Autor: Yalal al-Din Rumi
El discípulo que imitaba ciegamente a su Shaikh
Un joven ignorante entro en una asamblea de personas que escuchaban el discurso de un santo Shaikh. Vio al Shaikh llorando copiosamente, y en mesa imitación ciega e insensata copió la conducta del Shaikh y lloró tan copiosamente como él, aunque no entendió una sola palabra del discurso. De hecho, se comportó como un hombre sordo que ve algunas personas a su alrededor riendo, y se ríe como galantería, aunque no conoce la razón de su alegría, y precisa que alguien se lo explique antes de que vuelva a reír con percepción real de la broma. Después de haber llorado de esta ignorante manera durante algún tiempo, él hizo debida obediencia al Shaikh, y se marcho. Pero uno de los verdaderos discípulos del Shaikh, estando celoso por el honor de su maestro, le siguió y así se dirigió a él,
“yo te suplico por Allah que no vayas y digas: “Yo vi al Shaikh llorando y también llore como el.” Tu llanto ignorante y meramente imitador es totalmente distinto al llanto de ese santo sagrado. Un llanto como el suyo solo es posible para uno que, como él, ha emprendido la guerra espiritual durante treinta años. Su llanto no está causado por los dolores mundanos, sino por las profundas inquietudes del espíritu. Tú no puedes percibir por la razón o los sentidos los misterios espirituales que están abiertos y son evidentes a su iluminada visión, más que la oscuridad puede contemplar la luz. Su respiración es como la de ‘Isa, y no como los meros suspiros humanos provocados por las tristezas mundanas. Sus lágrimas y sus sonrisas y sus palabras no son suyas, sino que proceden de Allah, necios como tu son ignorantes del motivo y la intención de las acciones de los santos, y por ello solo se hacen daño si tratan de imitarles, sin entender su significado”
Para ilustrar esto se cuenta una curiosa historia de una estúpida señora que copió un truco de su inteligente esclava, sin entender el modus operandi, y al hacerlo causó su propia muerte. De igual manera a los loros se les enseña a hablar sin entender las palabras. El método es colocar un espejo entre el loro y el amaestrador. El amaestrador, oculto tras el espejo pronuncia las palabras y el loro, viendo su propio reflejo en el espejo, piensa que otro loro está hablando, e imita todo lo que el amaestrador a dicho tras el espejo. Así Allah usa a los profetas y santos como espejos con los que instruir a los hombres, estando El siempre oculto tras estos espejos, es decir, los cuerpos de estos santos y profetas, y los hombres, cuando oyen las palabras de estos espejos, ignoran totalmente que en realidad les está hablando la “Razón Universal” o la “Palabra de Dios” tras los espejos de los santos.
fuente: Extracto de un capítulo del libro El Masnavi, las enseñanzas de RUMI.