El Hajj, por Sheykh Abdalqadir al Jilani

Autor: Extracto de un texto de Sheykh Abdalqadir al Jilani

Peregrino haciendo du`aa´ en Arafat

Peregrino haciendo du`aa´ en Arafat

La peregrinación, de acuerdo con los preceptos religiosos, es hacer una visita a la Ka’aba, en la ciudad de Meca. Hay requerimientos concretos para esta peregrinación: vestir la ropa del peregrino –dos piezas de tela blanca sin costuras,  que representan el haber dejado atrás todas las ataduras mundanas; al llegar a Meca uno debe estar en estado purificación mayor (ghusl); se deben completar siete circunvalaciones alrededor de la Ka’aba – un signo de completo de entrega; recorrer siete veces el espacio entre Safa y Marwa; ir a la llanura de Arafat y estar allí esperando hasta la puesta de sol; pasar la noche en Muzdafila; hacer el sacrificio en Mina; hacer otras siete circunvalaciones alrededor de la Ka’aba; beber del agua de Zamzam; y hacer dos Rak’ahs en el lugar donde estuvo el Profeta Abraham cerca de la Ka’aba.

Cuando todos estos requerimientos han sido realizados, la peregrinación está completa y su recompensa garantizada, y si algo falta en este ritual la recompensa será cancelada. Allah, el más elevado, dijo: “Y completa el peregrinaje y la visita para Allah” (Sura Baqara, 2:196). Cuando esto ha sido completado, muchas de las conexiones con el mundo que eran ilegítimas durante el ritual se vuelven permitidas de nuevo. En estado normal (se refiere a no estar en ihram) se realiza la ultima circunvalación; y se retorna a la vida normal.

El premio para el peregrino está anunciado por Allah:

“Y todo aquel que entre está a salvo, y el Peregrinaje a la Casa es una obligación que los hombres deben a Allah, todo aquel que pueda encontrar forma para ir” (Sura de la Familia de Imram, 3:96).

Todo aquel que pueda realizar el Peregrinaje encontrará salvación del fuego del Infierno. Esta es su recompensa. El Peregrinaje interno necesita un gran esfuerzo de preparación y reunión de provisiones antes de iniciar el viaje. La primera cosa es encontrar un guía, un maestro, alguien a quien se le tenga amor y respeto, alguien de quien uno depende y a quien uno obedece. Él es quien va a proveer al peregrino con las provisiones que necesita.

Entonces cada uno debe preparar su corazón. Para despertarlo se recita la sagrada frase La ilaha illa Llah –“no hay más Dios que Allah”– y se recuerda a Allah con la contemplación del significado esta frase. Con el corazón despierto, esto revive. Esto también hace recordar a Allah hasta que el ser interior ha sido purificado y limpiado por completo de todo excepto Él.

Después de la purificación interior, uno debe recitar los nombres de Allah, los cuales encenderán la luz de la belleza y la gracia de Allah. Es en esta luz en la cual uno espera poder ver la Ka’aba de la esencia secreta. Allah ordenó a Sus profetas Abraham e Ismael realizar esta purificación diciendo:

“No asocieis nada con Migo, purifica Mi casa para los que dan vueltas alrededor de ella y los que rezan en pie, inclinados y postrados” (Sura de la Preregrinación, 22:26).

En efecto la Ka’aba material en la ciudad de Meca se mantiene limpia para los peregrinos. ¡Cuan limpia debe mantener uno la Ka’aba interior con la contemplación de la Verdad!

Después de estos preparativos los peregrinos internos deben abandonarse a si mismos en la Luz del espíritu sagrado, transformando su contenido material en la esencia interior, y circunvalar la Ka’aba del corazón, imperturbable recitando el segundo divino Nombre –Allah, el nombre propio de Dios. Se mueve en círculos porque el camino de la esencia que no es rectilíneo sino circular. Su final es su comienzo. Entonces se dirige al Arafat del Corazón, el lugar interno de suplicación, ese lugar donde uno espera saber el secreto de “No hay dios sino Él, El cual es Uno sin asociados”. Allí se mantiene recitando el tercer Nombre, Hu – no solo, pero con Él, porque Allah dijo: “Y Él esta contigo allá donde estés” (Sura de Hiero, 57:4). Entonces se recita el cuarto nombre –Haqq, la Verdad, el nombre de la luz de la Esencia de Allah- y el quinto nombre, Hayy – el viviente divino, eterno, del cual derivan las vidas temporales. Entonces él se reúne con el Nombre del Siempre-viviente con el sexto nombre –Qayyum, El Auto-existente de quién proviene toda existencia. Esto le trae al Muzdafila del centro del Corazón.

