlo con sinceridad única y exclusivamente por ti y que por ello nos recompenses. Amin