En ese momento es llevado a la Mina de los secretos sagrados, la esencia, donde recita el séptimo Nombre –Qahhar , Aquél que conduce todo, el Todo-Encauzador. Con el poder de este Nombre el ser y el egoísmo son sacrificados. Los velos de la incredulidad vuelan y las puertas al vuelo libre se abren.

Entonces la cabeza del espíritu sagrado es cortada de todos sus atributos materiales.

Recitando el Octavo Divino Nombre, wahhab – El Dador de Todo, sin límites, sin condiciones- entra en el área sagrada de la Esencia. Aquí recita el noveno nombre, Wahid –Allah Aquel que no tiene igual, ninguno como Él. Entonces empieza a ver la manifestación del atributo de Allah Samad, la Fuente. Él ve el principio de un exuberante tesoro. Es una visión sin forma o materia, indescriptible.

Entonces la ultima circunvalación comienza: siete vueltas en las cuales él recita los siete últimos Nombres y añade el decimoprimer Nombre, Ahad- El único, el Solo Uno. Entonces el peregrino bebe de la mano de la intimidad de Allah. “Y su Señor les dará de beber una bebida puraf” (Sura del Hombre, 76:21). La copa en la que esta bebida es servida es ofrecida por el duodécimo Nombre Divino, Samad- La Fuente, el Satisfactor de todas las necesidades, el Solo Recurso.

Al beber de esta Fuente uno ve todos los velos descorrerse del rostro eterno. Uno mira Lo mira con la luz viniendo desde Él. Ese mundo no tiene parecido, no tiene figura, no tiene forma. Es indescriptible, insociable, este mundo “que ningunos ojos han visto, ningunos oídos han escuchado su descripción, que ningún corazón humano recuerda”. Las palabras de Allah no son escuchadas por el sonido ni vistas como una palabra escrita. El deleite que ningún corazón humano puede probar es el deleite de ver la Verdad de Allah el Más Alto, y oírle hablar.

Después de la Peregrinación todo lo malo se convierte en bueno. Durante el Peregrinaje todo lo que no es legal es transformado en cosas permitidas, y todo esto es con la nueva unidad obtenida, que es continua. Allah dijo:

“Excepto quien se vuelva atrás, crea y obre rectamente, a esos Allah les sustituirá sus malas acciones por buenas”. (Sura del Discernimiento, 25:70).

Entonces el peregrino será liberado de todo temor y pena. Allah dijo: “¿No es cierto qué los amigos de Allah no tendrán que temer ni se entristecerán?” (Sura de Yunus, 10:62). Finalmente la última vuelta es realizada con la recitación de todos los Nombres Divinos.

Entonces el peregrino retorna a casa, a la casa de su origen, esa tierra sagrada  donde Allah creó al hombre en su mejor y más bella forma. En la vuelta él recita el duodécimo nombre, Samad, la Fuente, el tesoro de donde todas las necesidades del mundo son satisfechas. Este es el mundo de la Proximidad a Allah, es donde se encuentra el peregrino interno, y este es al lugar al que éste retorna.

Esto es todo lo que puede ser explicado, todo lo que la lengua puede decir y la mente comprender. Mas allá de aquí no se pueden dar noticias, porque más allá es imperceptible, inconcebible, indescriptible. Como el Profeta (saws) dijo: “Hay un conocimiento que permanece como un tesoro enterrado. Nadie lo puede conocer y nadie lo puede encontrar excepto aquellos a los que les ha sido dado el conocimiento divino”. Pero cuando ellos oyen de la existencia de tal conocimiento, ellos sinceramente no lo niegan.

El hombre de conocimiento ordinario tiene lo que puede recoger de la superficie. El que posee la sabiduría divina lo dibuja de las profundidades. El conocimiento del sabio es el verdadero secreto de Allah el Más Alto. Nadie sabe lo que Él sabe excepto Él mismo. Allah dice:

“Y no abarcan de Su conocimiento que no sea lo que Él quiere. El escabel de Su Trono abarca los Cielos y la Tierra y no le causa fatiga mantenerlos”(Sura de la Vaca, 2:255).

Aquellos bendecidos sobre los que Él deja Su conocimiento son Sus Profetas Sus Amados quienes se esfuerzan para llegar a estar cercanos a Él.

“El conoce los secreto y aún más que eso.
Allah, no hay dios sino Él, Suyos son los Nombres más hermosos” (Sura Ta, Ha, 20:7-8).

Y Allah es el que mejor sabe.

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